Análisis de Super Bomberman R 2, una secuela que se queda muy lejos de estar a la altura de su predecesor

Uno de los personajes de videojuegos más conocidos en todo el mundo es Bomberman, siendo este año muy especial porque ha cumplido nada más y nada menos que 40 añazos, que se dice pronto. A lo largo de estas cuatro décadas no ha parado de protagonizar multitud de títulos en los que las bombas y las explosiones siempre han estado a la orden del día.

Está claro que Konami no quería desaprovechar la oportunidad de celebrar este momento de alguna manera, de ahí que haya desarrollado Super Bomberman R 2, la nueva aventura de la franquicia sobre la que tuve la oportunidad de hablaros hace no mucho sobre su multijugador que me hizo pasar unos momentos muy divertidos.

Sin embargo, ahora que he podido jugar a la versión final y ver bien todas sus cartas me he dado cuenta de que no es oro todo lo que reluce y que desde luego el multijugador no ha sido suficiente para considerar a este juego como uno de los más recomendables de la serie, como podéis leer a continuación en el siguiente análisis.

Un simplón y soporífero modo historia

En los diferentes juegos de Bomberman estoy acostumbrado a encontrarme con la situación de tener que superar una fase tras otra, ya sea llegando a la línea de meta o teniendo que acabar primero con todos los enemigos que hay por los alrededores. Una propuesta que se utilizó también en el anterior Super Bomberman R, pero que ha sido modificada por completo, y muy malamente, en esta continuación.

El grupo de personajes, liderado por el Bomberman Blanco, quien está acompañado una vez más por sus hermanos de distintos colores, debe llevar a cabo una tarea de salvar unos planetas de una nueva amenaza que los ha puesto en peligro. De vez en cuando van desfilando algunas secuencias que mezclan un toque cómico e infantil para ir a juego con el carácter tan distinguido de los diferentes héroes.

Las conversaciones que mantienen, en inglés con subtítulos en castellano, no están mal, aunque en un par de ocasiones se me quedó la pantalla congelada sin ver cómo reaccionaban o los subtítulos mientras sí escuchaba lo que decían. Por suerte este fallo fue muy puntual y no llegó más lejos, aunque también me dio la sensación de que estas escenas estaban un poco de relleno.

A la hora de pasar al momento de la verdad fue cuando me di cuenta de que este Bomberman no tenía nada que ver con lo ya visto anteriormente, lo que me hizo preguntarme, si algo funciona, ¿por qué es necesario cambiarlo? Y es que el modo historia es una mezcla de ideas que no terminan de encajar o dar con la tecla correcta para que resulte divertido.

Básicamente el juego te sitúa en un escenario bastante amplio y gigantesco dividido en varias áreas numeradas. El objetivo consiste en ir salvando a unos seres llamados Elon que son los que sirven para desbloquear las barreras que conducen a otras áreas del mundo en cuestión, además de tener que localizar unas bases que hay que destruir para así tener acceso a un combate contra un jefe final.

Las diferentes zonas están interconectadas y es fácil saltar de una a otra a base de desbloquear sus puntos de viaje rápido con la ayuda de los Elon. El problema es que el viaje por todos estos lugares es horrible por lo tremendamente aburrido que resulta, ya que prácticamente estás todo el tiempo colocando bombas para destruir bloques que te obstruyen el paso para así avanzar y buscar más Elon o la entrada a la siguiente área.

Por el camino aparece algún que otro enemigo o alguna trampa, en forma de cañones, imanes o barreras, que te puede entorpecer el avance, pero tampoco es que sea algo muy numeroso o que te ponga en un serio aprieto. De hecho, la mayoría de las veces que he muerto ha sido por mi propia culpa por ponerme a colocar bombas a lo loco con tal de avanzar más rápido y no aburrirme tanto durante el viaje.

Además, el destruir bloques no es como en otros juegos que es algo útil para encontrar mejoras que aumenten la potencia de las bombas o la cantidad que puedes colocar. En su lugar aquí consigues puntos de experiencia que son los que te ayudan a subir de nivel en el mundo en cuestión para así desbloquear automáticamente dichas mejoras, pero al final te encuentras todo el rato haciendo lo mismo sin parar.

