Hasta hace unos días no había seguido la pista de Have a Nice Death, un nuevo proyecto a cargo del equipo Magic Design Studios, los creadores de Unruly Heroes, y que la semana que viene abandonará la fase de acceso anticipado en la que se encuentra. Cuando surgió la oportunidad de analizarlo solo me hizo falta ver un tráiler de este juego para tener muy claro que quería probarlo sin ninguna duda.
Como gran aficionado a los roguelike, su propuesta me llamó la atención al momento, pero sobre todo por su apartado artístico que es una auténtica delicia, ya que es de esos juegos que nada más verlos es imposible no querer saber nada más de él. Sin embargo, ¿una cara bonita es suficiente como para no fijarse en nada más? Por desgracia no y eso es en lo que peca la aventura.
La muerte contra sus propios empleados en una empresa al borde del caos
Personalmente, he de decir que todo el tema que tenga que ver con la muerte no me agrada en absoluto. No obstante, el protagonista de este título, a pesar de tratarse de la mismísima Muerte con el nombre de Death, me ha encantado y es imposible no empatizar él, a pesar de que en su día a día lo único que se dedica es a acabar con personas de todo el mundo, aunque al mismo tiempo le toca ejercer de director de Death Incorporated.
El problema es que la empresa ha llegado a un punto que se encuentra desbordada, provocando que Death acabe completamente saturado y agobiado de tanto trabajar, hasta que se da cuenta de que los Lamentos, los altos ejecutivos de la compañía, han estado haciendo lo que les ha dado la gana. Por lo tanto, nuestro personaje no soportará más el hecho de estar enterrado en una montaña de papeles y hará todo lo posible para restaurar el orden.
A partir de ese momento tocará recorrer los distintos departamentos del inframundo para ponerse serio con los empleados para que así se dejen de tonterías y se pongan a trabajar en serio. Eso sí, el camino hasta llegar a ellos no será un camino de rosas, porque cada uno de los pisos que tocará recorrer está habitado por feroces enemigos que harán todo lo posible para complicarnos nuestra tarea.
Si bien las criaturas demoníacas que habitarán por los alrededores tampoco es que sean especialmente complicadas de derrotar, sobre todo porque te aprendes rápido sus mecánicas y aguantan pocos golpes, el cuento cambia por completo a la hora de plantar cara a los minijefes y los jefes finales. Para que os hagáis una idea, si sois de los que habéis jugado a Cuphead y habéis pensado que era imposible vencer a los adversarios por lo duros de pelar que resultan y por su gran cantidad de patrones, pues aquí os encontraréis exactamente el mismo caso.
La curva de dificultad es como una montaña rusa, porque tan pronto vas muy confiado creyendo que al ser la propia muerte nadie podrá acabar contigo, como de repente aparece en escena uno de estos jefes y te parte la cara en dos segundos sin apenas despeinarse. Os aseguro que me ha pasado con más de uno que se ha puesto a golpearme tan rápido y de formas tan variopintas que ni siquiera me daba tiempo a observar por dónde venían los ataques.
Tampoco quiero que suene a un punto negativo del juego, porque lo cierto es que esa es la gracia de los roguelike, el plantearte un duro desafío para que lo quieras intentar una y otra vez y para que la próxima vez que te toque librar el mismo encuentro vayas más preparado o concienciado de lo que te espera. Así pues, por esa parte podéis estar muy contentos los que busquéis un juego que os exija que lo deis todo a los mandos.
No obstante, pese a que en los roguelike lo normal sea morir (y sí, aquí puedes, aunque seas la muerte), el juego falla en otra serie de aspectos que no han sabido exprimir de la forma más adecuada los conceptos principales de este género.
Una falta de verdadera sensación de progreso
Está claro que cuando te vas a meter de lleno en un juego de este tipo sabes que vas a acabar siendo derrotado tarde o temprano y no te quedará más remedio que aprender de los errores para volver a intentarlo. Aun así, una de las características principales de este tipo de experiencias es el progreso, el buscar una forma de motivar al propio jugador a no rendirse sabiendo que la próxima vez volverá más fuerte todavía.
