Jugamos a The Fabulous Fear Machine, el arte de conquistar el mundo a base de caos y conspiranoias

Ay, las conspiranoias. Esas locas teorías que casi parecen razonables... Si se plantean bien. Casi todos tenemos una -o dos- en las que creemos en mayor o menor medida y, llegado el momento, hablamos de ellas con cierta seguridad. Como el que suelta una verdad a medias. A veces con confianza y sin ser expertos en la materia y otras de manera tímida y con la boca chica. Quizás, por el qué dirán. La vida es así. Pero, ¿y si esas inquietudes estuviesen fundamentadas? ¿Y si los miedos sembrados sirvieran a un propósito? Más concretamente, a nuestros propósitos. Y da igual cuán ambiciosos sean. Todo, a cambio de una pequeña monedita insertada en The Fabulous Fear Machine.

La nueva genialidad de Fictiorama Studios es un juego de simulación y estrategia con esencia de Historieta Pulp y, por cierto, su nombre le va que ni pintado: The Fabulous Fear Machine (la fabulosa máquina del miedo) parte de la premisa de "ten cuidado con lo que deseas, ya que se puede cumplir", la adereza con elementos conspiranoicos y la convierte en un videojuego, permitiéndonos en el proceso sembrar el malestar y la discordia a gran escala. Primero en zonas acotadas y luego a escala internacional. Centrándonos siempre más en el cómo y el cuando que en por qué. Y, en el proceso, resquebrajando cualquier límite de la moral para salirnos con la nuestra.

Dicho así puede sonar complicado. Y seguramente los vídeos y capturas que estés viendo no te terminen de ubicar. Pero en el fondo The Fabulous Fear Machine es una brillante alternativa a los juegos de conquista y dominación en la que, en lugar de apoderarnos de territorios y recursos usando el poder bélico, nos dedicamos ampliar nuestra área de influencia alimentando en los ciudadanos el miedo a lo desconocido.

Sembrando inquietudes y dándole la vuelta a las utopías hasta convertirlas en pesadillas. A veces, escudándonos en las leyendas urbanas y otras incitando supersticiones o sentimientos de discordia en nuestro beneficio.

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Eso sí, ya te adelanto que no seremos los únicos en jugar a este juego de dominación a gran escala. ¿Dónde estaría la gracias si no? Hay rivales que persiguen los mismos objetivos región a región, y también otros conspiranoicos profesionales que buscan dogmatizar ideales que, de cara a nuestro plan, no nos vienen bien. Y pese a que nosotros no somos trigo limpio, siempre hay trapos sucios con los que desarticular sus acciones y reconquistar lo perdido. A veces por la razón, otras por la extorsión y otras a través de sobornos.

Pero, claro, en The Fabulous Fear Machine todo tiene un precio. Nuestras acciones, nuestros sabotajes, nuestras intenciones y, por encima de todo lo anterior, nuestros deseos. Y no nos referimos a esa monedita que insertamos en la máquina y da inicio a nuestro gran plan, sino a cómo aquello que ambicionamos nos convierte, ciclo a ciclo, en parte de la gran pesadilla. Si somos avispados y sin escrúpulos, en el mayor de los peligros. Lo cual está muy bien, desde luego, pero ¿cómo se juega?

The Fabulous Fear Machine: que el miedo y tu ambición guíen el mundo

La premisa de The Fabulous Fear Machine es simple: hay varias campañas de juego y cada una se centra en la figura de un personaje con una ambición. Algunas son malas personas y otras han tenido mala suerte en la vida y no tienen nada que perder. Salvo, quizás, una moneda.

Vista desde fuera, The Fabulous Fear Machine parece cualquier otra de esas máquinas de feria que te adivinan el futuro o te dan consejos baratos. Sin embargo, se trata de un artefacto capaz de conceder cualquier deseo a cambio de que, al cumplirse, tu historia quede registrada en ella. Dicho así suena razonable. Sin embargo, por mucho que el animatrónico lleve un turbante, no es como la lámpara mágica: además del trato y la moneda, deberemos alimentar el poder de la máquina con miedo.

The Fabulous Fear Machine es una versión maquiavélica de Risk dividida en varias historias autoconclusivas. Cada una de ellas, a su vez, se compone de objetivos -a modo de capítulos- y para completarlos tendremos que transmitir mensajes específicos a la población y lograr que calen. Mensajes como, por ejemplo, que un virus ha comenzado a propagarse a escala internacional y, casualmente, solo nosotros tenemos la única vacuna capaz de contenerlo.

