Análisis de No More Heroes 3: la mayor gamberrada de Goichi Suda es un glorioso espectáculo de acción visceral

Una finta en la no recibo el golpe por la mínima. ¡Justo lo que quería! Con ella, el tiempo de juego queda ralentizado y ahora puedo desahogarme atizando con mi Beam Katana todo lo que aparece en pantalla. Inicio un combo de 4 golpes, 8 cortes, 12 impactos, 21, 33… Un tajo demoledor y dejo de fijarme en los números en el margen: cómo bonificación, aparece la maldita tragaperras del Slash Reel en pantalla. ¡Premio! Ahora soy invencible.

Ahora que estoy pletórico, organizo mis preferencias. Al primero de los mindundis, al que tengo más a mano, me lo llevaré por delante aprovechando que está atontado con un poderoso súplex. Todavía quedarán dos en pie y no durarán mucho. No More Heroes 3 se manifiesta en toda su gloria y, por fin, el puñetero Travis Touchdown, el asesino otaku, ha vuelto. ¡Cómo se te echaba de menos!

Tal y como se esperaba, la tercera entrega numerada de No More Heroes es todo un carrusel de emociones y sorpresas. Un colosal homenaje con forma de videojuego a todas las obsesiones recurrentes de su creador. Un Goichi Suda absolutamente desatado a nivel creativo que canaliza la experiencia en su conjunto hacia la acción más exagerada, que se relame con descaro en los pequeños detalles y sabe conducir al jugador hacia lo inesperado.

Una secuela en la que Suda arrastra lo no tan celebrado de las dos entregas anteriores, sí, pero también deslumbra con su terriblemente enérgica puesta en escena cuando no se dedica a sacar intencionadamente al jugador de la inmersión del propio juego para que asimile los grandes impactos argumentales que suceden... O están a punto de suceder. Y sabe muy bien cómo lograrlo.

En el epicentro de esta espiral de destrucción y desmadre, el de siempre: Travis Touchdown. El tipo que se describe a sí mismo como un antihéroe más cabrón que un demonio negro. Eso sí, el tipo de cabrón que la humanidad necesita cuando la Tierra está a punto de irse al carajo. Y que le hayan tocado la moral a base de bien nos da un pequeño ápice de esperanza.

El disparate de No More Heroes elevado a niveles interplanetarios

Once largos años han pasado desde la llegada de No More Heroes 2 a Wii. ¿Dónde ha estado metido Travis todos estos años? Bueno, basta decir que sigue hecho un harapo desde lo acontecido en Travis Strike Again: No More Heroes, y que esta vez ha vuelto para ofrecer todo aquello que no encontró su sitio en aquel surrealista videojuego sobre un videojuego. Incluyendo su explosiva acción en clave de Hack'n Slash.

Dicho lo cual, para ponernos en contexto con los acontecimientos del juego toca remontarse al pasado: décadas atrás, FU, una más o menos entrañable criatura venida de otro mundo, acabó en la Tierra y entabló cierta amistad con un joven con el que se topó por casualidad. Éste lo protegió de los agentes federales, lo alimentó y finalmente lo ayudó a escapar de vuelta al espacio. Algo así como en E.T. el Extraterrestre. Una historia enternecedora, solo que esta historia no ha acabado y el resto está perpetrado por Goichi Suda.

El príncipe Jess-Baptiste VI, el verdadero nombre de FU, ha vuelto a la tierra tras una prolongada ausencia de 20 años. Su aspecto ya no se parece al de un peluche -o un Digimon- sino al del villano principal de un manga, y sus intenciones no son muy diferentes: tras su primer intento fallido, esta vez nada le impedirá conquistar y someter al planeta entero. Al menos, en teoría.

Con todo, y para hacerlo más interesante, el príncipe FU ha organizado un mega-evento para la ocasión: la Clasificación galáctica de superhéroes, una liga homologada por la Asociación de asesinos de las dos primeras entregas de No More Heroes -tan absurdo como suena- en la que la Tierra tendrá una oportunidad de defenderse que, en esencia, consiste en eliminar a los diez asesinos más mortíferos de la galaxia.

