Kaze and the Wild Masks me ha demostrado que es un plataformas como los de antaño que engaña bastante con su inocencia

Kaze and the Wild Masks me ha demostrado que es un plataformas como los de antaño que engaña bastante con su inocencia

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Kaze and the Wild Masks

De entre las múltiples demos disponibles del Xbox Summer Fest, Kaze and the Wild Masks fue uno de los primeros juegos que llamaron mi atención al evocar claramente a esa época de plataformas de 16-bits de Mega Drive y SNES.

De hecho, en una de las imágenes promocionales de este trabajo de Vox Game Studio, se puede ver un cartucho ficticio de Kaze dentro de una Super Nintendo de Estados Unidos, lo que demuestra su época favorita de un género que no parece tener fin en esto de los videojuegos. Y su demo ciertamente engaña al principio.

La "prima" de Bugs Bunny es de "máscaras" tomar

Kaze

Kaze and the Wild Masks, como suele suceder en esta clase de producciones, es un juego que entra por la vista gracias a lo cuidados que están sus escenarios y sobre todo las animaciones de la protagonista que da nombre al juego en cuestión, Kaze. Tanto esa coneja como los múltiples enemigos (comida de toda índole, desde zanahorias hasta tomates), son muy coloridos y con un diseño divertido, muy típico de aquella época y que tan buenos recuerdos nos dejó.

Nuestro periplo arranca viajando a las islas Cristalinas para salvar a nuestro amigo Hogo de una maldición que ha sembrado el caos por toda la zona. A priori, parece otro plataformas de los 90 e incluso el movimiento se nos antoja un pelín brusco al principio, sin la suavidad de los clásicos del género. Pero es un mero espejismo.

La gracia de este plataformas radica, lógicamente, en esas "máscaras salvajes" que acompañan al título de Kaze y que le permiten transformarse en un águila, en un tiburón y en otros animales con una habilidad especial. No es que Kaze se pueda transformar en cualquier momento, sino en tramos especiales que le aportan algo de dinamismo al conjunto al variar un poco su comportamiento.

Por ejemplo, estando en el agua puede nadar de modo muy básico y sumergirse unos pocos metros haciendo una pequeña parábola para volver a la superficie, mientras que con la máscara de tiburón podemos bucear sin problemas y hacer un impulso por el agua. Y como águila, volar cuanto deseemos, teniendo que controlar muy bien la caída por la inercia, un tanto caprichosa como pájaro.

Kaze and the Wild Masks va in crescendo

Kaze

Ya decimos, al principio parece un plataformas del montón, en parte por su inexistente dificultad, incluso con el modo clásico (sin tantas ayudas) activado. Pero poco a poco se nos van mostrando las distintas habilidades de serie con las que cuenta Kaze, como dar un porrazo en el suelo, su capacidad para planear durante unos segundos usando sus orejas o agarrar objetos para lanzárselos después a los enemigos. Y claro, llega un momento donde se complica el asunto.

Ese momento se produce en cierta fase a oscuras, con unas luces que tenemos que activar para bloquear a un enemigo en concreto al que no podemos matar y que nos obliga a afinar los saltos con mayor rapidez. Me recordó en cierto modo a una zona en el reivindicable Pankapu, otro plataformas que también comenzó de forma extremadamente inocente hasta mostrar su verdadero (y gran) potencial.

Ahí es donde Kaze and the Wild Masks me pareció más interesante, porque hasta ese momento ni tan siquiera a la hora de recoger las letras KAZE (para desbloquear una ilustración al terminar el nivel), las 100 gemas o completar las dos partes de cada fase de bonus (donde recoger más gemas o eliminar a todos los enemigos en poco tiempo) era difícil de sobrellevar. Y lo bueno es que la demo muestra unos cuantos niveles más hasta la traca final con un jefe puntiagudo.

Aquí tira de paciencia para esquivar sus pinchos y los esbirros que llama de modo secuencial, con patrones que van variando hasta que se descuida y deja su parte superior a la vista para que saltemos sobre él. Una mecánica de salto con muchos años de historia que sigue siendo de lo más efectiva. La duda es ver hasta qué punto acaba mejorando la aventura cuando salga a la venta este 2020 en Steam, Nintendo Switch, PS4 y Xbox One, con edición física a cargo de SOEDESCO.

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