Hay un lugar en el Olimpo dedicado a todos aquellos capaces de hacer fácil lo difícil. De entre todos los asientos que dan forma a su mesa, los diseñadores de videojuegos tienen un lugar dedicado en el que comer sin engordar durante toda la eternidad. Potion Craft es sólo una prueba más de lo mucho que merecen ese puesto.
Este juego es la razón por la que el diseño de videojuegos nos parece la pieza clave de cualquier título. Su arte puede gustarte más o menos, puede funcionar mejor o peor, pero si no es divertido no hay nada que hacer.
Hacer divertido lo aburrido
Hacer divertido lo aburrido o, lo que al fin y al cabo es lo mismo, hacer fácil lo difícil. Ahí está la clave. En el caso de Potion Craft es el proceso de invitar al jugador a convertirse en alquimista para crear pociones y venderlas al público.
La que cura tras una batalla, la que envenena a tu enemigo, o la que hace que tus plantas vuelvan a crecer. Combinaciones de hierbas, setas y flores capaces de cambiarles la vida al que las compra mientras tú te llevas un buen pico en forma de monedas de oro.
Juntar hierbas para crear zumos, en esencia. En un entorno plano, sin paseos por el bosque o animaciones más allá de cosas tan básicas como remover un caldero o avivar el fuego de una marmita. Algo tan simple y, a su vez, tan profundo, entretenido y bien pensado. Tan divertido pese a ser, al menos sobre el papel, rematadamente aburrido.
Para el foráneo que se plantee cómo enfocar el diseño de un videojuego así, la idea de adaptar cualquier juego de granja que te venga a la cabeza parece la opción más fácil. Un muñeco que va de aquí para allá plantando, recolectando y juntando elementos en una mesa de crafteo.
Potion Craft, en cambio, toma la vía difícil, la del eureka que probablemente encendió una bombilla en el seno de niceplay games cuando dieron con la mecánica que sustentaría el juego. Una fórmula sorprendentemente original que, en realidad, se reduce a un puñado de indicaciones que te mueven por un laberinto.
Más allá de Farmville
Tras toda la parafernalia con la que preparar pociones se encuentra el mapa que le da sentido al juego. En él aparecen distintos objetivos en forma de pociones a los que deberemos acercarnos partiendo desde el centro. Con ello podremos descubrir primero, y crear después, las distintas pociones que los clientes reclamarán en la tienda.
Los ingredientes que recogemos a golpe de clic del bosque que tenemos cerca son sólo las indicaciones que nos mueven de aquí para allá. Un camino serpenteado hacia la derecha, un zigzag hacia arriba, una parábola que se mueve hacia la izquierda y abajo.
Elementos que, una vez añadidos a la mezcla, dibujarán en el mapa el camino que tomará nuestra creación hasta alcanzar el objetivo deseado. Un proceso insultantemente simple. También demencialmente divertido.
Con la combinación de hierbas, preparación de las mismas, y una jarra capaz de aguar la mezcla para movernos atrás en ese camino creado -y evitar así los peligros que destrozarían la mezcla-, Potion Craft ya da buena cuenta del potencial de una idea a la que, por descontado, aún queda mucho que sumar.
Habrá hueco para más combinaciones, para cierta personalización del jardín y para dar forma a una narrativa con más peso. Pero la verdad es que no parece necesitar mucho más de lo que ya ofrece. Veremos qué tal le sienta la expectación generada. Crezca más o menos, ahí estaremos para aplaudir su logro cuando aterrice en Steam en algún punto de este 2021.
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