Uno de los acontecimientos más impactantes y más desoladores que hemos vivido en las últimas semanas ha sido el fallecimiento de Akira Toriyama. El creador del universo de Dragon Ball nos dejó el pasado 1 de marzo a los 68 años, lo que supuso un duro mazazo para todos los aficionados del anime y del manga al tener que decir adiós a uno de los artistas japoneses con más talento de las últimas décadas.
Si bien las aventuras de Goku y compañía y Dr. Slump eran sus obras más reconocidas, también llegó a publicar otra más hace 24 años que ha pasado un tanto desapercibida hasta los últimos años. Se trata de Sand Land, una historia que tan solo está formada por un único tomo y ha acabado recibiendo una adaptación en forma de película que únicamente se ha estrenado en Japón.
No obstante, recientemente se ha estrenado en Disney+ una versión en forma de serie y también está previsto que a finales del mes que viene se ponga a la venta su propio videojuego basado completamente en esta divertida aventura. En los últimos días he tenido la oportunidad de probar un gran adelanto de este título, así que a continuación tenéis mis impresiones tras haberme puesto a los mandos durante tres horas.
Un RPG de acción que ha sabido respetar a grandes rasgos la esencia de la obra original
Para los que no sepan nada de qué va Sand Land, la trama nos mete de lleno en un mundo desértico en el que los humanos y los demonios están teniendo problemas para sobrevivir a causa de la extrema escasez de agua. Sin embargo, el Sheriff Rao está convencido de la existencia de un manantial sagrado que contiene el agua suficiente para poner fin a esta situación tan devastadora, así que partirá en un viaje por todo el desierto para dar con él.
Dado que la travesía no tiene pinta de que vaya a estar exenta de peligros, Rao se reúne con los demonios para solicitar su ayuda, de manera que el Príncipe Demonio Beelzebub, junto con su fiel aliado Thief, se animarán a echarle un cable en esta causa por el bien común de todos. Eso sí, aunque el grupo esté formado constantemente por este trío de personajes, prácticamente al único que se controla la mayor parte del tiempo es a este pequeño demonio de color rosa que en verdad cuenta con un corazón de oro.
Por lo poco que he visto de su argumento he podido comprobar que todos y cada uno de los sucesos principales del manga, la película y la serie anime tienen lugar también en el videojuego, así que no se echará en falta nada. Es más, para aumentar su duración, toda la trama se ha ampliado y ciertos detalles se han modificado para que encajen mejor, jugablemente hablando.
El título nos presenta un divertido RPG de acción que se nota que está enfocado para todo tipo de usuarios, sobre todo en su dificultad. Los combates en los que se ve envuelto Beelzebub se resuelven con bastante facilidad a base de pegar puñetazos débiles y otros más fuertes, aunque también puede esquivar rápidamente los impactos y hasta usar otras habilidades más poderosas que se van desbloqueando sobre la marcha a base de subir de nivel al ganar puntos de experiencia.
También he de decir que la mayoría de combates en los que participé eran opcionales. A la hora de viajar por su inmenso mundo abierto hay animales y ladrones por todas partes con los que puedes liarte a mamporros si te apetece, lo que no está nada mal, aparte de para fortalecer a nuestro protagonista, para pasar el rato y que no todo sea ir de un lado para otro. Además, dentro de su simpleza, la verdad es que las peleas son muy entretenidas.
Sin embargo, lo que no me ha convencido tanto es que la aventura cuenta con demasiados momentos de sigilo. Cada vez que comenzaba una de estas partes se rompía el ritmo una barbaridad y la aventura se volvía un poco soporífera. La primera con la que me topé no me importó porque pensé que sería algo puntual y no sería una de las mayores características del juego, pero lo cierto es que acaban siendo más frecuentes de lo que me gustaría.
A su vez, otro inconveniente es que no son demasiado interactivas. Básicamente tienes que permanecer oculto de la vista de los pocos soldados enemigos que hay por los alrededores mientras te vas desplazando por el escenario, así que puedes optar por ignorarles o pillarles desprevenidos para darles un susto que les deje petrificados en el sitio, pero casi todo el rato estás yendo a donde te marque el juego y a paso de tortuga para no hacer demasiado ruido con las pisadas. En resumidas cuentas, estas secciones son todo lo contrario a lo que ofrece la aventura con su buen ritmo en los combates y en los viajes.
