Pasar de puntillas por el Reino de los Demonios en Dragon Ball Daima jamás fue el plan de Akira Toriyama. Con la nueva aventura formalmente iniciada, el pequeño Son Goku y sus amigos se aventuran a pie en este extraño mundo con volcanes flotantes, mares de tinieblas y cielos de color púrpura. Bueno, y con peligros que pueden asomar tras cualquier montaña o desde lo profundo de una nube de gas al menor descuido. Como dijo Goku al salir de la tercera emboscada consecutiva en este nuevo capítulo, en este mundo demoníaco no se puede bajar la guardia.
El episodio "Cotorra" deja implícito que la serie prefiere dar un pequeño pero muy bien calculado rodeo antes de continuar desplegando la gran trama para seguir dándole más matices y protagonismo al Daima Kai, el Reino de los demonios. Un acierto dado que, como espectadores descubriremos a lo largo del camino que los héroes se ven obligados a hacer a pie nuevos peligros, divertidos artefactos que solo existen en este mundo y, en el proceso, introducir una nueva protagonista que busca meterse al público en el bolsillo desde su primera aparición.
El en proceso, a través de este episodio se aleja un poquito de esos raíles heredados de Dragon Ball GT y poco a poco su escenario se va pareciendo cada vez más a esos JRPGs en los que Akira Toriyama ha dejado su propia huella, introduciendo elementos y clichés descaradamente inspirados en los juegos de rol nipones sin perder la perspectiva original: retomar las sensaciones de las primeras aventuras del pequeño Son Goku. Ofreciendo una exquisita mezcla entre lo no tan previsible y lo que ya nos gustaba.
¿Y qué pasa con la acción? Todas las sagas de Dragon Ball son un reflejo de esa pasión de Toriyama por las artes marciales, y pese a que el aire tan denso que hay en el Reino de los Demonios limita enormemente la movilidad de nuestros viajeros, incluyendo enormes restricciones a la hora de volar, lo cierto es que el reparto de secuencias de acción en los poco más de veinte minutos que dura el episodio está muy bien planteado: luchas cortas, pero vistosas. Sin esas transformaciones tan propias de la serie, pero realmente bien animadas.
Sobra decir que no todos los habitantes del reino demoníaco son hostiles, pero está claro que al final el nuevo escenario fomenta los encontronazos con enemigos y es calvo de cultivo de peligros y amenazas. Y que la fuerza y los poderes de Goku hayan sido disminuidos en proporción a su tamaño habilita resoluciones mucho más en sintonía con sus primeras aventuras.
Dividiendo el tiempo en pantalla de nuevos viejo amigo con aspecto de niño en tres modos: repartiendo patadas y bastonazos, maravillándose ante el nuevo y desconocido mundo que se abre ante él y, ya puestos, degustando la comida local. De modo que sus tres pasiones se ven completamente saciadas en Dragon Ball Daima.
¿Lo no tan bueno? Pese a que Toei Animation aprovecha como puede los más de 20 minutos que tiene por delante para salpicar la pantalla de novedades, acción y humor, al final nos encontramos con que cuando se va a dar el siguiente gran paso se nos aplaza a la próxima semana. Lo que está claro es que la dirección en la que nos ha dejado el episodio 4 es la correcta y estamos deseando ver nuevos líos y todavía más personajes.
Lo ocurrido hasta ahora...
¡Goku ha recuperado su aspecto juvenil! Gomah, el nuevo regente del Reino de los Demonios decidió emplear las Dragon Balls de la Tierra para anular a aquellos héroes que derrotaron al poderoso Dabura y el mismísimo Majin Bu. Sin embargo, estas esferas mágicas que son capaces de cumplir cualquier deseo usan magia blanca, con lo que no pueden aniquilarlos. Ante esas, Gomah los vuelve a convertir en niños y se lleva a su mundo a Dende, el dios protector de las Dragon Balls.
Sería injusto decir que la prioridad de Goku es volver a tener su aspecto adulto, pero es plenamente consciente de tres cosas: hay que rescatar a Dende, le esperan nuevos desafíos y aventuras por delante y no es posible llegar al Reino de los demonios simplemente viajando con una nave espacial. Por suerte para él y sus amigos, un misterioso demonio llamado Glorio les ofrece llevarle a él y a Kaio Shin, la deidad suprema del universo, en su nave.
La primera toma de contacto de Goku con el Reino de los demonios fue, cuanto menos, particular. Le encanta que la comida allí sea tan sabrosa, pero es una molestia que por culpa de un gas inofensivo su movilidad y fuerzas estén tan limitadas, así que toca acostumbrarse tanto a su nuevo cuerpo como a las condiciones. Sin embargo, no tardará en empezar a ponerse a tono: muchos de los habitantes de ese mundo son hostiles con los extranjeros, y eso será la excusa perfecta para dar rienda suelta a su repertorio de golpes y técnicas.
