El pequeño Shinnosuke Nohara es descarado, curioso por naturaleza y absolutamente incorregible. Precísamente por eso es tan divertido meterse en líos y pequeñas aventuras en Shin chan: Nevado en Carbónpolis. A veces siendo su cómplice en pequeñas trastadas y otras saboreando cada sorbito del día dando sencillos paseos por el campo, compitiendo en carreras de vagonetas o atrapando bichos hasta caernos de sueño. Planes muy sencillos, pero cargados de encanto a los que siempre da gusto volver.
Shin chan: Nevado en Carbónpolis irradia sensaciones de verano, pero eso no lo hace menos entretenido durante el resto del año. La premisa, de hecho, es tan atemporal como la propia serie animada: nuestra pequeña familia se muda a un pequeño pueblecito que recorreremos de punta a punta como un niño travieso e inquieto por naturaleza. O, más bien, dos pueblecitos.
Como se adivina por el nombre del juego, Shinnosuke encontrará el modo de llegar a la misteriosa Carbónpolis, una misteriosa localización que parece de otro tiempo, y es justo en ese punto dónde realmente despega su pequeña gran aventura: siendo apenas un mocoso se promueve de manera deliciosamente sencilla que ayudemos a la colección de nuevos personajes creados para la ocasión mientras disfrutamos del proceso.
Y es que Shin chan: Nevado en Carbónpolis tiene algunos elementos y dinámicas de intercambio propios de los juegos de granjas, pero ante todo es una legítima extensión del universo Shin chan. Es una pequeña gran historia para un único jugador, con un apartado visual que encandila y en la que se avanza haciendo cosas sencillas. A veces intercambiando insectos, otras echando una pequeña mano en un restaurante y, de vez en cuando, ayudando a una genial inventora que tiene fascinado a nuestro protagonista. ¡Así es Shin chan!
Pero, sobre todo, Shin chan: Nevado en Carbónpolis es esa clase de aventura exquisitamente sencilla y para todo el mundo, pequeños y grandes, en la que -pese a haber un hilo argumental- el gran objetivo es sencillamente pasarlo bien. Disfrutar conociendo personajes pintorescos y ayudarlos con el espíritu de un niño de primaria como si estuviésemos jugando y haciendo pequeñas travesuras en unas vacaciones sin fin.
El incorregible Shinnosuke se muda a Akita
¿Cómo ha acabado el travieso Shin chan en mitad del campo de Akita? Lejos de haberse metido en grandes líos, la premisa de Nevado en Carbónpolis se resume en que Hiroshi, su padre, regresa a su pueblo natal por negocios y se ha instalado con toda su familia en una acogedora casa que, además, está muy cerquita de dónde viven los abuelos de nuestro protagonista. Una oportunidad especial para cazar bichos y pescar con el pícaro de Ginnosuke y sus técnicas especiales, pero también de cuidar de un pequeño huertecito con el mimo de la abuela Tsuru.
En esta aventura no tendremos que ir a la escuela, pero que nos crucemos con los amigos de Shin chan no está reñido con que hagamos nuevos descubrimientos y conozcamos a personas realmente divertidas, entrañables e interesantes: desde un grupo de pequeños protectores de la ciudad de nuestra edad a un vendedor ambulante de curry o una apasionada coleccionista de insectos un poquito obsesionada con las luciérnagas. Personajes que le dan vida y color a nuestros días a base de encargos que nos harán dar vueltas por todo el pueblecito y pequeños desafíos.
Llegado el momento, Shinnosuke hará un gran descubrimiento: siguiendo a nuestro perrito Nevado daremos con un trenecito que nos llevará hasta Carbónpolis, una urbe que vive de la extracción de minerales y que parece no haber evolucionado en los últimos cien años. Y no es por falta de científicos: en lo profundo de sus calles está el taller de la genial inventora Yuri. Una joven decidida a hacer que Carbónpolis sea un lugar mejor y que no tarda en ganarse en afecto del incorregible Shin chan.
Como el pequeño Shinnosuke, en Shin chan: Nevado en Carbónpolis pasearemos por el encantador pueblecito de Akita a la vez que descubriremos poquito a poco el misterio de Carbónpolis en un juego en el que la sencillez se impone a todo lo demás. Incluyendo las propias prisas por acabar. El paso del tiempo no solo transforma la iluminación y determina dónde está cada personaje, sino que más o menos nos recuerda que ha llegado la hora de comer o acostarse. Porque a todos los efectos, seguimos siendo unos niños y hay que lavarse los dientes y dormir.