Sí, lo de la Clasificación galáctica de superhéroes es un descaradísimo guiño al Cell Game de Dragon Ball y el molde argumental de la mitad de los mangas publicados en el Shonen JUMP, y no es el único que veremos. Pero también la excusa perfecta para retomar la fórmula y el esquema clásico de las dos entregas anteriores de No More Heroes. Y, pese a sus flecos, funciona.

Travis se verá implicado moral y emocionalmente en este sarao, deberá ascender puestos en la liga de asesinos intergaláctica y, en el proceso, llevarse por delante todo lo que le salga al paso. Eso sí, entre combate y combate también habrá que desatascar algún inodoro y podar el césped.

De anti-héroe a leyenda: el apoteósico regreso Travis Touchdown

No More Heroes 3 es mucho más que un juego de acción explosiva: es una experiencia. Trasciende al formato de los videojuegos y cala en el jugador del mismo modo que JoJo's Bizarre Adventure al manganime. Busca salirse por la tangente y entretener de manera constante, como las películas más inspiradas de Quentin Tarantino. Sabe sorprender, y lo hace muy bien. Eso sí, también tiene sus propias flaquezas.

Si vienes de las dos entregas anteriores, te sentirás exactamente como en casa: el esquema de control deja la puerta abierta a jugar con los Joy Cons como en su día se hizo con el Wiimote de Wii, pero se acomoda totalmente a los botones y crucetas tradicionales. A fin de cuentas, No More Heroes 3 también se acomoda a Switch Lite. Eso sí, en esta entrega veremos novedades realmente interesantes.

Por regla general, el epicentro del combate está en nuestra Beam Katana, la particular espada láser de Travis con batería recargable (deberemos agitar el Joy Con o el Stick derecho cuando se agote su carga), aunque el Death Glove heredado de Travis Strikes Again: No More Heroes da nuevas capas de jugabilidad a la hora de añadir destrucción a la partida:

• De partida, si hacemos una finta justo antes de recibir un impacto haremos que el tiempo vaya más lento. Algo así como el efecto bala de Matrix, aunque nosotros podremos mantener nuestro ritmo.

• Además, se han introducido nuevos trucos muy en sintonía con Star Wars vistos en la anterior travesura de Travis, incluyendo desternillantes trucos a lo Jedi.

• Y no solo eso, con una racha adecuada de ataques y la suficiente suerte en el Slash Reel, una especie de tragaperras que llena la pantalla al hacer remates apoteósicos, podemos vestirnos con una brutal armadura mecánica y poner el escenario patas arriba. Una locura total.

Con ese arrollador despliegue de medios de destrucción y efectos , el secreto para que el rendimiento de No More Heroes 3 aguante el tipo es también la otra cara de la moneda: pese a que hace uso del Unreal Engine, el cual le sienta de maravilla a Nintendo Switch, su apartado visual está más en sintonía con las entregas de Wii que con lo visto en otros bombazos de la consola como Monster Hunter Rise o DOOM Eternal. Tanto en resolución como a nivel de detalles. Eso sí, a nivel artístico deslumbra constantemente.

No More Heroes 3: un glorioso espectáculo de acción a dos velocidades

Grasshopper Manufacture no entiende No More Heroes 3 como un simple videojuego. Aunque abraza el propio formato a placer, lo contempla como una experiencia para el jugador en la que intercala con descaro y sin previo aviso secuencias de animación, sorpresas en los momentos menos esperados y retorcidos giros de guion sin que se pierda la esencia irreverente del conjunto. Y, en el proceso, colma a quien tiene los Joy Cons en las manos de actividades y extras.

Sí, volveremos a guardar la partida cada vez que vayamos a manchar porcelana. Pero si queremos obtener nuevos puntos de guardado habrá que desatascar nuevos inodoros. Y no es el único trapicheo extra que deberemos hacer con Travis mientras avanzamos en la clasificación: volveremos a mimar a nuestro gato, tocará limpiar la ciudad de cocodrilos y, llegado el momento, aceptar trabajos a tiempo parcial como cuidar el césped.