Ni siquiera los mundos son muy diferentes unos de otros. Cambian algunos enemigos y ciertas trampas, pero el objetivo continúa siendo el mismo y es peor todavía si mueres, porque cuando pierdes una vida reapareces en el mismo lugar, pero si se te acaban vuelves a la base y reaparecen todos y cada uno de los bloques que has ido destruyendo hasta el momento. Al menos el volver te sirve para saber qué áreas has completado o dónde te has dejado algún Elon por salvar.

Por otro lado, a veces hay una especie de bases que requieren transportar a ellas varios Elon para así activar una especie de fase alternativa en forma de puzle, que puede consistir en acabar con unos enemigos, recoger unos cristales o colocar bombas en lugares determinados. Unos niveles que, si bien se pueden contar con los dedos de una mano, al menos se agradece que ofrezcan algo diferente.

Un modo Castillo que trata de acaparar todo el protagonismo malamente

Una de las mayores novedades de Super Bomberman R 2 es su modo Castillo, la mayor baza de su modo multijugador sobre el que os hablaré más adelante, pero también está presente en el modo historia. En este caso las bases que tienes que derruir consisten en una batalla de este modo en el que todos los personajes se dividen en dos grupos.

Uno de ellos es el bando atacante que tiene como objetivo recolectar una serie de llaves que sirven para abrir unos cofres, mientras que el bando defensor debe hacer todo lo posible para proteger estos tesoros hasta que se agote el tiempo. La diferencia es que en el modo historia cuando formas parte del bando atacante estás acompañado por los hermanos del Bomberman Blanco.

Estaréis pensando, pues con todos los que son debería de ser fácil. Pues nada más lejos de la realidad, porque resulta que los propios hermanos son también enemigos, porque si uno de ellos es el encargado de abrir el cofre contará como derrota, aunque sea del bando atacante del que formes parte. Sí, es totalmente absurdo, porque encima después del combate se ponen tristes exclamando que han perdido, cuando en realidad no debería de ser así en absoluto.

También puede ocurrir que se cambien las tornas y cuando has avanzado lo suficiente por el mundo te llegue un aviso de que están atacando la base de los Bomberman, lo que da pie a otra batalla del modo Castillo, pero en este caso ejerciendo de defensor en solitario, sin la ayuda de nadie más, contra varios enemigos. Ahí es cuando entra en escena otra de las nuevas funciones que se han introducido: el editor de escenarios.

El propio juego te obligará a diseñar un mapa en el que debes de colocar bloques destruibles y cualquier trampa que se te ocurra entre una amplia selección de elementos en forma de pistas deslizantes, muros inquebrantables y otra serie de obstáculos. Lo que sea con tal de frenar el avance de los malhechores que tratarán de apoderarse de los cofres, pero no os preocupéis de no contar con la compañía de alguien más, dado que la dificultad no es muy alta y tampoco es que cueste demasiado vencer.

Después de haber jugado durante horas sigo sin entender el motivo de haber metido con calzador el modo Castillo en la aventura principal, porque precisamente la gracia de este modo es jugarlo con otras personas por lo caótico que es de principio a fin, ya que hay demasiados personajes en una misma pantalla y entre explosiones y trampas es muy fácil morir sin parar. En cambio, cuando estás solo contra la inteligencia artificial, no resulta tan llamativo.

El multijugador encargado de salvar la papeleta

Si hay algo que caracteriza a la mayoría de videojuegos de Bomberman es su multijugador, con el que las horas se pasan volando, algo que en Super Bomberman R 2 no es una excepción. Al haber jugado antes de su lanzamiento tengo que basar mis impresiones en lo que probé en el avance porque no he podido encontrarme con ninguna persona en cualquiera de sus modos online.

