Esta es una iniciativa en colaboración con Wizards of the Coast.
En todos estos meses jugando a Magic me he encontrado con cartas de lo más extrañas, desde el mítico Black Lotus hasta las bromas de Un-Set, desde las curiosas como Stasis hasta las maravillosamente modificadas de Secret Lair. Pero ninguna de ellas tiene una historia tan rara como las tierras de las que hoy os hablaré.
Unas cartas tan extrañas que, dentro del sobre, son uno de los mayores objetos de coleccionista de Magic: The Gathering, pero fuera de ellos se convierten en una carta más incapaz de generar la más mínima atención. Una tierra que los primeros jugadores odiaban y que los nuevos buscan con fervor.
Si todas esas líneas no han conseguido captar vuestra atención, seguro que lo hará la siguiente imagen. Aquí tenéis la Isla por la que suspiran los coleccionistas.
Una simple Isla (pero rara)
Sí, es una Tierra Básica, y no, ni me he equivocado al subir la imagen, ni me estoy quedando contigo. Lo que tienes delante es una Isla cuya única rareza a simple vista es la de ser una carta de la edición Beta de 1993. Antigua y preciosa, sí, pero tan antigua y preciosa como cualquier otra Isla de aquella época.
Y no fueron pocas. Si los datos no me fallan, para la edición Beta se crearon 15 cartas de Tierra Básica distintas y se imprimieron casi 140.000 de cada una de ellas. Ya te hago yo los cálculos, más de 2 millones de Tierras Básicas entre las que, por alguna curiosa razón, esta es más especial que las demás. ¿Por qué?
Tierras raras han habido siempre y, de hecho, de aquella primera época se extraen algunas de las más valiosas para el mundo del coleccionismo. Tanto la Volcanic Island, que es isla y montaña a la vez, como el Underground Sea, que es isla y pantano, se cuentan entre las más valoradas y veneradas por los fans de Magic.
Sin embargo esta es una simple tierra cuya única rareza es estar en el lugar y momento adecuados para haber generado un halo de misticismo a su alrededor. ¿Qué momento y lugar? Pues en el que no tocaba gracias a un error de novatos de hace casi 30 años.
La mayor bajona de la historia de las bajonas
Quienes hayáis tenido más de un sobre de Magic en vuestras manos sabréis que, por lo general, en los sobres estándar las cartas vienen colocadas por orden de rareza. La idea de ir subiendo la emoción hasta llegar al clímax final es macanuda, así que cuando te quedan pocas cartas por ver y llega la rara, legendaria o foil es una auténtica gozada.
Sin embargo esto no fue siempre así y, de hecho, durante aquellos primeros sobres de hace 28 años podías encontrarte con la mayor bajona de la historia de las bajonas. Conforme iba subiendo la expectación por ver qué conseguirías, de repente, cuando le llegaba al turno a la joya de la corona…
Una tierra. Una simple Isla básica ocupando el hueco que debía estar reservado a alguna de las mejores cartas del juego. De esas que valen su peso en oro y te hacen ganar torneos. Podéis imaginar la frustración al enfrentarte a ese momento mientras los amigos que están a tu lado abren sus respectivos sobres con algo más de suerte.
Lo que durante muchos años se creyó un movimiento de marketing destinado a darle aún más importancia a las cartas raras que aparecían en los sobres, con el tiempo se destapó como algo mucho más simple. El misterio de las islas raras respondía a un mero error.
Las míticas sábanas de Magic
Para aquellos que no conozcan el proceso de fabricación de las cartas de Magic, lo que se imprimen son unas grandes láminas con varias cartas de cada set que luego las máquinas cortan y distribuyen por orden en los sobres.
En la época de Beta, una de las primeras ediciones de Magic, la fabricación implicaba tres sábanas de 11 por 11 cartas dedicadas a cada una de las rarezas de las cartas: comunes, poco comunes y raras. 121 cartas por lámina en las que cada carta de la colección aparecía una sola vez y, para rellenar los huecos restantes, se utilizaban cartas de tierras básicas.
Con una lámina de 75 cartas comunes, otra con 95 cartas poco comunes y una tercera con 117 raras, rellenar esas 121 cartas de cada lámina debería darnos con una solución al problema. Esas islas que sobran se colaron entre las raras y, por ende, acabaron en el lugar que debía ocupar una carta rara dentro del sobre.
A la siguiente pregunta “¿por qué sólo islas y no otras tierras?”, la respuesta durante años ha sido que servían para balancear un déficit de islas en el resto de láminas, pero al poder accederse a láminas sin cortar de aquella época se ha descubierto que esto no era del todo cierto.
¿Qué narices pasó entonces?
Un desafortunado error de cálculo
Teorías ha habido muchas y con el paso del tiempo han nacido otras nuevas. Faltaba el arte de ciertas cartas y se decidió cubrir ese hueco con lo primero que pillaron, se olvidaron de incluir la Volcanic Island que debía aparecer en las láminas de cartas raras de Alpha y las islas erróneas son el resultado, la teoría del marketing que comentábamos unas líneas más arriba…
Pero como suele ocurrir en estos casos, acudir a la fuente primigenia es la mejor opción para desvelar un misterio y, como no podría ser de otra forma, nadie mejor para responder esa duda que el propio creador del juego, Richard Garfield:
“Debo mencionar que la gente no debía saber que tenía islas raras. Nuestra intención era que las cartas raras aparecieran de forma aleatoria en cada sobre y también en números aleatorios. De haberlo sabido, esas cartas habrían sido algo más. Con Revised (la edición que siguió a Alpha y Beta) fue lo más rápido que pudimos corregir ese error”.
Y así, con un simple error de cálculo y unas tierras básicas que estaban donde no se suponía que debían estar, se creó una de las curiosidades más interesantes de Magic: el misterio de las islas raras que sólo tienen esa categoría hasta que salen del sobre.
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