Hay juegos que no sabes muy bien cómo descubres, pero que te acaban conquistando al instante por propuestas que le dan un giro a lo que creías conocer, como es el caso de Moncage, un juego de puzles que juega con la perspectiva. Pero no lo hace como Superliminal, sino que lo hace con cubos.
Para ser más exactos, juega con lo que hay dentro de un cubo que no para de descubrir sus capas, con mundos completamente diferentes en su interior, pero conectados por un patrón metafórico que activa diversos mecanismos. ¿Complejo? En concepto, sí, pero es fácil de entender cuando nos adentramos.
El minimalismo hecho puzle dentro de un cubo
Se podría decir que el cubo de Moncage es una especie de GameCube por cómo conecta distintos universos sin conexión aparente: el interior de una casa, una fábrica, una isla... Parecen juegos diferentes, pero cada uno de esos mundos tiene distintos puntos en común que habrá que conectar para que todo avance.
Puede ir de lo más simple, como conectar un camión de juguete con uno de verdad dentro de una fábrica, hasta lo más complejo, jugando con el parecido de los elementos y un uso muy acertado de la perspectiva y el zoom para que se produzcan otras acciones. Hay que investigar bastante hasta hallar conexiones.
Esto se debe también a lo mucho que puede variar una misma estampa si le amplicamos zoom o se lo quitamos, porque salen a flote muchos más objetos con los que interactuar. Y a medida que se van desvelando más capas del cubo, más variables entran en juego hasta dar con la única pista que nos permita seguir.
Al contrario que en las aventuras gráficas, por ejemplo, no podemos guardar los objetos, tan solo realizar acciones básicas para abrir compuertas y cosas por el estilo. Son acciones que por sí solas no siempre van a tener valor, pero si combinamos una puerta deslizante con un puente destruido del otro plano, podemos lograr que el citado camión siga su curso. Todo siguiendo una lógica.
Moncage te hará ver las cosas de otra manera
Que siga una lógica no significa que no nos vayamos a atascar pensando que estamos haciendo algo bien encajando piezas aparentemente idénticas, lo que puede llegar a ser un pelín frustrante a veces. En otros caso sí que provoca ciertas reacciones, pero no siempre será la solución correcta. Y lo hace para despistar.
Esto se debe a que hay seguir un orden estricto, a rajatabla. Puede faltarnos un movimiento esencial para que se produzca una acción a mayor escala y que los distintos planos tengan una conexión mucho más exacta. En este sentido, no podemos fallar con la perspectiva. Hay que calcular al milímetro cada pieza.
Por suerte, Moncage es algo permisivo, puesto que cuenta con la opción de resaltar los puntos calientes de cada plano, para saber en todo momento sobre qué elementos podemos interactuar. Y esto es de bastante ayuda cuando tenemos que jugar con objetos de tres planos a la vez tras inundar uno de agua...
Por otro lado, resultan curiosas las estampas que va dejando el juego, a modo de secretos, con fotografías que relatan lo que pasó en cada uno de esos lugares. Un pequeño incentivo para exprimir más a fondo todas las acciones que podemos desempeñar en este rompecabezas tan original. A ver si Optillusion concreta de una vez su lanzamiento en Steam. Al menos en Itch.io sigue su demo disponible.
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