Como ya comenté en su momento, el multijugador es sinónimo de entretenimiento y risas garantizadas, sobre todo si te juntas con más personas en una misma casa y os decantáis por el modo Castillo. En este caso la partida se vuelve tan frenética desde el primer segundo que a veces ni sabes dónde estás, a lo que se suma que los personajes pueden ejecutar ataques especiales para que todo sea más disparatado todavía.

El hecho de hacer hincapié una vez más en este modo se debe a que en realidad es el único nuevo que podéis encontrar en su multijugador. Los otros tres restantes ya estaban presentes en el anterior Super Bomberman R y son los siguientes:

• Estándar: el modo clásico de toda la vida que junta a cuatro jugadores en un escenario para luchar a bombazo limpio.
• Gran Premio: dos grupos compiten por recolectar la mayor cantidad de cristales antes de que se agote el tiempo.
• Batalla 64: hasta 64 jugadores lucharán al mismo tiempo en varios escenarios hasta que solo quede uno en pie.

En cada uno de ellos se pueden modificar ciertas reglas, como el tiempo que dura la partida, los poderes, las victorias necesarias y otros detalles dependiendo de las preferencias de cada uno. Asimismo, a base de jugar se pueden ir desbloqueando más personajes de otros juegos de Konami en forma de Bomberman, además de mensajes, logotipos y mucho más.

Sin duda los coleccionables es una de las mejores formas que tiene el juego de invitarte a jugar una partida tras otra, aunque con la compañía de otros jugadores es algo que al final acaba resultando inevitable. En cuanto al editor de niveles, una vez personalizado es posible compartir las fases con el resto del mundo o descargar las creaciones de otras personas, algo muy útil para quien tenga pereza de diseñar un escenario, incluso pudiendo dejar al propio juego que se encargue de esta tarea.

La opinión de VidaExtra

Es una lástima que para lo divertidos que suelen ser los Bomberman en general este juego tenga tantos aspectos negativos, principalmente lastrados por su modo historia que es un batiburrillo de características que no casan demasiado bien y acaban dando como resultado una experiencia que en absoluto es entretenida, menos todavía si intentas ir a por el 100% al recolectar a todos los Elon.

Tampoco ayuda el hecho de que se hayan reciclado la mayoría de modos de juego y solo haya uno nuevo que solo merece la pena si te juntas con otros jugadores. Lo que sí es un punto a favor es que todos los personajes que se introdujeron en su momento por contenidos descargables están de vuelta para poder desbloquearlos poco a poco, lo que ofrece una mayor variedad a estas batallas.

En resumidas cuentas, si lo que os gusta es el multijugador y es lo único que os importa, entonces Super Bomberman R 2 os lo hará pasar en grande, teniendo en cuenta que sus novedades son muy escasas con respecto a su predecesor. Por el contrario, los que busquéis algo más os llevaréis una decepción por todo lo comentado hasta ahora, así que cruzo dedos para que en una futura ocasión se tome ejemplo y Bomberman regrese a sus raíces, que sin duda es lo que mejor le sienta.

Precio de Super Bomberman R 2

El lanzamiento de Super Bomberman R 2 se producirá en formato físico y digital. Los que queráis tenerlo con su respectiva caja tendréis que esperar un día más, hasta el 14 de septiembre, para haceros con él por 46,99 euros en su versión para PS4 y PS5 o también en las consolas de Xbox por el mismo precio. En cambio, en Nintendo Switch lo tenéis disponible por 49,90 euros.

En cambio, los que os decantéis por su versión digital, cuya llegada tendrá lugar el 13 de septiembre, os costará 49,99 euros en la eShop de Nintendo Switch, en PlayStation Store para PS4 y PS5, en la tienda de Microsoft para Xbox One y Xbox Series y en Steam para PC.

Duración de Super Bomberman R 2

La campaña de Super Bomberman R 2 puede durar alrededor de unas 6-8 horas, aumentando un poco más si tratáis de ir al 100%. Aun así, el multijugador es su punto fuerte con el que la duración no tiene límites por sus diversos modos de juego y la posibilidad de diseñar uno mismo sus propios escenarios.

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