Una de mis sagas favoritas de todas las que existen ha sido siempre Pokémon. No me suelo perder ningún videojuego de este universo, de ahí que la primera vez que se anunció Palworld captó mi atención al instante por parecerse tanto en sus criaturas que hay que capturar y entrenar, pero lo que más me impactó de todo fue el hecho de que podías equiparles armas y hacer que trabajasen a destajo.
Dos acciones que probablemente nunca veremos en la saga de Nintendo, lo que sin duda ya le hace distanciarse a una de la otra. Aun así, como le ha pasado a mucha gente, siempre me ha resultado inevitable conocerlo como "el juego de Pokémon con armas", así que quería probarlo por mi propia cuenta para comprobar hasta qué punto eso era verdad. El resultado: una experiencia que ha logrado conquistarme del todo muy rápidamente.
Un día muy intenso tratando de sobrevivir de mala manera
Debo admitir que al principio, más allá de los materiales oficiales que Pocketpair ha ido distribuyendo, no quise ver demasiado para ir un poco a ciegas y descubrir todo por mí mismo. Esto provocó que ya supiese previamente que tenía un componente de supervivencia, pero no uno tan elevado que te obliga a tener que estar buscándote las habichuelas constantemente sin cesar.
Es por ello que el primer rato que pasé a los mandos me echó un poco para atrás, sobre todo hasta el punto de creer que iba a ser un juego que no era para mí y del que me iba a cansar rápidamente. A pesar de ello, quise seguir adelante hasta ver bien todo lo que me podía ofrecer, pero también me pasó que me resultó demasiado abrumador comprobar la cantidad de mecánicas y funciones con las que contaba.
Además, no hay un tutorial como tal que te enseñe a jugar o te indique más o menos qué o cómo hacer las cosas. Lo único parecido es una especie de objetivos que se van marcando y son los que te ayudan a saber qué hacer a continuación durante los primeros niveles. De todos modos, nada más llegar a este mundo de fantasía te sueltan ahí en medio y depende de uno mismo buscarse la vida a partir de ese mismo instante.
Sin herramientas, sin ropa, sin comida, sin Pals que pudieran ayudarme… sin nada directamente, estaba un poco perdido. Así hasta que me puse en serio a tratar de conseguir materiales en forma de piedras y madera para comenzar a fabricar un garrote en una mesa de trabajo y de ahí otros materiales fundamentales, en especial las Esferas Pal, porque quería comenzar a atrapar mis primeros Pals.
Eso sí, aunque a los Pokémon estoy acostumbrado a dejarles con la vida tiritando antes de lanzarles una Poké Ball para atraparlos, aquí creía que lo suyo era dejarles K.O. Craso error, porque efectivamente hay que disminuirles la vida todo lo posible para que la Esfera Pal funcione y cuente con un mayor efecto, por lo que al final es una mecánica que se mantiene entre un juego y otro, pero reconozco que lo pasé bastante mal con las primeras criaturas.
Más que nada porque presumen de tener un aspecto tremendamente amigable y encantador, así que me rompía un poco el corazón machacarlas a base de golpes y escuchar sus quejidos de dolor de los garrotazos que les estaba propinando, pero bueno, todo fuese por el bien de sobrevivir a toda costa. No obstante, los primeros problemas comenzaron a llegar por la noche.
Como no había comenzado a construir mi propia base, no tenía un lugar donde descansar y protegerme de las bajas temperaturas, así que mi personaje pagó las consecuencias al tiritar del frío que estaba pasando. Al menos no tardé demasiado en fabricar mi antorcha, algo que es necesario cuando se esconde el sol, porque por la noche no se ve absolutamente nada si no llevas este artículo encima o un Pal que sea de tipo fuego. Además, es necesario llevar siempre siempre comida porque la barra de energía disminuye constantemente, lo que puede conllevar que la barra de vida caiga en picado en el caso de que las tripas rujan demasiado.
En definitiva, el primer día virtual en las islas de Palápagos me dejó sensaciones encontradas porque no lo estaba terminando de disfrutar del todo por el hecho de tener que estar tan pendiente de mi personaje, por la falta de materiales y no tener casi nada a mano para subsistir. En cambio, tenía algo que logró engancharme y animarme a ponerme las pilas en cuanto volviese a salir el sol, lo que no quita que el propio juego te permite ajustar en cualquier momento toda clase de opciones del mundo, para quien prefiera que la experiencia sea más sencilla o más dura.
Descubriendo las verdaderas bondades de Palworld
Lo dicho, en cuanto amaneció fue cuando me puse manos a la obra a levantar mi base y echar un ojo a ciertas mecánicas que también se nota que se han inspirado en Pokémon. Más allá de disponer de una especie de Pokédex para consultar información de cada criatura, la base necesita un ordenador del que poder gestionar todo, como quién vigila los alrededores y a quién dejas almacenado descansando.
