'Pokémon Edición Blanca 2' para Nintendo DS: análisis

Hace un par de años llegó para Nintendo DS la quinta generación de ‘Pokémon’. Una saga que estrenaba región, nuevas criaturas y alguna que otra novedad para renovar una franquicia a la que le empiezan a pesar los años. Tras las dos ediciones de rigor nos llega la tercera, y también la cuarta. Hoy analizamos ‘Pokémon Edición Blanca 2’.

‘Pokémon Edición Blanca 2’: el tercer título de cada generación, el más querido

Quienes seguimos la franquicia de Game Freak desde sus orígenes en la Game Boy normalmente coincidimos en que el tercer título de cada generación suele ser el más potente. Una revisión del binomio original que introduce algunas novedades bastante interesantes.

En esta ocasión han decidido cambiar ligeramente la fórmula y en vez de traernos una “edición Gris” nos llega una secuela de los juegos anteriores. Se mantiene como protagonista al tercer legendario, algo que se repite desde la segunda generación.

La historia nos sitúa dos años después de lo ocurrido en las primeras entregas de la quinta generación. Teselia, la región, ha cambiado ligeramente y nuestra aventura comienza en otro punto del mapa con otra pareja de protagonistas, avatares en blanco a los que, como viene siendo habitual, les imprimimos la personalidad que queramos.

La narración, como viene siendo habitual, no pasará a la historia de los videojuegos. Una historia sencilla que viene a cumplir con el arquetipo de las anteriores generaciones: equipo malo que quiere conquistar el mundo, líderes de gimnasio y muchas criaturas a las que atrapar.

A quienes somos fieles quizá este hecho no nos importe demasiado pero lo cierto es que la fórmula empieza a oler. Es cierto que no jugamos a Pokémon por su historia, ni tampoco por ese mensaje tan ñoño y lleno de moralina que intenta transmitir.

Los combates no introducen cambios respecto a lo que ya vimos en la quinta generación, que estrenó además de nuevas criaturas y ataques los combates triples. De nuevo, nada nuevo bajo el sol. Se sigue disfrutando, sí, pero con una sensación de deja vu notable.

La dificultad es bastante baja, incluso para ser un juego de Pokémon

A lo largo de nuestro viaje, el de las ocho medallas, se nos van presentando las principales novedades de esta entrega. Quizá la más notable es el torneo mundial. Una suerte de Torre de Batalla, se mantiene la estación de batalla, donde lucharemos con entrenadores de otras regiones.

La gracia de este modo radica en la posibilidad de ver caras conocidas de otras generaciones. El clásico reto postgame donde necesitaremos algo más que buenos Pokémon para ganar todos los campeonatos. Ya sabéis, IVs, EVs, movimientos huevos y demás consume horas de todo buen entrenador.

Pokéwood, en segundo plano, quizá es la otra novedad más destacada. El envoltorio es diferente pero la fórmula es la misma: introducir un modo donde los combates y los entrenamientos no sean tan importantes, como ya sucedía, por ejemplo, con los musicales o los desfiles. Curioso al principio pero aburrido salvo que lo cojamos con muchas ganas.

Conscientes de que la DS tiene los días contados y llegan un poco tarde, en plena transición a 3DS, Nintendo ha querido premiar a quienes han dado el salto a la portátil tridimensional con Pokéradar. Una aplicación de realidad aumentada que nos permitirá, entre otros, atrapar a algunos legendarios exclusivos.

Otro punto que muchos agradecerán es la diversidad de pokémons en las diferentes zonas. Lejos de ser chovinista como sus antecesores, esta vez nos encontraremos con más diversidad proveniente de otras generaciones. Eso sí, para hacernos con todos tendremos que recurrir a los clásicos intercambios, en local o a través de la red.

Por lo demás, pocas más novedades. La parte post gimnasios es bastante interesante y nos proporcionará unas cuantas horas entrenando, explorando y consiguiendo nuevas criaturas. Visualmente se han renovado algunos sprites pero se mantiene esa fórmula extraña entre lo 2D y lo 3D.

‘Pokémon Edición Blanca y Negra 2’, conclusiones

Con la DS en el ocaso y la 3DS amaneciendo, tímidamente, quizá esta entrega deba servir como un punto de inflexión en la franquicia. Se empieza a notar el agotamiento, logra divertir, tarea no siempre sencilla, pero no logra cautivar ni sorprender.

La propuesta es buena pero no viene para cambiar nada. Convencerá, con reservas, a los entusiastas de la franquicia pero no logrará animar a quienes en su día no le convenció la idea. Un buen juego que intenta justificarse con un número de novedades correctas, dentro de su contexto, pero algo escasas. En el horizonte: el futuro de Pokémon en 3DS.