Por desgracia, tras una de estas batallas Goku y sus compañeros de viaje se encuentran con que los demonios vencidos decidieron vengarse llevándose la nave en la que viajaban, con lo que ahora tanto él como Kaio Shin y Glorio deberán caminar hacia su destino. A pie. Con el aire tan denso que hay no tardarán en agotarse y no les conviene dado que el camino está plagado de peligros. Y no solo para ellos.
Tras repostar y descubrir varias de las maravillas del mundo de los demonios, incluyendo unos extraños insectos con propiedades curativas, los viajeros acaban llegando a un pequeño pueblecito que está sufriendo las consecuencias del cambio de régimen: el nuevo rey Gomah ha elevado las ofrendas que deben hacer los demonios y aquellos que no cumplan con los nuevos precios en monedas de oro deberán pagarle -literalmente- con sus años de vida.
Ante esto, Goku no se quedará de brazos cruzados. Y no es el único. De la nada aparece una misteriosa silueta encapuchada que se enfrenta a la guardia real de Gomah usando bombas de wasabi caseras y armas de electrochoque. ¿Héroe, villano o ninguna de las dos cosas? Lo que está claro es que comparte el mismo espíritu justiciero que nuestro protagonista.
Enciclopedia Daima: las Dragon Balls del Reino de los Demonios
En nuestra crítica del capítulo anterior hablamos del Reino de los Demonios y ahora vamos a abordar otro de los aspectos centrales de esta serie y del universo creado por Akira Toriyama: las Dragon Balls originales. No las del planeta Tierra o las que pudimos ver en Namek, que conste, sino las primeras que fueron creadas.
Creadas por el namekiano Neva, (cuya raza es originaria del Reino de los Demonios) las Dragon Balls originales son solo tres, usan una magia mucho más poderosa que las conocidas, las cuales emplean magia blanca, con lo que se entiende que son capaces de realizar deseos más sombríos y retorcidos. Lo cual es algo paradójico ya que todo el mundo sabe exactamente dónde están. Entonces, ¿por qué nadie las usa?
Cuando Neva creó las Dragon Balls del Reino de los Demonios también dio forma a los tres Tamagami, los protectores de cada una de ellas. Tres entidades tan poderosas que intimidan hasta a los demonios más poderosos de los tres mundos, con lo que se dice que nadie ha sido capaz de reunirlas y pedir ningún deseo en miles de años. Lógicamente, el pequeño Goku está entusiasmado con la idea de enfrentarse a ellos.
De momento desconocemos el alcance de la fuerza de los Tamagamis o si cada uno tiene un nombre propio, pero es de asumir que la fuerza de cada uno está por encima de la de Dabra y, por extensión, la de un Súper Saiyan. Y, por lo que se ha mostrado, parece que el color de cada Tamagami se corresponde con el cielo de cada uno de los Tres mundos demoníacos.
- Así, sabemos que el primer Tamagami posee una especie de piel rojiza (como el cielo del primer mundo demoníaco en el que vive Gomah) y porta una enorme espada con filo serrado y, además, lleva una especie de broche en su abdomen que representa la Dragon Ball de una estrella que protege.
- El segundo Tamagami es de color verdoso (color predominante del segundo mundo demoníaco) y porta un tridente muy largo. Luce un poco más delgado que el primero y el emblema de la Dragon Ball de dos estrellas que protege lo tiene en mitad del pecho y parece muy acostumbrado a luchar bajo el agua.
- El tercer y último Tamagami conocido es de púrpura como el cielo del tercer mundo demoníaco en el que Goku y sus amigos se encuentran. Su arma es un colosal martillo y es mucho más corpulento que los otros dos, aunque también lleva el emblema de la Dragon Ball de tres estrellas en mitad del pecho como el Tamagami del segundo mundo.
Por ahora desconocemos qué forma tendrá el dragón sagrado del Reino de los demonios pero lo cierto es que no es la primera vez que nos topamos con menos de siete Dragon Balls: en el manga de Dragon Ball Super se ha podido ver a lo largo de la saga de Granolah que un viejo namekiano creó sus propias esferas, siendo únicamente dos y del tamaño aproximado de unos dados. Sin embargo, contamos con que será cuestión de tiempo que Goku deba enfrentarse a ellos. Y eso hará todavía más interesante su aventura.
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Ficha de Dragon Ball Daima 1x04: Cotorra
- Dirección: Aya Komaki y Yoshitaka Yashima
- Guión: Akira Toriyama y Yuko Kakihara
- Estreno: 1 de noviembre de 2024 (internacional)
- Estudio / Productora: Toei AnimationToei Company
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