Si pestañeas pierdes. Si dejas de atacar en Cannon Dancer o te quedas quieto es muy probable que acabes arrollado, aplastado o trinchado por cualquier cosa que se mueva en pantalla y, para que lo tengas en cuenta, fallar la mitad de los saltos es también letal. Café para los muy, muy cafeteros. Dicho así suena a simple acción pixelada servida en crudo, pero es que lo es. ¡Y vaya si lo es! Entonces, ¿cómo es posible que tras ser eliminado una cantidad absurda de veces lo haya disfrutado tanto?
Cannon Dancer (también conocido como Osman) reivindica la explosiva acción plataformera que nos obsesionó entre la década de los 80 y los 90 en las actuales consolas. A base de combinar artes marciales, robots que no caben en la pantalla y magia futurística con un estilo de juego que, a efectos prácticos, sigue la estela de juegazos como Strider, Mega Man y hasta un muchito de Street Fighter 2010, pero siempre a su propio modo. Ahora bien, su esencia arcade prevalece sobre el resto de influencias, y eso no solo acaba acentuando sus aciertos, sino dándole una identidad propia y muy marcada.
Un espectáculo en movimiento con pinceladas argumentales que, en según que tramos, parecen sacadas de JoJo's Bizarre Adventure. Pero no nos vamos a engañar, el contexto o la premisa en Cannon Dancer es lo de menos: incluso si te pones el juego en japonés disfrutarás plenamente de ese generoso reparto de patadas voladoras de Kirin, su protagonista. Tanto al tumbar a esbirros y jefazos con golpes sombra como al verle hacer el mono mientras se cuelga por las paredes.
Eso sí, que la estética o nuestras capturas no te engañen: Cannon Dancer es difícil de narices. Un verdadero desafío para los jugadores que busquen una experiencia clásica, con exigentes y maquiavélicas pruebas de destreza en los que el jugador se ve obligado a machacar botones a la desesperada, pero con una precisión especial. ¿El secreto para lograrlo de manera tan genuina? Básicamente, Cannon Dancer no se trata de un homenaje a los arcades de otros tiempos en Xbox, PlayStation y Switch: es literalmente un juego de la época rescatado en pleno 2023.
Cannon Dancer, un arcade largamente perdido que revalida la acción sin destilar
Si te gustó el Strider de Capcom, el nacido en las recreativas y llevado con maestría a Mega Drive, vas a alucinar con Cannon Dancer. Entre otras cosas, porque ambos juegos llevan la firma de Kouichi "Isuke" Yotsui, pero sobre todo porque éste desarrolló y lanzó esta recreativa en 1996, tras partir de Capcom y con la idea en mente de que fuese la continuación de sus aciertos y el legítimo sucesor del ninja futurista. Algo que se nota desde la primera partida y que queda cada vez más patente conforme nos adentramos en sus ocho niveles.
Eso no quiere decir que Cannon Dancer sea un clon de Strider con otro protagonista: a nivel jugable es la extensión de todo lo que funciona en el original, incluyendo ese diseño de niveles en los que la verticalidad, los ataques aéreos y la capacidad de escalar forman parte de la propia progresión. Sin embargo, ni Kirin es un ninja ni lucha con una espada, sino que tumba con las manos vacías. O más bien, con los pies pelados.
El estilo de combate de Kirin combina los movimientos acrobáticos con unas patadas letales que ganan fuerza, consistencia y efectos de súper combo a base de potenciadores, pudiendo ascender hasta cuatro niveles de poder que quedan reflejados en el color de su pantalón, en los reflejos que deja al desplazarse y, finalmente, al alcanzar el máximo de su poder, en su manera atacar dejando el mismo efecto que una hoja de metal. Aunque, claro, ese espectáculo solo lo veremos si somos capaces de esquivar todo lo que se nos viene por delante.
Cada pantalla de los ocho escenarios en los que está compuesto Cannon Dancer está a rebosar de enemigos, trampas, plataformas y peligros; y pese a centrarse en el combate cuerpo a cuerpo (con llaves incluidas) el efecto generado es muy parecido al de Mega Man, Ghouls an Ghosts o Metal Slug: vemos montones de disparos, llamaradas o ataques a distancia, con lo que no basta ser certeros al golpear, sino también preciso al saltar y esquivar.
Eso sí, podremos aguantar hasta cuatro golpes antes de ser eliminados. Cuatro segundas oportunidades en este festival de la patada giratoria y el misil lanzado con malicia que sobre el papel parecen razonables, pero que en la práctica no evitarán que al menor descuido acabemos con el mando en el suelo y las manos en la cabeza.
