Análisis de Summum Aeterna, un excelente roguelite en el que una vez te pones a los mandos nunca llegas a ver la hora de soltarlo

El estudio español Aeternum Game Studios puede presumir de habernos brindado un título fascinante como ha sido el de Aeterna Noctis, cuyo contenido no ha dicho todavía su última palabra con un nuevo DLC que recibirá este mismo año. Aun así, este universo tiene cuerda para rato, porque también está a punto de salir a la venta Summum Aeterna con su versión definitiva.

Disponible desde hace más de un año en forma de acceso anticipado, este asombroso roguelite está por fin finalizado y a punto de llegar a todas las plataformas dispuesto a conquistarnos con su adictiva propuesta. Tanto es así que he llegado a pasar largas sesiones a los mandos en las que las horas se me han pasado volando sin darme cuenta.

Por eso mismo, si os encantó el anterior título de esta saga, muy atentos a este juegazo porque se puede convertir sin que os deis cuenta en vuestro nuevo pozo de horas.

El Rey de la Oscuridad contra infinidad de hordas de enemigos

En esta precuela de Aeterna Noctis el protagonismo recae por completo en el Rey de la Oscuridad, un monarca maldito cuya única finalidad es la de enfrentarse contra la Reina de la Luz. Si eso conlleva arrasar con todo lo que se encuentre a su paso, incluyendo esbirros que han formado parte de su ejército tenebroso, no le importará ni lo más mínimo con tal de cumplir con su propósito.

Lo cierto es que el argumento queda relegado por completo a un segundo plano, cediendo todo el protagonismo a su jugabilidad, que desde luego es su punto más fuerte y brillante con el que logra que no quieras soltar el mando y solo tengas ganas de jugar una partida tras otra. Así nos encontramos con un impresionante roguelite en 2D en el que la acción y los momentos de plataformas no cesan en ningún momento.

Esto nos deja con unos mundos muy variados en los que la ambientación cambia por completo entre unos y otros. Tan pronto estás recorriendo unas tierras basadas en la mitología nórdica, como de repente pasas a unos escenarios inspirados en la cultura japonesa, pasando por castillos, cavernas y mucho más, destacando en cada uno de estos lugares la presencia de sus propios enemigos con sus respectivos ataques que te ves obligado a aprenderlos a la fuerza para no morir en el intento.

Y es que las criaturas y enemigos que van apareciendo por el camino pegan bastante duro, hasta el punto de que son capaces de hacerte morder el polvo en apenas unos segundos si no prestas atención a tu barra de vida y la descuidas por completo. Sin duda estamos ante una aventura exigente a los mandos con la que es fácil llegar a morir rápidamente durante las primeras partidas, aunque la sensación de progreso que proporciona es brutal para que no sientas que has perdido el tiempo.

Por suerte la mayoría de enemigos suelen ser eliminados con apenas unos pocos golpes y casi todos se quedan inmóviles en cuanto empiezas a atizarlos. Eso no quita que por supuesto hay que andarse con cuidado hasta ponerse al alcance de ellos, porque hay algunas habitaciones en las que la situación es fácil que se descontrole por la cantidad de enemigos que se juntan al mismo tiempo, lo que provoca que también haya que recurrir a la esquiva constantemente.

Esta última habilidad se puede ejecutar sin problemas en cualquier momento para avanzar rápidamente y resolver secciones de plataformas, ayudándote también por el salto doble, aunque su principal uso es para no recibir daño de determinados ataques, sobre todo de los jefes finales. De hecho, estos encuentros son un auténtico reto por la cantidad de patrones de ataques con los que cuentan y que no paran de ejecutar a toda pastilla. No os miento si algunos de ellos me han machacado en apenas unos segundos hasta que he aprendido bien cómo aniquilarlos.