A partir de ahí, a base de recolectar materiales, puedes construir multitud de muebles y artículos indispensables para la base, como camas para que los Pals descansen, una cesta de comida desde la que se pueden alimentar o también cajas para almacenar los materiales. Y es que a base de subir de nivel vas desbloqueando puntos que hay que distribuir entre diferentes categorías, como por ejemplo la de poder cargar con más objetos, porque si llevas demasiado peso encima ni puedes saltar ni moverte apenas.
Lo que sí me gustó de este hecho es que, como ocurre en The Legend of Zelda: Breath of the Wild y Tears of the Kingdom, el mundo lo puedes explorar libremente como quieras, trepando por cualquier pared rocosa que te encuentres. De ahí que los puntos de los primeros niveles recayesen en aumentar la capacidad de llevar más peso, porque de lo contrario me veía teniendo que hacer mil viajes a la base para conseguir los suficientes materiales.
El levantar una buena base es fundamental, ya que es el lugar desde el que se llevan a cabo la mayoría de operaciones para fortalecer a los Pals y a nuestro propio personaje con más piezas de equipo, herramientas como hachas y picos, además de armas en forma de arcos y pistolas. Un hecho muy necesario porque la base puede ser asaltada por ladrones o Pals salvajes, así que nuestros propios compañeros se pueden defender, pero nosotros también debemos imponernos ante cualquier malhechor.
Asimismo, los Pals siempre están dispuestos a echar una mano en cualquier tarea, como la recolección de materiales, la construcción de artículos, el regar un huerto, encender antorchas y mucho más. No obstante, no todos disponen de las mismas capacidades, dado que cada Pal tiene su propia personalidad, comportamiento y, sobre todo, especialidades, de forma que solo los de tipo agua son los que pueden regar o no todos pueden picar piedras o talar árboles.
Por esta razón, es esencial capturar todos los Pals diferentes que te vayas encontrando para quedarte con los mejores de cada especie. ¿Y qué hacer con los sobrantes? Pues bien, de momento no lo he vivido en persona, pero sí tengo constancia de que puedes venderlos a mercaderes para sacarte un buen pellizco de dinero o incluso destriparlos por si estás falto de alimentos y necesitas algo para llevarte a la boca o para mantener la tripa llena de los Pals que sí dejes con vida. Por suerte, el juego censura estas escenas para hacerlas algo "menos crueles".
Solo con la construcción de la base es fácil que el tiempo empiece a transcurrir rápidamente dentro del propio juego y te puedas pasar horas y horas levantando el lugar perfecto para vivir el día a día. De todos modos, la verdadera esencia del juego es explorar el mundo, lo que me permitió ver a fondo cómo es su combate y comprobar que aquí no es como en Pokémon que las criaturas se ocupan de todo el trabajo sucio a base de darles órdenes.
Si bien a los Pals les puedes indicar que sean pasivos, agresivos o ataquen al mismo objetivo que tú, son ellos los que utilizan sus respectivos ataques por su propia cuenta, mientras que nosotros somos los que debemos golpear con armas a los Pals o humanos malvados. Al menos, la inteligencia artificial de los acompañantes me ha parecido lo suficientemente alta para que no sean unos meros monigotes que están ahí para comportarse como sacos de boxeo.
Aun así, hay que procurar que no caigan debilitados, en cuyo caso hay que dejarles en la base reposando durante diez minutos antes de poder unirlos otra vez al equipo. Sí, es algo que también me ha tocado vivir a las malas por tratar de plantar cara a algunos Pals muy fuertes, lo que me ha demostrado que hay que entrenar bastante duro para lograr un equipo lo suficientemente poderoso para hacer frente a cualquier adversidad que se pueda presentar.
En resumen, todo esto ha sido lo que he podido experimentar en las primeras dos o tres horas aproximadamente. Está claro que Palworld no me ha enseñado todas sus cartas en este tiempo, pero sí las suficientes para dejarme claro que tiene su propia personalidad que le diferencia de Pokémon y que sus características principales pueden convertirlo en un juego con el que te puedes pasar cientos de horas delante de la pantalla explorando el mundo, entrenando criaturas, mejorando la base, etc.
Tengo clarísimo que pienso seguir dándole caña a lo largo de las próximas semanas, sin olvidar que lo que está disponible es una versión de acceso anticipado. Esto se nota especialmente en numerosos fallos gráficos y funciones que no están del todo pulidas, pero precisamente para eso estamos frente a una versión no finalizada, por lo que Pocketpair puede conseguir que Palworld aspire a ser uno de los mejores juegos de 2024 si lo cuida lo suficiente y sigue ampliando y mejorando su contenido. Al menos, a la comunidad ya se la ha ganado con unos números de auténtica locura que no paran de crecer.
- Plataformas: PC, Xbox One y Xbox Series X/S
- Multijugador: Sí (1-32)
- Desarrollador: Pocketpair
- Compañía: Pocketpair
- Lanzamiento: 19 de enero de 2024 como acceso anticipado
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