En los últimos días tuve la oportunidad de acudir a un evento de Konami donde probé algunos de los próximos lanzamientos que tiene la compañía entre manos. Uno de ellos es el recopilatorio de Metal Gear Solid, pero otro de los juegazos más interesantes que se guarda en la recámara es el de Super Crazy Rhythm Castle.
Personalmente, en absoluto tenía en el punto de mira este título de ritmo, a pesar de formar parte de un género que siempre me ha encantado porque las propuestas que apuestan por él por lo general acaban dando muy buen resultado. Por eso mismo me encantó encontrarme con él, porque ha sido sin duda una de las mayores sorpresas que he jugado en los últimos meses.
Un castillo con decenas de desafíos musicales
La alocada aventura nos invita a seleccionar de primeras uno de los cuatro personajes disponibles con los que nos adentraremos en un castillo gobernado por el desquiciado rey Ferdinand. Al poco de comenzar a dar nuestros primeros pasos nos toparemos con él, quien está dispuesto a proteger sea como sea nuestra corona y a fastidiarnos por todos los métodos posibles.
Para ello nos desafía a superar una serie de retos que ha generado su retorcida mente y en los que hay algo que comparten todos ellos en concreto, como es el hecho de que apuesten por un componente musical puro y duro. Sin perder el sentido del ritmo podremos escuchar de fondo canciones de rock, hip hop, pop, techo y mucho más hasta llegar a más de 30 canciones diferentes.
La jugabilidad no puede ser más sencilla, porque en todas estas pruebas se mostrará en pantalla una serie de pistas con notas que hay que pulsar en el momento adecuado. El mínimo son tres, asignadas a un botón del mando cada una, pero si alguno desea aumentar la dificultad más todavía se puede aumentar la cantidad a cuatro, aunque tampoco es que se note en exceso que resulte complicado.
Simplemente con tener buenos reflejos y estar atentos a todo lo que sucede ante nosotros es más que suficiente. No obstante, estos desafíos no consisten simplemente en seguir el ritmo de las líneas musicales sin más, porque cada reto cuenta con sus propias características decididas a entorpecernos todo lo posible.
De este modo, una de las primeras consiste en dejar de toda la música para pasar a apartar unas cajas y unos brazos robóticos a base de pulsar unos botones, mientras que otra que no paró de hacerme reír a carcajadas era una en la que salían unos personajes muy variopintos emitiendo unos sonidos muy cómicos y que planeaban cocinar un plato muy sanguinario, pero como uno de ellos era vegano optaron mejor por cambiar el menú a una simple ensalada.
Momentos así de desternillantes están prácticamente a la orden del día. Si bien reconozco que de primeras me chocaba un poco que las pruebas de ritmo se vieran interrumpidas por obstáculos como el de las cajas o el de unas enredaderas que debía de destrozar con un spray, lo cierto es que a la larga todo está muy bien llevado para que resulte muy original y no todo sea tener que pulsar los mismos botones una y otra vez sin más.
En definitiva, caos a tutiplén en el que cada vez que terminas una fase te dan ganas de comenzar la siguiente solo por descubrir qué otros trucos guarda el rey bajo la manga para, en el fondo, hacérnoslo pasar en grande.
El alocado multijugador en el que las risas no cesan
Ya de por sí la campaña para un jugador me sorprendió muy gratamente, pero el multijugador fue capaz de llevar la diversión incluso más lejos todavía, que ya es decir. Y es que la historia principal se puede jugar al completo con otras tres personas más, con la diferencia de que todos deben de completar el mismo nivel con los mismos objetivos, características, obstáculos a tener en cuenta, etc., ya que hasta que no acaban todos no se termina la fase.
Aun así, lo mejor de todo es su modo competitivo, en el que hasta cuatro personas se ven las caras en una serie de minijuegos bastante disparatados con el objetivo de ser el último que quede en pie para hacerse con la victoria. Me habría encantado ver en profundidad este modo, pero tan solo tuvimos la oportunidad de disfrutar de un desafío que consistía en ir esquivando una serie de objetos que iban desplazándose de un lado a otro de la pantalla.
Sin perder el sentido del ritmo en ningún segundo, la situación no tardaba en desmadrarse por completo, volviéndose realmente complicado salir ileso de todo lo que iba apareciendo, con risas y piques sin cesar por lo loco que se volvía todo. Asimismo, también había otro que consistía en agarrar objetos del color adecuado para no ser eliminados e incluso también hay otras pruebas en las que se puede competir por parejas.
En muchos momento Super Crazy Rhythm Castle me hizo recordar los grandes momentos que pase con el multijugador de títulos como Overcooked! 2 o It Takes Two, de lo mejor que he probado para juntarse en una misma consola con otras personas. Puede que no invente la rueda o no llegue a la talla de los juegazos de gran presupuesto, pero a veces también se agradecen propuestas así que lo único que buscan es hacernos pasar un rato divertido y para que las fiestas en las casas se vuelvan más hilarantes todavía.
- Plataformas: Nintendo Switch, PC, PS4, PS5 (versión jugada), Xbox One y Xbox Series X/S
- Multijugador: Sí (1-4)
- Desarrollador: Second Impact Games
- Compañía: Konami
- Lanzamiento: 17 de noviembre de 2023
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