Para lograr que ese mensaje y otros similares que siguen la narrativa del juego arraiguen en la población debemos sembrar en el mapa (de manera literal) la semilla del miedo y alimentarla de diferentes tipos de amenazas y conspiraciones. Alimentando esos temores a base de desinformación y caos a través de la colaboración de agentes que la máquina pone a nuestra disposición. Desde asesinatos en serie y monstruos folclóricos al temores relacionados con la propagación de enfermedades o la rebelión de la tecnología.

Pero, como dijimos, en esta conquista de nuestros egoístas deseos que nos propone The Fabulous Fear Machine hay oponentes que sortear y precios a pagar. Por un lado, a lo largo de la campaña nos toparemos con empresarios, políticos, magnates o activistas que tratarán de lograr que su mensaje cale antes y con más fuerza. Por otro, para poder alimentar nuestra ambición y las conspiraciones necesitaremos quemar una sustancia única, el Óleum. De modo que necesitaremos abastecerlo en las regiones conquistadas y dosificarlo.

Y luego, claro está, hay tiempos límite: además de que el consumo de Óleum se dispara, conforme nuestras manos y las de nuestros agentes se vayan manchando acabaremos dejando un rastro que tarde o temprano alguien podría seguir. Ante eso: sobornos, extorsión y algo de ritmo a la hora de sembrar el miedo. Sabiendo que la misma amenaza puede funcionar mejor en un país o una región que en otras y, a partir de ahí, actuar con la mayor maldad posible.

Un soplo de aire fresco para la simulación y la estrategia

Como cualquier juego de mesa (del cual nacen la mayoría de videojuegos de estrategia) The Fabulous Fear Machine se entiende mejor a base de jugarlo sobre la marcha que exponiendo sus posibilidades. Sin embargo, la estética Pulp escogida por Fictiorama Studios también tiene su por qué: son historias en las que mientras más nos acercamos a cumplir nuestros deseos originales, más conocemos las motivaciones y el contexto de cada uno de los protagonistas.

Qué los ha llevado a vender su alma a la máquina y, si somos lo suficientemente buenos, cual será su precio a pagar.

En VidaExtra tuvimos acceso a dos de las tres campañas del juego, y en ellas podemos ver cómo el ascenso y la conquista de los deseos de cada protagonista se torna en una gradual pesadilla que poco a poco deriva en desenlaces al estilo Black Mirror o, más recientemente, el Gabinete de Curiosidades de Guillermo del Toro. Y eso, sumado a una estética de cómic clásico y un tono y atmósfera únicos, redondean una serie de ideas muy bien encaminadas. Incluso cuando se cimientan en generar el miedo, el malestar y la confusión.

Pese a que su estética busca ser atemporal, hay matices y tramas que buscan y logran ofrecer una visión crítica del mundo en el que vivimos actualmente. De cómo determinados poderes pueden influir en las masas presionando sobre los miedos y las incertidumbres en los momentos clave.

Pero, claro, no podemos perder de vista que, al final, el conjunto es un juego de estrategia y simulación. Uno en el que podemos generar el caos y salirnos con la nuestra logrando que se hable del hombre del Saco, de que nos controlan a través de la música o que, poquito a poquito, se nos ha reprogramado genéticamente a través de la comida basura.

Y en este punto, lo interesante no son los ejemplos, sino lo que se consigue a otra escala cuando ése es el centro de atención. Incluyendo, un maquiavélico plan que tarde o temprano, al menor descuido, nos acabará estallando en la cara.

Hay aspectos que se nos quedan en el tintero, claro. Una vez interiorizas las reglas del juego sabes qué no hacer. Lo bueno es que en cada uno de los episodios a los que hemos jugado se reinventan conceptos clave, incluyendo la manera de sobornar, el tipo de adversidades o el hecho de convertir lugares idílicos, tranquilos y perfectos para vivir, en el epicentro del malestar y la incertidumbre. Porque en The Fabulous Fear Machine el fin justifica los medios. Pero, insistimos, solo sabremos el verdadero precio a pagar el deseo de nuestro protagonista al llegar al final del capítulo.

En cualquier caso, lo que tienen entre manos los creadores madrileños de Do Not Feed the Monkeys se merece una partida. O dos. Porque esa moneda que echamos en The Fabulous Fear Machine no nos convertirá en mejores personas (quizás todo lo contrario) pero ya es una de las propuestas más singulares de cara al género de la simulación y la estrategia de la última década.

Y no lo vamos a negar, como toda saga Pulp que hace que sus protagonistas vayan de desgracia en desgracia, ya estamos esperando a que llegue el siguiente episodio de The Fabulous Fear Machine.