Los impresionantes combates con vehículos frente a unos puzles un tanto simplones
Otro tramo de esta versión de prueba que pude jugar tenía lugar en un punto más avanzado de la trama. Aquí es donde pude echarle un ojo con profundidad a otra de las características más importantes del juego, y que también está presente en el anime y el manga, como son sus vehículos. Sin duda, se nota que este universo procede de la mente del creador de Dragon Ball, porque las motos, coches, tanques y robots que puedes controlar son exactamente idénticos a los del mundo de Goku y sus amigos.
Los vehículos son una parte fundamental de la jugabilidad. Principalmente porque son el medio de transporte para viajar por su mundo abierto a toda velocidad y no tener que ir a pata, aunque también se puede optar por el viaje rápido si se han desbloqueado ciudades u otras zonas de interés. Aun así, resulta mucho más divertido pillar una moto o un coche y pisar el acelerador a fondo para ir a cualquier parte.
Es más, cada uno de los vehículos se puede modificar de arriba a abajo, pudiendo escoger cuáles son los colores principales de cada uno de sus componentes, aunque lo realmente importante son las mejoras que se pueden aplicar. Independientemente del vehículo que se escoja, se pueden cambiar todas sus piezas por otras con sus respectivas estadísticas y niveles de rareza. Es ahí donde también se nota que estamos frente a un RPG al tener una gran libertad de personalizarlos en su totalidad dependiendo de si queremos que sean más resistentes, más rápidos o incluso más demoledores.
Asimismo, se pueden obtener chips para que los vehículos suban de nivel. Todo lo que sea necesario para que sean lo suficientemente poderosos cuando llegue el momento de la verdad, porque los combates pilotándolos están a la orden del día. Hay momentos en los que se juntan numerosos grupos de enemigos, algunos con sus propios vehículos, que no dejan más remedio que tener que sacar la artillería pesada para hacerles morder el polvo.
Independientemente del que se escoja, todos disponen de sus propios tipos de munición, entre las que hay balas o explosivos y también unos que quitan menos vida a cambio de contar con más munición y viceversa. En cualquier momento se puede alternar entre unas y otras rápidamente, lo que también es de gran utilidad mientras se van recargando las balas, sobre las que hay que indicar que son ilimitadas.
Por otro lado, lo que hay que tener presente en todo momento es la vida de los vehículos, porque mientras se está al mando de uno es como si fuese nuestro propio personaje. En este sentido, si su vida se reduce a cero mientras estemos a los mandos, se acabó la partida. No obstante, es tan fácil como abrir un menú rápido de objetos para reparar los daños u otro menú donde aparecen el resto de vehículos disponibles para así saltar de uno a otro en tan solo un segundo.
En general, los combates con los vehículos ha sido con diferencia lo que más me ha encantado del juego. Todo lo contrario que su exploración dentro de las mazmorras. No tengo claro si todas seguirán el mismo patrón o serán similares, pero la única que visité era una especie de templo acuático en la que tenía que estar constantemente atravesando sus pasillos y zonas más abiertas en busca de palancas para subir o disminuir el nivel del agua y así ir avanzando por los caminos que se iban desbloqueando.
La cosa es que la mazmorra era un tanto lineal y no ofrecía reto alguno al plantear sin cesar el mismo objetivo de buscar las palancas. Por si no fuera suficiente, para moverse por la mazmorra era necesario pilotar un vehículo que se desplazaba por encima del agua, pero el problema residió en que este no cabía por los pasillos, por lo que perdí la cuenta de las decenas de veces que tuve que sacarlo y guardarlo. Por suerte, la animación no es demasiado larga, pero después de haber hecho lo mismo 20 o 30 veces, acaba siendo desesperante.
La papeleta la salvó justo el tramo final, donde tuve que enfrentarme contra un jefe final en forma de pulpo. Esta pelea sí que me pareció un buen reto y además muy entretenida, al tener que pilotar el mismo vehículo para acribillarlo a tiros y a misiles mientras esquivaba sus tentáculos y todo lo que me iba arrojando. Desde luego, espero encontrarme con más batallas así en la versión final.
Luces y sombras en las primeras horas que he jugado a Sand Land. Por el momento me quedo con lo coloridos que son sus escenarios, lo bien que luce artísticamente, sus frenéticos combates con vehículos, los viajes mientras los pilotas y lo bien que se ha respetado el material original. Por el contrario, el sigilo, los puzles y las mazmorras no juegan en absoluto a su favor, así que cruzo los dedos para que predomine más todo lo primero y no tanto todo lo último cuando salga a la venta este simpático RPG de acción.
Ficha de Sand Land
- Plataformas: PC, PS4, PS5 y Xbox Series
- Multijugador: No
- Desarrollador: ILCA Inc.
- Compañía: Bandai Namco
- Lanzamiento: 26 de abril de 2024
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