Los jefes finales son el mayor desafío de todo el juego para que así te resulte una mayor satisfacción eliminarlos, más allá de por las recompensas que sueltan. Es más, algo que también me ha encantado es que algunos de ellos se nota claramente que están basados en otros personajes o villanos de otros videojuegos o series anime y manga que son populares a nivel mundial, pero tampoco os voy a decir quiénes para no estropear la sorpresa

Unos mundos hechos a la medida de uno mismo

Algo que también me ha encantado de Summum Aeterna es que en comparación con otros roguelite (y también roguelike) no te obliga a tener que empezar siempre exactamente desde el mismo punto de partida. Hay que reconocer que en muchos juegos similares acaba siendo un poco aburrido saber que tienes que volver a superar una vez más los mismos escenarios uno detrás de otro, pero aquí es completamente diferente, porque cada uno escoge el punto inicial.

Eso se debe a las semillas, el elemento más característico antes de comenzar cada partida, porque antes de regresar a la acción será obligatorio escoger una de las que hayamos ido recolectando en anteriores partidas. De este modo, cada una tiene asignada cuál será el mundo en el que comenzaremos, para que así pueda servir a cada uno decantarse por unas u otras en concreto, pero no es lo único que hace a cada semilla exclusiva.

Todas ellas disponen de un rango de dificultad, siendo las comunes las más sencillas y las épicas de las más raras y complicadas que os podéis encontrar. Esto implica que las semillas tienen asignadas sus propias ventajas y desventajas a tener en cuenta, porque una te puede dar más dinero o mayor probabilidad de conseguir materia oscura a cambio de recibir más daño de los enemigos, que estos tengan más vida, las trampas sean más demoledoras, etc. Por lo tanto, a mayor dificultad, más taras a tener en cuenta.

Dicho esto, una vez escogida la semilla que quiera cada uno se generará automáticamente una partida con el mundo seleccionado, con unas habitaciones completamente aleatorias y las ventajas y desventajas que se hayan indicado que hay que tener muy presentes, porque la partida cambia radicalmente dependiendo de lo que se haya indicado desde el primer momento. No obstante, existe la posibilidad de modificar algunos de estos detalles por otros al azar a cambio de pagar una serie de materiales.

Por todo ello cada partida se siente tan única y diferente a las demás e incluso algo más personal, porque en verdad los verdaderos problemas y retos con los que te vas topando los ha escogido uno mismo desde el primer momento. Eso sí, cada mundo, dividido en dos fases con su respectivo jefe final fijo, sí que son seleccionados aleatoriamente, excepto el primero de ellos

Con respecto a los propios escenarios, aparte de salas con enemigos y trampas, hay otras en las que también aparecen árboles de vida para recuperar puntos de salud, habitaciones en las que se pueden comprar nuevas armas, poderes que otorgan a estas efectos especiales y mucho más en las que será indispensable pagar con el dinero que se haya obtenido en una misma partida a base de eliminar enemigos o abrir cofres, lo que incita a la exploración para no dejarnos nada y así tener acceso a mayores recompensas.

Es más, hasta estas mismas salas también hacen la función de viaje rápido, por lo que también resultan muy útiles al ir de un lado a otro, dado que los mundos son inmensos y podéis estar seguros de que en apenas un par de segundos te encuentras en otra parte al instante. Sin embargo, también debo reconocer que en mi caso he sufrido algunos problemas de rendimiento que desconozco si se tratan del propio juego o de la versión en la que he jugado, que en mi caso ha sido la de Nintendo Switch.

Si bien la mayor parte del tiempo la acción va muy fluida y todo se ve de lujo, con unos efectos espectaculares y unas animaciones soberbias, ha habido numerosas ocasiones en las que he notado pequeñas ralentizaciones o tirones en medio de un combate, lo que ha conllevado que me haya comido algún golpe directo sin poder evitarlo de alguna forma. Pero lo peor fue cuando me enfrenté a un jefe final y justo después de vencerlo me contó como derrota, ya que me llevó directamente a la pantalla final de puntuación sin ni siquiera presenciar primero la secuencia de muerte.

No voy a negar que habría agradecido si estos inconvenientes no existieran en absoluto, aunque al menos no han sido lo suficientemente graves como para estropearme la experiencia y así, tras ser eliminado, querer volver a empezar una semilla tras otra solo por estar deseando afrontar cada vez partidas más desafiantes.