Y eso no es malo, que conste. Simplemente, es algo que pertenece a otra época.
Con todo, y ante esto, Cannon Dancer nos ofrece un recurso que más o menos equilibra las situaciones más desesperadas: el tercer botón del juego activa el Kirin Star Festival, lo cual hace que nuestro protagonista rebote por las paredes y limpie el escenario de enemigos menores. Aunque, en la práctica, le haremos cosquillas a los jefazos finales. Y esos sí que son huesos duros de roer.
Dicho lo cual, a la hora de rescatar este juego perdido para los sistemas actuales, ININ Games ha aprovechado para ofrecer facilidades bastante razonables.
Esencia de los antiguos arcades, facilidades para los jugadores del Siglo XXI
La estética de Cannon Dancer redondea un conjunto que dejará con muy buen sabor de boca a todo el que disfrutó de la edad más prolífica de los salones recreativos, con sprites enormes, coloridos y animados con una gracia especial y un sistema de scroll suave que en determinados momentos (sobre todo a nivel estético) parece tomar prestados elementos de los Sonic clásicos.
Es más, a nivel de diseño, y pese a ambientarse en un futuro muy particular, el juego le dibujará más de una sonrisa a los fans de JoJo's Bizarre Adventure entre poses, situaciones y personajes.
Pero, como debe ser en todo buen arcade que se precie, al final todo queda reducido a las sensaciones jugables. Y pese a que Cannon Dancer fue y sigue siendo terriblemente estricto, en su regreso doméstico sabe abrirse al público del siglo XXI. Y eso que los menús de esta versión es absurdamente rudimentaria.
De partida porque una vez hayamos escogido idioma para los menús y versión del juego (occidental o japonesa), la editora ININ Games ha planteado que los jugadores conozcan o se reencuentren con Cannon Dancer a través de dos modos principales.
- El modo estandar, que básicamente es para divertirse jugando y completar el juego, ofreciendo continuaciones ilimitadas (introduciendo monedas), trampas, mejoras y la capacidad de guardar dónde queramos.
- Y el mucho más interesante modo desafío, el único con el que es posible desbloquear logros (o trofeos) y en el que renuncias a casi todas las facilidades anteriores. Si lo deseas, puedes activar hasta dos ventajas antes de empezar.
Dicho de otro modo, si lo que quieres es un festival de destrucción en el que tengas el movimiento especial siempre al máximo, infinitos súper- ataques y ser invulnerable, el modo estándar te da eso y más con solo pasarte por la pestaña de ajustes. Y no es que eso le reste valor a todo lo que aporta y sus aciertos pero, lógicamente, en el proceso este juego tan loco y severo queda reducido a un paseo.
En lo referente al modo desafío, las ventajas son bastante razonables: más salud, saltos dobles, ser invencible durante los saltos, durante los golpes o cuando te deslizas... Eliges los dos que casen mejor con tu estilo de juego y tratas de llegar lo más lejos posible. Repitiendo esos ciclos de los arcades en los que el jugador debe desarrollar la memoria muscular y aprender cómo reaccionar a base de ensayo y error.
Ahora bien, cómo comentamos los menús son extremadamente rudimentarios y con muy poquitos detalles. De hecho, no esperes ni arte del juego, ni más extras que poder aplicar algún que otro shader a la partida y corregir elementos visuales con las mismas opciones que se le aplicaría a un emulador, incluso en las versiones de consolas.
Preservando la esencia de la recreativa perdida tal y como se lanzó, pero permitiendo que disfrutemos del viaje como a nosotros nos guste más. Y eso, se mire como se mire, es un acierto de cara a venir de nuevas o de terminar -¡por fin!- aquello que dejamos pendiente hace casi tres décadas.
La opinión de VidaExtra
Cannon Dancer quiere ser tan transgresor como Strider lo fue en su época y lo logra: hay buen ritmo y mucha acción en cada tramo. Hay un pixel art que denota el grado de maestría que tenían los desarrolladores japoneses pasada la primera mitad de la década de los 90.
Ahora bien, y esto es importante, las raíces jugables de esta secuela no oficial de Strider nos llevan a cómo se hacían y planteaban los juegos diez años antes de su propia llegada a las recreativas. Recompensando tanto la destreza como la capacidad de destruir por encima de todo lo demás.
