Análisis de Oddworld: Soulstorm, un sorprendente remake con sigilo y puzles en abundancia en una aventura con demasiado por pulir

La saga Oddworld nos ha acompañado a lo largo de más de 20 años desde que debutó en 1997 con Oddworld: Abe's Oddysee. Desde entonces ha recibido unas cuantas aventuras diferentes, entre ellas algunas versiones en alta definición o remakes, como es precisamente el caso del recién llegado Oddworld: Soulstorm.

El título se trata de un remake de Oddworld: Abe's Exoddus, la segunda parte de la franquicia que ahora ha vuelto a la vida con esta aventura que en ocasiones da la impresión de ser un juego completamente nuevo, más allá de ser una reimaginación de este fantástico clásico que se lanzó en 1998.

Tras jugarlo a fondo, disfrutar de todo lo que ofrece y al mismo tiempo frustrarnos por ciertos detalles, os invitamos a leer el siguiente análisis en el que os vamos a contar los motivos por los que merece realmente la pena que le deis una oportunidad, así como aquellos puntos que es necesario que tengáis en cuenta antes de lanzaros a por él.

La última esperanza para salvar a los Mudokons

Como hemos señalado previamente, aquellos que conocieseis los títulos originales estaréis al tanto de cuáles son los acontecimientos que tienen lugar. No obstante, si es la primera vez que le dais una oportunidad a la serie, no os preocupéis porque no es indispensable haber jugado a Oddworld: New 'N' Tasty, el remake del primer Oddworld y por lo tanto la precuela de Oddworld: Soulstorm.

Aun así, para poneros en situación, los Mudokons que permanecían esclavizados en RuptureFarm han logrado escapar de este temible lugar gracias a la ayuda de Abe, nuestro protagonista. Sin embargo, la paz les dura un suspiro cuando un Glukkon vengativo y sus esbirros comienzan a atacar el refugio en el que se encontraban. A pesar de lograr escapar sanos y salvos, a Abe se le encomienda la misión de rescatar al resto de Mudokons que todavía permanecen atrapados y trabajando a destajo.

Toda la historia cuenta con un toque oscuro y a veces un tanto siniestro con toques de humor negro que se va contando mediante unas secuencias cinemáticas de lo más impresionantes y que sin duda son de lo que más nos ha encantado. Más que nada por lo bien trabajadas que están todas las animaciones de los personajes y las sensaciones de enfado, tristeza, preocupación, miedo, etc., que transmiten constantemente con tal solo mirarles a la cara. Tampoco es que sean especialmente numerosas dichas secuencias, pero la trama está muy bien llevada en todo momento y resulta de lo más entretenida.

Si bien hay algunos detalles del argumento original que se han mantenido, otro motivo por el que decimos que parece un juego nuevo se debe a que la historia se ha ampliado a lo grande, lo que al mismo tiempo ha provocado que ciertos sucesos no se produzcan de la misma forma o en el mismo orden. Todo ello transcurrirá mientras atravesamos cuevas, desiertos, fábricas y hasta un tren en movimiento, entre otros tantos lugares.

La ambientación hay que reconocer que también está lograda de maravilla en unos escenarios fascinantes que apuesten por un punto de vista 2.9D, como los han definido sus propios creadores. El motivo se debe a que las numerosas fases parecerán que son en 3D cuando en todo momento nos moveremos en 2D al tratarse de una aventura de plataformas, pero gracias a la cámara produce esa sensación de estar yendo de un lado para otro en unos entornos tridimensionales. El resultado es un efecto fabuloso y sin duda uno de los mejores puntos con los que cuenta Oddworld: Soulstorm.

Eso sí, no todo es perfecto y este punto de vista, desgraciadamente, también destaca por algo negativo. La cuestión es que los escenarios están diseñados para que nos movamos por ellos de la misma forma que lo haríamos en una fase en 2D, pero eso es algo que el juego no tiene en cuenta a la hora de realizar lanzamientos de objetos con Abe, de manera que las cosas que arrojemos se irán a tomar vientos si no lo hacemos cuando la pantalla esté totalmente centrada sin curvas ni nada. Lamentablemente eso es algo que nos ha tocado sufrir, llegando a desesperar un poco en momentos puntuales.