Personalizando más todavía a nuestro personaje

Cuando terminas una partida, ya sea porque te la has pasado o te han matado, es cuando te das cuenta que estás frente a un verdadero roguelite, por el sistema de progreso tan magnífico con el que cuenta Summum Aeterna. Esto se ve reflejado en una cúpula que se va rellenando poco a poco dependiendo de los niveles que se hayan conseguido sobre la marcha, porque el Rey de la Oscuridad irá aumentándolo a base de eliminar enemigos.

De esta manera, cuanto más alto sea el nivel alcanzado, más se rellenará esta copa que al hacer que rebose hará entrega de una gran cantidad de premios de lo más suculentos. Esto supone una buena forma de hacer que aquellos que son capaces de avanzar demasiado durante la aventura también tengan a su alcance la posibilidad de mejorar al personaje de esta otra forma.

No pasa nada si el Rey de la Oscuridad muere, porque al ser inmortal siempre regresará a la ciudad en forma de base de operaciones. Desde aquí podrá personalizar sus piezas de equipo cuya calidad y estadísticas se pueden potenciar, y adquirir infinidad de mejoras permanentes, para que así puede que la primera, la segunda o la tercera partida se te atragante un poco, pero a medida que vayas potenciando las capacidades del protagonista notarás que esos enemigos o trampas que antes te suponían una barrera ahora no lo son tanto.

Por eso mismo no importa morir las veces que sean, porque todo ese progreso en los diferentes árboles de mejoras serán permanentes. Y podéis estar seguros que no son especialmente pocas las cosas a desbloquear, momento en el que te das cuenta que tienes que echarle decenas y decenas de horas hasta que nuestro personaje prácticamente se vuelva imparable. De todos modos, dentro de cada mundo también influye la suerte que tengas a la hora de encontrar determinadas recompensas, armas, mejoras, etc, en las salas especiales.

Por otra parte, en la ciudad no tendrás acceso a todas las mejoras desde un primer momento, ya que casi todas las funciones se irán desbloqueando poco a poco a base de ir jugando, dando la impresión de que incluso después de haberle echado al juego una enorme cantidad de horas todavía oculta algo con lo que sorprenderte.

La opinión de VidaExtra

He perdido la cuenta de la cantidad de horas que he podido jugar a Summum Aeterna y a pesar de ello el juego me sigue teniendo enganchado y deseando empezar una nueva semilla para afrontar nuevos retos cada vez más complicados y así de paso lograr que mi personaje se vaya volviendo más poderoso. Y todo esto se debe también a que su frenética jugabilidad sea tan espléndida, así como el recorrido por los propios escenarios que resulta tan entretenido.

Por supuesto que habría agradecido que esos pequeños problemas de rendimiento que me han surgido no estuviesen presentes, pero no son tan molestos ni tan frecuentes como para que te den ganas de soltar el mando por ello, porque de hecho casi todas las veces que me he puesto a jugar no he visto el momento de dejar el mando aparcado porque siempre me apetecía jugar una partida más.

El periodo de acceso anticipado de Summum Aeterna le ha venido de fábula para mejorar considerablemente el contenido del juego y así dejarnos con uno de los mejores roguelite de los últimos años y una de las mayores sorpresas de esta recta final de 2023.

Precio de Summum Aeterna

El lanzamiento de Summum Aeterna únicamente se producirá en formato digital con un precio de 19,99 euros. Os podréis hacer con él en la eShop de Nintendo Switch, en la tienda de Microsoft para Xbox One y Xbox Series X/S, en PlayStation Store para PS4 y PS5 o también a través de Steam en su versión para PC, donde ya se encuentra a la venta con su versión de acceso anticipado.

Duración de Summum Aeterna

Cada partida de Summum Aeterna te puede durar unos minutos, media hora o una hora, dependiendo de lo lejos que llegues y de la habilidad de cada uno a los manos. No obstante, dado que el juego está diseñado para morir y comenzar una nueva tras otra, te puede llegar a durar decenas y decenas de horas, por no decir cientas, hasta llegar al 100%.