Eso es algo que se consigue a base de desbloquear mejoras, poderes o lo que sea que haga falta para que nuestro personaje se vuelva más fuerte todavía. El problema es que yo no he tenido esa clara sensación por muchos intentos que haya jugado, porque siempre empiezas con la misma guadaña, que puede ser de diferentes tipos y a base de ir superando departamentos vas obteniendo armas adicionales o magias que consumen mana, además de mejoras que pueden otorgar efectos secundarios a los ataques o que aumentan la cantidad de puntos de vida.
Todo eso estaría muy bien si no fuese por el factor de aleatoriedad tan grande con el que cuenta el juego, porque no es tan frecuente que aparezcan armas nuevas por el camino y no siempre son muy buenas, así que influye considerablemente en lo difícil o muy difícil que puede acabar resultando cada recorrido. A esto también se suma el hecho de que tras superar varios pisos van apareciendo tiendas o máquinas para echarnos un cable en esta tarea, pero no sueles obtener las suficientes almas (la moneda del juego) como para gastarlas en todo lo que quieras en este tipo de situaciones.
Por otro lado, cada vez que mueres el juego repasa todo lo que has hecho durante la partida para otorgarte una determinada cantidad de experiencia para subir de nivel y así ir desbloqueando más características. Es más, al alcanzar uno de los primeros niveles te permite acceder directamente al primer jefe final saltándote todos los pisos previos, pero ¿para qué? Estos enemigos son tan duros que si vas con lo puesto desde el principio las vas a pasar canutas, por lo que no tiene sentido y al final la mejor opción siempre será la de no pasar ningún piso por alto por si acaso te puede volver más poderoso.
Asimismo, determinados enemigos soltarán lingotes de oro al vencerlos, los cuales se pueden canjear en la oficina de nuestro protagonista para decorar su despacho o para desbloquear objetos y nuevas armas que aparecerán, o no, en futuras partidas. Eso sí, algo que me ha gustado sobre este hecho es que cada apartado ofrece su propio desafío que consistirá en llevar a cabo diferentes tipos de acciones, ya sea superar ciertos pisos, acabar con algunos enemigos en particular, etc., para que los precios se rebajen y sean más asequibles todavía.
Un apartado artístico y una jugabilidad que te conquista desde el primer minuto
Naturalmente no todo es malo en Have a Nice Death, porque tiene ciertos detalles que lo convierten en un juego estupendo y sin duda su apartado artístico es uno de ellos, como señalé al principio del análisis. En todo momento la paleta de colores que se ha escogido es la más adecuada para darle un toque más siniestro y lúgubre, algo que le sienta que ni pintado porque no hay que olvidar que toda la acción transcurre en las oficinas de la muerte.
A su vez, el diseño de los escenarios es excelente, lo que sirve para distinguir a la perfección la ambientación de cada uno de los diferentes mundos a superar. Cada uno de ellos está compuesto por un total de siete departamentos a los que se llega por un ascensor, pudiendo escoger entre varios de ellos que te avisan previamente por sus nombres o colores lo que te vas a encontrar, lo que sirve para tener claro que una vez accedas a ellos obtendrás nuevas armas, poderes, maldiciones, etc.
Hasta ahí bien, pero el problema está en que se supone que en los roguelike se premia la exploración y aquí prácticamente brilla por su ausencia. La mayor parte del tiempo te lo pasas recorriendo unos escenarios muy pasilleros en los que solo hay un camino a seguir, con montones de elementos de plataformas, por lo que al final te acaba dando la impresión de que estás visitando siempre los mismos lugares, por mucho que sean generados proceduralmente. Y ahí no queda todo, porque también me ha dado la impresión de que no hay muchos enemigos, por lo que ahí me ha faltado un poco de reto por estar recorriendo unos niveles lineales que en muchos momentos están vacíos y si encima no me ofrecen exploración… pues apaga y vámonos.