Estrujándonos el coco para resolver todos los puzles

Por mucho que digamos que estamos ante una aventura de plataformas, lo cierto es que lo que predomina en Oddworld: Soulstorm son las partes de sigilo y los puzles. Los enemigos estarán siempre armados con armas de fuego con las que no dudarán ni un instante en acribillarnos a tiros si nos tienen a la vista, por lo que la única manera de hacerles frente es recurriendo al lanzamiento de objetos o utilizando otras trampas, aunque no siempre dispondremos de esta posibilidad, de ahí que haya que mantener la calma para avanzar sin ser vistos.

Para que nadie se desespere se han incluido una tremenda cantidad de puntos de guardado que por lo general estarán colocados a conciencia antes de cada puzle, algo que a la larga se acaba agradeciendo porque en multitud de las situaciones en las que nos veremos envueltos se acaban resolviendo a base de ensayo y error. Así habrá que estrujarse bien la cabeza para averiguar cómo liquidar a los enemigos que hay en pantalla o sortear las trampas, caídas, maquinarias o los propios enemigos que vayan apareciendo por todas partes.

Al menos a veces podremos sacar partido de una de las habilidades de Abe con la que será capaz de poseer a sus adversarios para así utilizarlos a nuestro favor para que se maten unos a otros o directamente para que no nos incordien mientras seguimos adelante. Naturalmente esta opción no siempre estará disponible a causa de unos sensores que nos electrocutarán por el simple hecho de intentarlo, lo que nos obligará a pensar en otros métodos para superar los puzles.

Como hemos mencionado anteriormente, una buena forma es con los objetos que irá fabricando Abe de la chatarra que se encuentre a base de rebuscar en taquillas o cubos o directamente comprándolos en máquinas expendedoras. Esto nos permitirá crear minas, bombas de humo o pelotas de caramelo, entre otras cosas, aunque la parte de craftear artículos está un tanto limitada debido a que el juego nos lleva demasiado de la mano a la hora de saber qué objetos serán de utilidad o nos harán falta.

En este sentido, si tenemos que pasar por una caverna completamente a oscuras nos toparemos antes de ello con bengalas. Si necesitamos aturdir a los enemigos no faltarán elementos para arrojárselos y así atontarlos, al igual que si tenemos que volar algo por los aires no dudéis que tendréis todas las ayudas necesarias para fabricar bombas. Al final la parte de creatividad o pensar en estrategias para superar los problemas que se presenten se queda demasiado corta, sobre todo porque al comenzar cada fase partimos de cero al perder todos los objetos que llevábamos en el bolsillo.

Eso no quiere decir que todo sea malo, ni muchísimo menos, porque los niveles son de lo más extensos y estarán cargados de puzles de lo más diferentes para presentarnos un desafío constante. Podéis estar seguros de que en más de uno hemos podido morir más de una decena de veces. Además, ofrecen una enorme rejugabilidad porque dependiendo de ciertas acciones iremos desbloqueando medallas, como por ejemplo eliminar a cierta cantidad de enemigos, encontrar salas secretas, puntos de salud, etc., lo que supondrá una alegría para todos aquellos que busquen completar la aventura al 100%.

A esto se suma el hecho de que en la mayoría de fases habrá Mudokons a los que nos tocará rescatar y ayudarles a escapar por portales que nos iremos encontrando. Nuestros congéneres tan solo se limitarán a seguirnos de un lado para otro, a no ser que les asignemos objetos para defenderse de los enemigos, aunque ya os avisamos de que esto tan solo hará falta en muy pocas ocasiones en las que veremos partes en las que será necesario ayudar a cientos de Mudokons al mismo tiempo a que no sean eliminados.

De hecho, dependiendo de cuantos compañeros acabemos rescatando sanos y salvos, provocaremos que una balanza de amor y odio se incline de un lado a otro, lo que a su vez determinará cuál es el final que presenciaremos.

