Siempre he sido un gran defensor de los accesos anticipados. En ellos veo la oportunidad de que un desarrollador pueda seguir trabajando sin hipotecar su futuro a la suerte del lanzamiento y, por lo general, me gusta ver cómo un juego pasa de 50 a 100 con el paso de los meses. Pero sería mucho más fácil recomendar este tipo de apoyos si juegos como Tech Corp no echasen por tierra el concepto.
Planteado como una evolución del concepto Game Dev Story y los genios de Kairosoft, la idea detrás de Tech Corp es la de seguir los pasos del popular juego de gestión intentando ir un poco más allá. ¿Para qué quedarse en el mundo del videojuego si también puedes abrazar el del software y el hardware? Algo así como un simulador de start-up de Silicon Valley.
De picar código a manufacturar hardware
La idea no sólo es buena, también goza de un acercamiento a la realidad del desarrollo bastante fiel. El aceptar contratos, el aprender de ellos, la necesidad de descanso y desconexión, la figura del manager que gestiona todos esos procesos, el salto a la fabricación de piezas de hardware… Todo lo necesario para convertirse en un pozo de horas que a base de evolución y profundidad, consiga engancharnos durante semanas hasta exprimir todas sus opciones.
Los automatismos de las fábricas y los desarrollos son, a su vez, una forma de seguir investigando hacia dónde te dirige todo sin preocuparnos de tener que estar a veinte cosas a la vez. Así, si quieres echar un rato diseñando tu oficina con mil y una cucamonadas podrás hacerlo sin miedo a que tu producción se detenga.
¿Dónde está entonces el problema? En la calidad que atesora el juego ya desde su salida y las respuestas del equipo de desarrollo a la comunidad. En pleno proceso de desarrollo parece injusto saltar al cuello de los usuarios afirmando que han hecho lo que les pedían pero no le ven ningún sentido. Al fin y al cabo son esos mismos usuarios los que están manteniendo que el juego pueda seguir adelante.
A los habituales y comprensibles bugs se le suman serios problemas de interfaz, convirtiendo con ello lo simple en retorcido y lo complejo en un sindios del que es complicado salir. Todo apunta a ser uno de esos proyectos que quiere crecer demasiado desde el principio y lo hace sin control alguno, dejando así tareas importantes en meros detalles para saltar lo antes posible a lo siguiente.
Un acceso anticipado con mucho por hacer
Siempre he creído que los juegos de gestión son una de las tareas más complejas a las que se puede enfrentar un desarrollador. El ritmo de la progresión, la guía sin que eso suponga llevarte de la mano, los números detrás de algo que debe ser a la vez desafiante y divertido. Son un tipo de títulos con unas tripas tremendamente complejas que sólo salen a relucir cuando las cosas van mal.
Habiendo vivido la evolución de otros juegos similares en acceso anticipado parece lógico apreciar que la clave está en que el que mucho abarca poco aprieta, y ese es precisamente el caso de Tech Corp. Salta de los contratos de software al desarrollo propio en menos de lo que canta un gallo y, antes de que te des cuenta, ya estás metido en una fábrica que, con suerte, consigues poner en marcha a la primera.
El perder el progreso de una partida por el mero hecho de cruzarte con un bug que lo frena todo y no permite avanzar es desalentador. Se entiende que surjan problemas, al fin y al cabo no engañan a nadie con el acceso anticipado, pero hay una gran diferencia entre acercarse a algo en desarrollo y algo por hacer.
Puede que Tech Corp acabe convirtiéndose en el juego bonito, divertido,y original bonito que promete ser, pero cruzarte con él a día de hoy invita poco a la esperanza. Su estudio tiene muchísimo trabajo por delante y utilizar al usuario como tester y diseñador no debería entrar en los planes de un acceso anticipado.
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