La princesa de Nintendo lo da todo después de casi dos décadas con Princess Peach: Showtime!, una encantadora aventura que conquistará a los más pequeños

Mucho se habla de que Nintendo Switch está dando sus últimos coletazos o se acerca al final de su ciclo de vida. No obstante, a la gran N todavía le quedan unos cuantos juegos pendientes de ser publicados a lo largo de este año, como por ejemplo Princess Peach: Showtime!, uno de los próximos títulos que recibirá en exclusiva la consola de Nintendo.

Han pasado nada más y nada menos que 18 años, que se dice pronto, desde que la Princesa Peach protagonizó su primera y única aventura en solitario, como fue Super Princess Peach para Nintendo DS. Desde entonces, son muchos los que han solicitado que se le diese una nueva oportunidad de ponerse al frente de su propia aventura, de ahí que por fin, después de casi dos décadas, le ha llegado su momento tan especial.

En los últimos días he tenido la oportunidad de probar la primera hora del juego, así que os voy a contar a continuación qué me ha parecido para que os hagáis una idea de lo que podéis esperar.

Una aventura de lo más simple ambientada en un asombroso teatro

La trama del juego es muy sencilla y se resume en un santiamén. La Princesa Peach recibe una carta para acudir a un espectáculo en el Teatro Esplendor, pero al llegar allí se da cuenta de que en realidad se trata de una vil trampa. La malvada bruja Grape y la Compañía Malaúva se han apoderado del lugar con la intención de arruinar la función, así que ahora depende de Peach el devolver el lugar a la normalidad.

Es entonces cuando conoce a Lucy, la guardiana de este recinto, de forma que ambas unirán fuerzas. Gracias a su ayuda, Peach obtiene ciertas capacidades especiales, como la de poder animar a los actores que se encuentran atrapados en los escenarios o la de interactuar con elementos del entorno.

Todo ello en una serie de niveles que tratan de representar diferentes obras teatrales con sus propias ambientaciones. De este modo, tan pronto estás recorriendo una fase ambientada en el Salvaje Oeste, como de pronto los murales y objetos de alrededor te trasladan a Japón o al interior de un castillo que hay que salvar. Lo cierto es que resulta muy curioso porque en todo momento tienes la sensación de formar parte de la obra por el atrezo y al mismo tiempo cada nivel se siente único y distinto al resto.

Además, también ayuda el hecho de que Peach está iluminada constantemente por un foco que procede desde el techo, mientras que las fases son en 2D, pero lo que sí que hay que dejar muy claro es el tipo de público al que está enfocado el juego, porque aquellos que busquen un reto o algo que requiera cierta habilidad a los mandos, se llevarán un chasco. Claramente, la aventura está más dedicada para los pequeños de la casa, aquellos que quieran probar un videojuego por primera vez o simplemente disfrutar de una propuesta sin ninguna complicación.

Para simplificar todo en gran medida, únicamente se juega con dos botones: uno para atacar y otro para saltar, nada más. Los enemigos no son en ningún momento un hueso duro de roer y con tan solo presionar el botón de ataque acabas con cualquiera de un golpe, aunque también hay minijefes o jefes finales que sí que requieren aprenderse bien los patrones para acabar con ellos. Aun así, el juego dispone de tutoriales y consejos que te ayudan en todo momento para saber qué hay que hacer por si, a pesar de todo, alguien necesita una ayuda extra.

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Lo diferentes que se sienten los niveles con las transformaciones de Peach

El Teatro Esplendor está dividido en varias plantas a las que no se puede acceder libremente. Para ello hay que ir superando previamente las fases que forman parte de cada uno de los pisos para desbloquear el paso a otras obras. En el caso de la primera, pude acceder a cuatro fases que se pueden completar por cualquier orden, así que cada uno tiene libertad para escoger la que prefiera.

Más allá de la temática exclusiva de cada nivel, algo que me ha encantado sobre ellos es el hecho de que en ningún momento tienes que realizar las mismas tareas o cumplir con los mismos objetivos, lo que ayuda considerablemente a que la aventura se sienta muy diferente constantemente y no te dé la sensación de estar haciendo lo mismo una y otra vez dentro de su simpleza.

Por ejemplo, en la fase del Salvaje Oeste tuve que perseguir a una banda de bandidos mientras me desplazaba a lomos de un caballo. Asimismo, en la de la cocina me dedique a preparar tartas empleando una serie de máquinas para decorarlas con nata y otros condimentos, pero la que más me encantó fue la obra ambientada en Japón por lo variada que era, ya que tuve que saltar por paredes, ocultarme bajo una tela o sumergirme bajo el agua como un auténtico ninja.

De hecho, todo esto se podía conseguir gracias a los poderes especiales que va desbloqueando Peach. Al igual que cada nivel cuenta con su propia temática, en todos ellos se oculta una transformación que otorga habilidades sensacionales a la princesa que modifican su aspecto y la forma en la que ataca o se mueve por todas partes. En esta versión de prueba llegué a probar cuatro de ellas: espadachina, repostera, ninja y vaquera.

En el caso de la espadachina, la transformación hace honor a su nombre porque brinda a nuestra protagonista una espada para realizar embestidas con una gran elegancia, aunque en el caso de la vaquera emplea un látigo para atar a los enemigos o lanzarlos por los aires. En cambio, la repostera era una fase más tranquila al no tener que lidiar con nadie, dado que solo había que participar en una especie de minijuegos tratando de preparar las tartas más deliciosas.

Precisamente, es esencial hacerlo lo mejor posible, porque eso sirve para obtener una serie de estrellas, y es que en cada fase hay una decena de ellas ocultas que hay que localizar u obtener. La mayoría están a simple vista, pero también hay unas cuantas muy ocultas o que requieren realizar ciertas tareas, lo que conlleva rejugar los mismos niveles más de una vez porque es muy complicado hacerse con todas a la primera, así que es una buena forma de alargar algo más la aventura y otorgarle algo de rejugabilidad.

Por otro lado, las transformaciones son exclusivas de cada una de las fases y no se pueden utilizar en ningún otro momento. Eso sí, tocará esperar a la versión final para ver cómo son el resto de fases con el resto de disfraces disponibles. En cualquier caso, lo que me ha dejado claro esta primera toma de contacto es que Princess Peach: Showtime! no se presenta como uno de los bombazos de este año de Nintendo Switch, pero teniendo claro el público al que está dedicado y sus virtudes, sí que se puede convertir en un juego divertido y que al menos te puede hacer pasar un rato entretenido.