Cuando una nefasta inteligencia artificial y otros errores ensucian la experiencia

Llegamos a un punto un tanto triste, como es el hecho de que parece que Oddworld Inhabitants ha sacado el juego a medias o sin finalizar del todo. No os podéis hacer una idea de la cantidad de fallos y problemas con los que cuenta, tanto en su jugabilidad, como en la inteligencia artificial de los personajes o el mal planteamiento de ciertas mecánicas que a la larga provocan que la experiencia de Oddworld: Soulstorm se vea manchada por todo esto.

Por ejemplo, el sistema de control en ocasiones resulta un verdadero suplicio cuando Abe no reacciona como queremos a los saltos o con animaciones que no se reflejan correctamente con los botones que pulsamos. Personalmente, es por ello que una gran parte de las veces que he llegado a morir durante la aventura se ha debido a que Abe hacia lo que le daba la gana o directamente no hacía lo que yo quería.

Pero esto no afecta únicamente a nuestro protagonista. Los enemigos tienen unos comportamientos un tanto discutibles cuando a veces nos disparan porque sí, aunque vayamos en sigilo o no nos hayan detectado, aunque la peor parte se la llevan los Mudokons que iremos salvando, porque a veces se convertirán en un lastre. Si sois de los que queréis evitar que muera alguno, entonces mentalizaros de que vais a sufrir, porque al final acabará cayendo alguno entre lo que tardan en reaccionar más de la cuenta a nuestras órdenes o que a veces directamente no nos hacen ni caso.

Por esta razón resulta tan desesperante cómo una parte la tienes que repetir una y otra vez simplemente porque al juego le da la gana, aunque en realidad estemos siguiendo el proceso correctamente. A su vez, ciertos puntos de control están colocados en lugares sin lógica alguna, como por ejemplo antes de unas cuantas taquillas, cubos o máquinas que debemos de examinar, lo que conlleva que al morir hay que volver a rebuscar en estos lugares una y otra vez, lo que resulta bastante tedioso en algún que otro momento.

Por si no fuera suficiente, todo esto viene acompañado por bugs de lo más extraños. Hay dos en concreto con los que me he encontrado que son dignos de llevarse las manos a la cabeza, como por ejemplo uno en el que un Mudokon estaba casi al lado de un punto de guardado y a veces aparecía y otras no, teniendo que reiniciar varias veces cuando no le daba la gana de dejarse ver, mientras que otro de los errores ha sido uno en el que directamente la partida no se reiniciaba al morir, obligándome a cerrar el juego y volverlo a abrir. Asimismo, si volvían a eliminarme en el mismo lugar, de nuevo tenía que forzar el cierre. Un sin sentido.

La opinión de VidaExtra

Tal vez por todo lo comentado en esta parte final podéis pensar que en estos instantes no merece la pena hacerse con Oddworld: Soulstorm, algo que sería más que comprensible hasta que Oddworld Inhabitants termine de solucionar todos los errores con los que cuenta, a pesar de que ya ha publicado unos cuantos parches hasta el momento, pero desde luego no son suficientes y todavía queda demasiado por pulir hasta que el juego sea perfecto.

De todos modos, la aventura es una auténtica pasada. Ya sea por sus cinemáticas, por la historia, por el diseño de los niveles o la ambientación, me ha dejado en general con más buenas sensaciones que malas y a medida que iba avanzando me entraban más ganas todavía de seguir adelante. Sobre todo por la cantidad de retos que presenta constantemente y por su rejugabilidad para hacerse con el 100%.

En definitiva, Oddworld: Soulstorm es un remake fabuloso que os encantará si os gustan los puzles, el sigilo y las plataformas, aunque los fallos y algunos planteamientos en sus mecánicas un tanto cuestionables están ahí, con lo que conlleva que no sean del agrado de todo el mundo. Por lo menos, si estáis suscritos a PlayStation Plus, podéis darle una oportunidad completamente gratis en su versión para PS5.