Admítelo, una parte de ti es un cotilla de manual. No podemos evitarlo; nos encanta el marujeo, los chismes, los secretos y las vergüenzas de todo el mundo. Sin embargo, Do Not Feed the Monkeys 2099 ha provocado un efecto expansivo de mí al descubrir que puedo espiar qué es lo que hace gente totalmente desconocida para mí.
Tras el gran éxito que supuso el primer Do Not Feed the Monkeys, ahora Fictiorama Studios se planta frente a nosotros para ofrecernos una versión futurista y remozada de su popular. Una vez más, toca volver a tener ojos en todas partes, muy pocas ganas de dormir y llenarse la panza para aguantar el mayor número de horas siendo un voyeur de categoría.
El futuro menos avanzado
Bonita época para vivir el 2099, o al menos eso es lo que pensaría cualquiera que se imaginase el lejano futuro. A pesar de ello, Do Not Feed the Monkeys 2099 nos pega el primer guantazo en la cara dejando claro que no es un camino de rosas el pasar un solo día en una sociedad que ahoga a impuestos, ofrece comida ultraprocesada y que está gobernada por megacorporaciones con dólares en lugar de retinas. Todo podría ser realmente deprimente, pero la desarrolladora ha decidido llevarlo por el terreno del humor.
Cada mañana podremos leer un boletín de noticias en el que se nos informa de algunos de los acontecimientos más relevantes, tales como una caída de la felicidad a causa del descenso del consumo o la publicidad de una web para compartir vídeos de cotilleo. Nada como una buena dosis de capitalismo diario para reírte antes de trabajar en uno de los oficios más peculiares: espiar a todo quisqui.
El Club de Observación de Primates sigue activo tras el primer videojuego, actuando como una asociación en la sombra cuyo único propósito es atesorar datos a base de que sus miembros actúen como voyeurs. Tendremos que pasarnos gran parte del día delante de la pantalla del ordenador para observar y recopilar detalles de diferentes cámaras gracias a la app MonkeyVision. Cada una de ellas está situada en lugares absolutamente variopintos: una consulta de psicología, una fábrica automatizada, un satélite espacial y hasta una consulta de astrología vía streaming.
La tarea podría ser sencilla de llevar a cabo, si no fuese porque tenemos que atender otras responsabilidades. El gobierno nos pedirá un buen montante de parné por el simple hecho de existir y el dinero no llueve del cielo. Bien es cierto que Club de Observación de Primates nos recompensará con sumas de dólares si acertamos a la hora de proporcionar datos sobre cámaras concretas, pero hay que asegurarse un flujo de dinero constante. Para ello existen varios métodos.
El más obvio es acudir al tablón de anuncios de nuestro apartamento para acudir a una de las solicitudes de trabajo. Esto conlleva una inversión en horas, salud, sueño y hambre, tan solo recompensándonos con los siempre ansiados billetes. Es aquí donde entra en juego el delicadísimo equilibrio que puede abrumar en Do Not Feed the Monkeys 2099.
Espia, come, trabaja, duerme, repite
Hay que estar muy atentos a una serie de parámetros para no desfallecer en nuestro esfuerzo de contentar al Club de Observación de Primates ni a los cobradores que solicitan que paguemos deudas. Desde el frigorífico podemos seleccionar si queremos comida a domicilio o pedirla nosotros directamente, aunque hay que estar muy atentos a los beneficios y perjuicios que reportan.
Por ejemplo, una pizza y una hamburguesa acaban con buena parte de nuestra hambre, pero recortarán la salud. En compensación, habrá que mantener una dieta sostenible para el cuerpo junto a otros productos y así mantenernos en forma. Por otro lado, las horas de sueño son imprescindibles para estar frescos y es mucho mejor echar una cabezada de siete horas que hacerlo en tramos cortos en forma de siesta.
En mitad de todo este mejunje de barras que no queremos que bajen, hay que sentarse en la silla y seguir observando, por lo que surge un problema en las primeras horas de partida. Puede llegar a ser realmente complicado mantenernos, sencillamente, con vida. La velocidad a la que bajan los tres parámetros es muy veloz y reponer energías es complicado, sobre todo cuando muy pocos alimentos aportan salud a nuestro personaje. Eso sí, llenar la cartera es mucho más sencillo.
Si no queremos mover el trasero para trabajar, podemos realizar inversiones en bolsa desde el escritorio con nuestro asistente personal OmniPal. Cada una de ellas con mayor o menor riesgo, aunque podemos anticipar dónde se encuentra la fortuna a través de las pistas en las noticias y comentarios que escuchamos. Porque sí, en Do Not Feed the Monkeys 2099 recibiremos visitas tales como las de un conspiranoico, la muchacha repartidora a la que darle una propina para recibir descuento en el siguiente pedido o hasta un paquete equivocado que termina en nuestra dirección.
De esa forma también podemos acumular objetos en los estantes que podemos dejar ahí para que decoren la estancia o venderlos para sacarnos un pellizco más. Sea como sea, hay que estar muy atentos a los horarios y la agenda que tenemos colgada en la nevera, pues no hay un segundo que perder. Es posible que tengas que recurrir al ancestral método del papel y el bolígrafo para tener claras las rutinas a las que hay que estar atentos.