Eso no quita que haya algunas salas secretas que puedes localizar y sobre las que te irán dando indicaciones determinados personajes que te vas encontrando sobre la marcha, pero tampoco es lo habitual. Así que eso supone que pasar por los pisos previos al combate contra los jefes finales es demasiado sencillo y te produce una falsa sensación de ser una máquina de matar para luego darte de bruces con la verdad: los jefes finales casi siempre serán más demoledores que tú.
Volviendo a todo lo relacionado con su apartado visual, las animaciones de cada uno de los personajes y enemigos, así como sus diseños, son realmente excepcionales y gracias a ello el juego consigue que entre por los ojos en un santiamén. No os niego que en ese sentido es de los mejores títulos que he visto desde hace mucho tiempo, porque todos los empleados de la empresa son muy diferentes unos de otros y tampoco se queda atrás los diálogos tan cómicos que mantendrán unos con otros, así que ahí también se agradece ese toque de humor que se le ha dado a la aventura.
Con respecto a su jugabilidad, lo cierto es que resulta muy sencilla de aprender a dominar, porque cada arma que vas obteniendo se asigna a uno de los botones de ataque y sus mecánicas también varían, así que es otra forma de que cada uno vaya pillando las que mejor se adapten a su estilo de juego, por si se quiere golpear más fuerte, rápido, a distancia, etc. Lo que sí es igual para todas es que los combos que se pueden desatar son brutales y tan espectaculares, especialmente con los ataques definitivos gracias a la furia, que hacen que los combates resulten tan divertidos constantemente.
Por eso mismo me parece una lástima que al final no haya tantos enemigos por los pisos, porque con lo entretenido que es liarse a golpes con las criaturas demoníacas se pierde ese ritmo tan frenético cuando estás avanzando por zonas tan lineales.
La opinión de VidaExtra
Una buena forma de resumir mi experiencia en Have a Nice Death es que he visto luces y sombras en toda su propuesta en general. No es el mejor roguelike que existe en el mercado, pero por supuesto tampoco es el peor. Tiene algunos puntos espléndidos como su jugabilidad, sus animaciones y personajes, su amplia variedad de armas, hechizos y maldiciones y los retos que ofrecen algunas armas y objetos para reducir los precios que cuesta desbloquear estos artículos.
En cambio, la ausencia de enemigos la mayor parte del tiempo, los escenarios tan lineales y una clara sensación de progreso son algunos de los aspectos que manchan una experiencia que perfectamente podría haberse convertido es maravillosa. Dicho esto, el juego os entretendrá seguro si os animáis a darle una oportunidad y más aún si sois de los que tenéis mucha paciencia, porque va a requerir que juguéis no muchas, sino muchísimas partidas, para comenzar a tener posibilidades de llegar al final de esta aventura en la que la muerte está tan angustiada por el trabajo.
Precio de Have a Nice Death
El 22 de marzo se lanzará la versión definitiva de Have a Nice Death, aunque de momento os podéis hacer con él en Steam en su versión de acceso anticipado por 24,99 euros. En Nintendo Switch también lo podéis reservar, donde se encuentra rebajado un 20% hasta el día señalado, dejando su precio temporalmente en 19,99 euros.
Duración de Have a Nice Death
Una simple partida os puede durar entre 15-30 minutos y para completar la historia principal podéis tardar unas 15 horas. La cantidad se dispara considerablemente a bastantes decenas de horas si sois de los que queréis ir a por el 100%, ya que hay varios finales distintos, pero todo esto depende de vuestra habilidad y paciencia.
Have a Nice Death
Plataformas | Nintendo Switch y PC (versión analizada) |
---|---|
Multijugador | No |
Desarrollador | Magic Design Studios |
Compañía | Gearbox Publishing |
Lanzamiento | 22 de marzo de 2023 |
Lo mejor
- Su apartado artístico y sus animaciones.
- La amplia variedad de armas para empuñar.
- Los combates contra los enemigos y jefes finales.
Lo peor
- Una mala sensación de progreso.
- Unos escenarios demasiado lineales y faltos de enemigos.
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