Un proceso que lleva su tiempo y su práctica, pero que una vez dominado deriva en muy buenas sensaciones para el jugador.
La versión que nos llega a las consolas casi 30 años después quiere revalidar esa acción y sensaciones arcade en bruto y exhibir todo lo que se perdió desde entonces. Pero si simplemente quieres limpiar ocho niveles de enemigos sin preocuparte de nada más que saltar en los momentos que toca, también te abre esa puerta. Y eso no es malo, que conste.
Es una pena que el tratamiento general, más allá de los contenidos originales del juego, sea tan simplón de cara a este regreso. Los menús son básicamente funcionales, aunque se han traducido a varios idiomas (los textos del juego son en inglés o japonés según la versión) y, basándonos en lo que ofrecen otros regresos similares, podía haberse cuidado un poquito más o regado con extras más generosos de lo que te podría ofrecer un programa vía emulación.
Pero, por otro lado, ¿Es justo pedirle más a un juego que regresa sin haber obtenido en su día el calado de otros clásicos esenciales? Definitivamente el hito de este relanzamiento tardío de una rareza de los salones arcade va en otra dirección.
La nueva venida de Cannon Dancer - Osman supone un reencuentro con el genuino espíritu de los recreativos. Un juego que reaparece como ese mueble que, quizás, no arremolina en masa a los jugadores como los videojuegos de moda, pero cuya acción desplegada en pantalla se niega a pasar desapercibida.
Y, en el proceso, el regreso de Cannon Dancer - Osman supone una segunda oportunidad para una joyita más o menos desconocida de cara al gran público, pero que se acomoda muy bien a ese perfil que echa de menos los días en los que los videojuegos ofrecían acción pixelada en crudo y sin procesar. Algo que en la actualidad bien merece una moneda. O dos.
Precio de Cannon Dancer - Osman
El precio de Cannon Dancer - Osman para consolas y en digital está fijado en 29,99 euros, aunque hay que tener una consideración especial en el caso de PlayStation: si bien, la versión de Xbox se beneficia del Smart Delivery siendo compatible con Xbox One y Xbox Series X / S, las ediciones de PS5 y PS4 se venden por separado. En cualquier caso, y dado el tipo de juego que es, no he notado diferencias al jugar entre ambas generaciones.
Cannon Dancer – Osman
Por otro lado, las versiones en físico del juego valen exactamente lo mismo que en digital, incluyen libreto y se venden a través de strictlylimitedgames con dos apuntes: las unidades son hasta agotar existencias y hay que tener en cuenta los costes de envío. Aunque si realmente queremos saciar nuestro espíritu coleccionista, la Collector's Edition de Cannon Dancer - Osman es más tentadora y está repletita de extras.
Duración de Cannon Dancer - Osman
En Cannon Dancer - Osman no hay un término medio: si activas los trucos de invencibilidad, tienes infinitas continuaciones y activas todos los trucos llegarás al final del juego en 30 minutos o menos. Básicamente, lo que puede durar un título de acción para recreativas en el que no te pueden matar y ni siquiera deberás recurrir al guardado rápido. Otra cosa es si abordamos el juego tal y como se diseñó.
El modo desafío es la genuina esencia del juego original, y ahí vas a recibir por todos lados hasta que aprendas qué ocurre en cada zona y exprimas al máximo cada punto de salud y power up. Es más, los jefazos a partir del ecuador del juego se te van a hacer muy cuesta arriba, con lo que estamos hablando de tardes enteras, más lo que le quieras dar por el placer de regalar patadas giratorias. Si, además, quieres sacar los logros o trofeos en Xbox y PlayStation, la cosa se va a poner todavía más interesante.
Cannon Dancer - Osman
Plataformas | Xbox Series X / S (versión analizada), Xbox One, PS5, PS4 y Nintendo Switch |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Mitchell Corporation |
Compañía | ININ Games |
Lanzamiento | 13 de abril de 2023 |
Lo mejor
- Acción pixelada sin paños calientes: limpiar la pantalla de enemigos es un desafío, pero también un gustazo
- Un arcade desaparecido durante décadas que regresa acomodado a las consolas actuales
- ¿Quieres facilidades? Juega al modo normal y activa todos los trucos que quieras. ¿Quieres pasarlo mal? Pásate por el modo desafío
Lo peor
- Pese a las ayudas y los ajustes, la presentación y los contenidos de esta edición podían haber tenido un tratamiento bastante menos básico y funcional
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