Y es que la verdadera miga se encuentra en MonkeyVision, donde podremos intercambiar las "jaulas" que queramos ver. Como decimos, las presentaciones son únicas y en cada una de ellas hay que estar muy atentos a sus patrones. Es decir, la psicóloga puede aparecer a las nueve de la mañana para realizar anotaciones en su PC, mientras que no será hasta la noche cuando un famoso artista comience a realizar su próxima obra de arte en una pared en la calle. Todo ello aderezado con situaciones rocambolescas en las que rezuma la sátira, el chiste y el humor por todas partes.
Hay que saltar continuamente entre cámaras, pudiendo incluso mantener una en segundo plano para no perder detalle. En cualquier caso, hay elementos y palabras que se resaltarán para que comencemos a recopilar información muy valiosa. Por ejemplo, podemos escuchar hablar de conspiración y juntarlo con una espiral para descubrir en Internet que existe una secta muy peligrosa. Las combinaciones de palabras que realicemos son vitales para desentrañar todavía más datos acerca de los escenarios que vemos.
A su debido tiempo, el Club de Observación de Primates nos encomendará algunos de esos datos que tendremos que tener claros, pero podemos ser más pillos. Está estrictamente prohibido interactuar directamente con nada de lo que veamos, pero podemos hacerlo si queremos ver los efectos de nuestras acciones. Podemos causar el mal, si bien el objetivo es ayudar a quien está al otro lado para que ellos nos recompensen. Ya sea con un correo electrónico, llamando directamente al número de teléfono o realizando un envió para añadir más picante a la ecuación, hay que tener claro qué hacer antes de actuar.
Un roguelike futurista
Lo mejor de Do Not Feed the Monkeys 2099 es que no tendremos partidas exactamente iguales, ya que se roza con la yema de los dedos el género roguelike. Y es que las cámaras que desbloquearemos y con las que comenzamos al principio son distintas, por lo que hay algunas que incluso yo no he llegado a ver durante mis varios intentos por llegar al final. Lo he logrado, pero me he topado con que solo he desbloqueado uno de los cinco disponibles, por lo que la rejugabilidad vuelve a entrar en juego.
Si el hambre no acaba contigo, probablemente lo haga la falta de liquidez. El Club de Observación de Primates tiene la dichosa manía de exigir que tengamos una cantidad determinada de jaulas desbloqueadas para la próxima evaluación, pero supone un gasto colosal para nuestro bolsillo. Es tremendamente complejo comprar nuevas cámaras a razón de 50 dólares cada una de ellas para satisfacer sus deseos; en caso de no conseguirlo, seremos expulsados y perderemos automáticamente.
Para mayor dificultad, tendremos que adquirir nuevas tecnologías como la grabación de escenas o poder utilizar la visión nocturna. A todo ello hay que tener en cuenta que en algunas de las cámaras no sucede absolutamente nada, por lo que estamos ante inversiones vacías. Eso sí, se compensa gracias a las jaulas dobles, las cuales poseen dos planos que debemos consultar y que son mucho más ricas en narrativa y carcajadas.
La opinión de VidaExtra
Si por secuela entendemos un más y mejor, Do Not Feed the Monkeys 2099 cumple con su cometido. Fictiorama Studios ha vuelto dar con la tecla de una idea muy atrayente, pues apela a un instinto muy humano como es el de espiar para descubrir secretos. El humor y la comedia son el pilar que apuntala y sostiene una obra que no defraudará a los que disfrutaron del primer juego.
El margen para la rejugabilidad es realmente grande, pudiendo explorar decenas de opciones para conseguir todas las rutas posibles y diálogos a descubrir. Hay muchas variables a tener en cuenta, lo cual resulta bastante abrumador si eres novato, por lo que hay que fracasar varias veces antes de conseguir el éxito. Con todo, una vez lo consigues puedes crear una nueva partida con parámetros más amables como ver por la mirilla de la puerta, un modo relax o acelerar el tiempo.
Precio de Do Not Feed the Monkeys 2099
Actualmente puedes hacerte con Do Not Feed the Monkeys 2099 a través de PC, la única plataforma en la que está disponible. Steam es la tienda digital que ofrece acceso a la obra.
Do Not Feed the Monkeys 2099
Duración de Do Not Feed the Monkeys 2099
Son alrededor de unas cinco horas las que he tardado en ver los créditos finales de Do Not Feed the Monkeys 2099 habiendo fallado varias veces. El margen es mucho más amplio si quieres conseguir el 100% de lo que ofrece el título, aunque lo más seguro es que llegues a esa duración si juegas de forma normal.
Do Not Feed the Monkeys 2099
Plataformas | PC (versión analizada) |
---|---|
Multijugador | No |
Desarrollador | Fictiorama Studios |
Compañía | Joystick Adventures |
Lanzamiento | 25 de mayo de 2023 |
Lo mejor
- El humor que derrocha es genial
- Recoge la fórmula del éxito y la potencia
- Realmente engancha descubrir qué sucede tras las cámaras
Lo peor
- La gestión de recursos puede ser agobiante
- La aleatoriedad de conseguir jaulas que no sirven para nada
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