Estamos a poco más de un mes de que comience septiembre, uno de los meses de este año más repleto de lanzamientos muy destacados y que hará que debamos rascarnos los bolsillos más de lo normal. Entre tanto juegazo que se avecina llegará también Monster Hunter World: Iceborne, la primera gran expansión del RPG más exitoso de Capcom.
Si bien se tratará de un DLC, su contenido será tan inmenso que prácticamente se podría considerar como un juego nuevo. De hecho, sus creadores afirman que sus novedades y su tamaño será tan descomunal que nos situará en la que será la región más grande que se ha visto hasta la fecha, lo que ya anticipa que vamos a tener entretenimiento para rato.
Para ir abriendo boca, hace unos días acudimos a la presentación de Iceborne en Madrid para comprobar con nuestras propias manos la magnitud de esta expansión y de paso enfrentarnos cara a cara contra un par de bestias que debutarán en la saga y con las que nos dieron ganas de montar una fiesta al derrotarlas.
La región helada de Arroyo de Escarcha
El argumento de Monster Hunter World: Iceborne tiene lugar justo después de los acontecimientos del juego original. En uno de los momentos en el que los protagonistas están de caza se percatan que los Legiana están huyendo del Nuevo Mundo sin ningún motivo aparente. Por lo visto han comenzado a emigrar a un lugar nunca visto anteriormente, así que eso les llevará a tomar la decisión de formar una expedición para comprobar qué es lo que sucede y a dónde van.
El destino que les aguarda es Arroyo de Escarcha, una gélida región en el que la nieve se ha apoderado por completo de ella, así que más vale ir bien abrigados porque a nuestros cazadores les va a hacer mucha falta. Las bajas temperaturas y los terrenos recubiertos por la nieve jugarán en nuestra contra en todo momento.
Todo esto provocará que nuestro personaje tenga frío constantemente, así que la barra de la resistencia disminuirá más rápido de lo normal. Además, habrá tanta nieve por todas partes que nuestros movimientos tampoco serán tan ágiles y costará más desplazarnos de un lado para otro y por consiguiente esquivar los ataques de los monstruos. A base de combatir nos acabaremos acostumbrado y a modificar nuestra forma de jugar si queremos sobrevivir antes de morir congelados.
Para que la situación no sea tan peliaguda dispondremos de una serie de funciones y objetos a los que habrá que recurrir en más de una ocasión. Por ejemplo, ahora seremos capaces de emplear un gancho que nos permitirá subirnos a lomos de los monstruos y así atacarles en la espalda mientras no pararán de sacudirse para lanzarnos bien lejos si se acaba nuestra resistencia.
Eso sí, engancharse a ellos no será tan fácil como suena y a veces nos costará más de un intento hasta lograrlo con éxito. En cuanto a los objetos, contaremos con bebidas calientes que servirán para que nuestro personaje no pare de temblar y de paso mejorará temporalmente su resistencia. No obstante, si nos quedamos con este tipo de bebidas, también podremos recurrir a las aguas termales que habrá en algunas zonas, aunque tampoco es que abunden demasiado.
A este frío extremo se sumará también el nivel de dificultad Rango Maestro, por si alguien está dispuesto a afrontar los retos más peligrosos de todo el juego con los monstruos más feroces a los alguien se ha llegado a enfrentar. Por otro lado, las armas se han modificado para que cuenten con nuevos combos y mecánicas a las que habrá que acostumbrarse si queremos vivir para contarlo tras salir de caza contra las nuevas criaturas que aparecerán. Algunas de ellas resultarán muy familiares para los más aficionados, pero también habrá otras que harán acto de presencia por primera vez.
Un cara a cara infernal contra el Beotodus
Después de un buen rato viajando a la nueva región y hablando con los personajes de la expedición, llegó el momento de salir a cazar a la primera criatura de esta expansión. El elegido para darnos la bienvenida fue el Beotodus, un wyvern nadador que se dedica a desplazarse a toda velocidad por la nieve del escenario.
Gracias a su afilado cuerno situado en su cabeza es capaz de moverse sin problemas por cualquier parte, todo lo contrario que nosotros. Esto mismo provocó que en numerosas ocasiones nos mandara por los aires sin muchas opciones para poder esquivar su devastadora carga, ya que a veces ni siquiera se le veía venir, así que nos obligó a poner en marcha todos nuestros sentidos si queríamos salir victoriosos.
Por si no fuera suficiente, con su cuerpo se dedica a golpear el suelo con fuerza para lanzarnos bloques de hielo o piedras que nos quitarán una buena cantidad de vida si no nos andamos con ojo. La verdad es que para ser el primer encuentro de la expansión lo sentimos como que tenía una dificultad un tanto elevada. A todos los presentes nos llevó más de una, dos o hasta tres horas acabar con él.
Al menos, a base de intentarlo, podemos sentirnos satisfechos de haberle hecho pedazos, porque la verdad es que ya nos había calentado la cabeza bastante, aunque también habríamos agradecido haber probado el multijugador para ir a por él. Igual nos habría costado lo mismo, pero al menos habríamos compartido las penurias entre todos.
Frenando las demoledoras cargas del Banbaro
Una vez pusimos fin a la vida del Beotodus, nos sentimos lo suficientemente motivados para continuar con las misiones de la historia principal, que no serán especialmente pocas. En la segunda de ellas el monstruo a batir fue el Banbaro, un wyvern gigantesco que aparece precedido por una alucinante cinemática que casi hace que nos fuésemos por la pata baja al verle aparecer con su tamaño tan gigantesco.
Con esos cuernos y esa cola que son casi tan grandes como el resto de su cuerpo daba la impresión de que este combate iba a ser incluso más duro que el anterior. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, porque los patrones de esta criatura eran más fáciles de aprender y sobre todo para esquivar sus golpes, que fue precisamente lo que más problemas nos dio con el Beotodus.
Dicho sea de paso, este último también estaba rondando por la zona mientras cosíamos a espadazos al Banbaro. De primeras nos dieron ganas de coger el mando y rendirnos, pero resulta que nos sirvió de ayuda para que en determinados momentos se enzarzarán entre los dos monstruos y así aprovechar la ocasión para reducir la vida de nuestro cornudo enemigo sin que nos prestara atención a nosotros.
Con respecto a sus ataques, básicamente se dedicaba a realizar unas cargas de lo más destructivas y con las que nos podía aniquilar sin miramientos si nos llevaba por delante. A su vez era capaz de recoger árboles o piedras del escenario para arrojarlas con fuerza o directamente cargar con ellas. Si bien por la nieve podía resultar más costoso esquivar a tiempo los impactos, si lográbamos conducir al Banbaro a una cueva helada resultaba más sencillo al no estar molestando la nieve a la hora de dar volteretas.
Si solo este par de monstruos ya nos las hizo pasar canutas, no queremos imaginarnos cómo serán los demás que habitarán en Arroyo de Escarcha. Sea como sea, Monster Hunter World: Iceborne será una compra más que recomendada para los que buscaban nuevos motivos para salir de caza porque con esta expansión tendrán nuevos retos para dar y tomar durante un buen puñado de decenas de horas. Su lanzamiento se espera para el 6 de septiembre en PS4 y Xbox One y en enero de 2020 para PC.
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