Actividades extras que conforme vamos avanzando en el juego dejan de ser cada vez menos opcionales: si bien, no hay elementos de RPG en No More Heroes 3, el sistema de mejoras construido en torno a Travis y sus habilidades implica tener que perderse de vez en cuando.

Una manera interesante de ofrecer una experiencia de juego a dos velocidades. Sin embargo, y pese a lo original de la mayoría de premisas, muchas veces estos desvíos se vuelven inevitablemente tediosos. Sobre todo, cuando la trama se comienza a descontrolar -todavía más- y te ves obligado a recorrer el mapa abierto del juego. El cual, todo sea dicho, sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la saga.

Como en No More Heroes original, y a diferencia de la secuela de Wii, volveremos a pasear con nuestra flamante motocicleta en búsqueda de enemigos, actividades extra y coleccionables. Eso sí, no esperes entornos a la altura de los mejores juegos de mundo abierto de Switch. Al menos, si estamos impacientes por continuar la trama, siempre está la opción del viaje rápido muy a mano.

En este aspecto, y llegados a cierto punto de la trama, nos topamos con un viejo conocido de las dos entregas anteriores: la inevitable sensación de rutina.

Los combates a golpe de Katana Beam ganan cada vez una mayor intensidad conforme vamos aumentando las habilidades y características de Travis, desde luego, pero pese al acertadísimo desarrollo y giros de la propia historia del juego, la cual no deja indiferente, las batallas menores acaban siendo tramites previos a la hora de avanzar. Ganan fuerza, pero la emoción original se acaba diluyendo en contraste con el gran espectáculo que nos espera tras estas.

Dicho lo cual, Goichi Suda siempre tiene él absoluto control de lo que aparece en pantalla y delega en el jugador la diversión de ponerlo todo patas arriba. Guardándose hábilmente la carta de la sorpresa para usarla en cualquier momento. Regodeándose en los propios tópicos de sus obsesiones, si, pero también rompiendo las reglas de lo narrativo de manera atrevida e irreverente. Y, al final, eso es lo que define y ensalza la experiencia de No More Heroes 3.

La opinión de VidaExtra

Goichi Suda es un genio que no se preocupa de hacer juegos que gusten al gran público, sino que se dedica a dar forma a sus obsesiones a través de los videojuegos y, en el proceso, ofrecer espectáculos alucinantes. No te sabría decir si está realmente loco o es un visionario, pero es esa clase de chalados de pies a cabeza capaces de lograr que te unas sus gamberradas. En ese aspecto, No More Heroes 3 es su mayor ida de olla. ¡Como debía ser!

El esperadísimo reencuentro con Travis Touchdown nos expone a una trama en la que Suda busca constantemente revalidar su etiqueta de ser el Tarantino de los videojuegos. Al igual que sus combates, su historia es enérgica y visceral. Con momentazos de gloria y situaciones que  nos descolocan -de manera muy intencionada- para reconducirnos a unos compases finales en los que todo se acaba desmadrando. Eso es exactamente lo que define la serie No More Heroes y su tercera entrega no decepciona. Al contrario.

Dicho lo cual, la nueva travesura de Travis vuelve a tropezar con las mismas piedras que hace una década. Especialmente cuando va montado en su motocicleta. Su mapa abierto podía haber sido más rico y bastante mejor. Y pese al endiablado ritmo de sus combates y el espectáculo que se manifiesta en pantalla, llega un momento en el que uno aborda los enfrentamientos menores con el piloto automático. Algo que no debería pasar en los Hack'n Slash. Al menos, en 2021.

Pese a sus flaquezas, No More Heroes 3 se consagra como la entrega más demoledora e irreverente de toda la saga, y la mayor manifestación de violencia gratuita en Nintendo Switch desde DOOM Eternal, lo cual son palabras mayores. Toda una experiencia a los mandos con la que Grasshopper Manufacture se suelta la melena mientras hace una declaración de intenciones: No More Heroes 3 es el principio y el final de una nueva época dentro del escueto pero brutal legado del canalla de Goichi Suda. Esa bendita locura que llevábamos esperando más de una década.