Cuando se puso a la venta Stranger Things 3: The Game el pasado 4 de julio, coincidiendo con el estreno de la tercera temporada, quise comprarlo, pero su precio me echó para atrás (en PS4 hubo un error de lanzamiento, al situarse en 29,99 euros, para más inri; en el resto de sistemas se situó entre 16,79 y 19,99 euros) y no tenía pinta de ser buen juego, sino uno del montón.
De ahí que ahora, al estar gratis con Twitch Prime, tuviese la oportunidad perfecta para saciar mi curiosidad y comprobar de primera mano si se trataba de un juego que quería aprovechar únicamente el tirón de una de las series de moda.
Cosas Extrañas 3: El Videojuego
Parece que últimamente hay una ley no escrita en la que cualquier adaptación de una serie o película de turno a cargo de un estudio humilde se tiene que realizar con gráficos pixelados. Esto, lejos de ser un problema (en lo personal, me encanta), puede ser un arma de doble filo si no se hace bien, aparte de ser disuasorio para cierto sector del público.
Con The Mummy Demastered fue una completa gozada; con Stranger Things 3: The Game el parecido con ciertos personajes es totalmente anecdótico y su universo isométrico peca de falta de detalles y patrones repetitivos. Patrones que se extienden a las misiones de recadero tan típicas de las aventuras más sosas.
Uno de sus escasos puntos a favor es contar con el universo de la serie de los hermanos Duffer, con una buena plantilla de protagonistas a desbloquear, cada uno con sus propios ataques y habilidades, los cuáles nos permiten acceder a distintas partes de toda Hawkins.
A esto hay que sumarle que llevamos en todo momento a dos personas, que podemos intercambiar a placer; y luego los que se van incorporando después, sustituyéndolos por los que están. Un modo ligeramente parecido al de Crossing Souls, por ejemplo, donde cambiábamos en caliente.
Un subproducto de la serie Stranger Things
El problema de Stranger Things 3: The Game es que falla a la hora de narrar su historia, de un modo excesivamente atropellado y con pinceladas de la tercera temporada. Hay escenas que se aceleran u omiten, lo que no juega a su favor con esa estética pixelada carente de emociones, en comparación a otros indies que sí supieron cuidar de manera exquisita ese aspecto, como Celeste. Aquí todo es demasiado primitivo.
Me ha sorprendido, a su vez, descubrir ese espíritu vandálico para los protagonistas al poder destruir con todo tipo de golpes y ataques buena parte del entorno, desde comida hasta armarios, setos, lavadoras y un largo etcétera. Es más, se nos insta a que lo hagamos en busca de dinero y objetos con los que podremos fabricar cosas después.
¿Y qué hay de los combates? Lo esperado, también. Tampoco destaca en este apartado al hacer uso de manera tímida de un amago de Quick-Time Events dentro de un juego con alma de beat 'em up. Rehúye del machacabotones y nos obliga en cierto modo a controlar la pulsación de cada ataque para que sea efectivo. Al menos la ayuda del compañero, con comandos básicos de ataque o movimiento, resulta útil.
En definitiva, una licencia que no se ha aprovechado debidamente y que quiso sacar tajada, de manera errónea, del estreno de la tercera temporada de la serie. Por suerte su banda sonora está intacta y ahora el videojuego es gratis, aunque esto último vaya a ser temporal durante tan solo un mes.
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