Un padre con la foto de sus hijos, un musculitos con su camiseta apretada, un dominguero con su coche impoluto, Nintendo con ‘Donkey Kong Country: Tropical Freeze’. Si tienes algo que crees fantástico o reseñable, es normal que quieras enseñárselo a cuanta más gente mejor, y aunque en los casos anteriores alguna decisión puede tomarse a mofa, la de la gran N no admite quejas.
‘Donkey Kong Country: Tropical Freeze’ es un juego soberbio que, por haber salido en Wii U, no ha recibido toda la atención que merecía. Es algo que, esperemos, cambie con su llegada a Switch. Una reedición con apenas unos cambios aquí y allá que, sin embargo, suma justo lo que necesitaba un juego que ya era imprescindible antes de esas mejoras.
El mejor plataformas de scroll de la historia
‘Donkey Kong Country: Tropical Freeze’ es, compartiendo puesto con ‘Super Mario 3D World’, el mejor juego de plataformas que he probado jamás. Lo es desde una óptica muy distinta, eso sí. Comparten género, pero poco más, y mientras que el objetivo de Mario es ser más accesible, el del gorila es intentar ponerte contra las cuerdas una y otra vez.
Es un juego desafiante, que no difícil, pero también ofrece dos caras muy claras en lo que a reto se refiere. Jugar a ‘Donkey Kong Country: Tropical Freeze’ con el objetivo de llegar del principio al final es una cosa. Intentar hacerlo completándolo al 100% es algo completamente distinto.
Pese a ello, el hecho de jugarlo sin tener en cuenta las letras de KONG o los puzles no lo hacía un paseo. Seguía demandando una habilidad muy alejada de lo que los jugadores principiantes pueden llegar a ofrecer, y es ahí donde entra la incursión de Funky Kong en la versión de Nintendo Switch.
Con el nuevo personaje juegas con seis vidas en vez de tres, la posibilidad de hacer saltos dobles, de mantenerte planeando en el aire, rodar durante más tiempo, hacer el torpedo bajo el agua de forma infinita e incluso caer sobre los pinchos sin hacerte ningún rasguño gracias a su tabla de surf. Es la versión para niños (o jugadores sin experiencia) de un juego que se había olvidado de ellos.
Más fácil, pero sin perder su desafiante esencia
Sin embargo, mi mayor miedo con esa incursión era que se hubiesen cargado la esencia del juego. Aquello que hacía de ‘Donkey Kong Tropical Freeze’ un juego especial. Es por eso que mi primera incursión la he hecho con Funky y con un crío de siete años al lado, lo que me ha ayudado a comprender que no hay nada que temer con el cambio.
La razón es muy simple, ‘Donkey Kong Country: Tropical Freeze’ nunca ha sido un paseo, y la entrada en escena de Funky Kong no cambia eso en absoluto. Incluso con un buen puñado de vidas y varias habilidades que facilitan la tarea, sigue siendo un juego desafiante. Se carga la posible frustración de tener que repetir la pantalla de principio a fin demasiado rápido, así como la de no saber medir los ataques o saltos como es debido, pero el reto sigue estando ahí esperando a ser superado.
Y me parece un logro tremendo, dicho sea de paso. Dar al jugador tantísimas facilidades y, pese a ello, mantener cierto nivel de atención y habilidad, me parece un logro tremendo. No ya por lo que pueda aportar Funky Kong a la jugabilidad y accesibilidad, sino por lo mucho que dice eso de lo bien diseñados que están sus niveles, una obra de ingeniería jugable a la que estoy deseando que más gente pueda echarle el guante.
Sumémosle a toda esa mezcla unos tiempos de carga que, sin reloj o comparativas directas a mano, me han parecido mucho más cortas que en la versión de Wii U, y poco más habrá que decir de él antes de su análisis. ‘Donkey Kong Country: Tropical Freeze’ para Wii U era un juegazo imprescindible. Y ‘Donkey Kong Country: Tropical Freeze’ para Switch es un juegazo imprescindible que te tira a la cara aún más excusas para que quieras abrazarlo con todas tus fuerzas.
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