Eso sí, la manera de avanzar en la historia resulta tan entretenida como amena: tanto en Akita como en Carbónpolis tendremos acceso a zonas concretas que desbloquearemos superando desafíos de otros niños que incluyen recolectar bichos o plantas, pero también deambulando hasta encontrar atajos o encargando platos especiales con los ingredientes que nosotros mismos hemos cultivado. Y si alguno se nos resiste podremos hacer trueques, comprar con pequeña propinas que ganaremos haciendo pequeños favores o sencillamente esperar al día siguiente. Nevado en Carbónpolis es un juego diseñado para disfrutarse sin prisas.
Sobra decir que, como protagonista, Shinnosuke no solo tiene voz en la historia sino que es ese toque de color que hace al conjunto especial. Sus diálogos son fieles y están en la tónica del personaje del anime, y llevarlo al pueblo de su abuelo con otros niños igual de inquietos hace que resolver cada tramo no solo sea satisfactorio, sino también divertidísimo. Logrando que el jugador se intrigue por averiguar cuál será la próxima barrabasada que dirá con una traducción intachable de los textos, aunque sin las voces en español.
Nevado en Carbónpolis no es el típico juego de granjas
Shin chan: Nevado en Carbónpolis es un juego precioso que no necesita ni una trama enrevesada ni tampoco puzles desafiantes. Constantemente busca ser el refugio de los fans del personaje y de quienes sencillamente buscan algo entretenido a lo que jugar, libre de frustraciones y con personajes y acontecimientos pintorescos. Siendo esa clase de aventura perfecta para que la disfruten los peques de la casa (pese a que Shinnosuke no tiene ni vergüenza ni pelos en la lengua) y aquellos que buscan una agradable vía de escape a los mandos.
De hecho, A priori podría parecer que Nevado en Carbónpolis es el enésimo juego de granjas que sigue la estela de Animal Crossing o Stardew Valley arropado por una licencia conocida, y un poquito de eso hay: tenemos un álbum en el que registramos los bichos, peces, plantas y minerales que conseguimos; podemos cultivar y desbloquear recetas e incluso se promueve que pesquemos si vemos que algo se mueve en el agua.
Pero, tras esas actividades, lo que en realidad se nos plantea en Nevado en Carbónpolis es una aventura con su propia historia que avanza según más estrechamos nuestros vínculos con los locales y nuestra familia. Nos sumaremos a la pandilla de niños del pueblecito superando sus pruebas, ayudaremos a los dueños de los baños públicos de Carbónpolis gracias a los inventos de Yuri (tendremos que conseguirle las piezas) y, llegado el momento, podremos acceder a lo más entretenido de todo: las carreras de vagonetas.
Sin entrar en detalles, en Carbónpolis hay diferentes circuitos de raíles con los que podremos competir pilotando vagonetas contra los locales para obtener piezas y premios raros que tarde o temprano necesitaremos y ahí es dónde reside la única posible dificultad del juego más allá de encontrar un insecto específico.
Sin embargo, que haya algo parecido a un ápice de desafío en Nevado en Carbónpolis es algo que está muy bien planteado: se promueve constantemente que seamos mejores en cada nueva partida mientras cada vez nos enfrentamos a rivales más hábiles haciendo que las vagonetas son personalizables, de modo que podremos acomodarlas a nuestro estilo o el tipo de circuito. Siendo mucho más que un minijuego: un reclamo para volver cada día aunque sea un ratito. Además de lo bonito que es el juego en sí y el mimo que hay en sus apartados artísticos.
Todos y cada uno de los escenarios del juego han sido dibujados y animados de manera artesanal. La técnica empleada es parecida al truco de los primeros Resident Evil, usando fondos casi estáticos con modelos 3D, pero la manera de mover a Shinnosuke es fluida y, además, haciendo su típico movimiento de "culito, culito, culito" aligeraremos el paso. Logrando en el proceso que prácticamente cada pantalla sea un fondo de pantalla. Instantáneas e imágenes que quieras que no, evocan genuinas sensaciones de estar en vacaciones.
La opinión de VidaExtra
Shin chan Nevado en Carbónpolis es una obra cuyas dos únicas pretensiones son que el jugador se refugie en sus divertidos entornos y vuelva a ser un niño que juega haciendo cosas sencillas. Tanto en un pueblecito con extra de encanto como en una una legítima nueva aventura en una misteriosa Carbónpolis creada a medida para el divertidísimo e incorregible Shinnosuke Nohara.
La manera en la que logra todo lo que se propone es brillante, dividiendo el tiempo de ocio y las actividades más sencillas como pescar, atrapar insectos o el cuidado de las huertas en Akita, mientras que la trama y el propio juego avanza al subirnos al tren. Manteniendo ambas localizaciones separadas para que alternaremos entre ambas maneras de disfrutar del juego siempre que queramos, aunque conectándolas de manera sutil: los ingredientes para el restaurante, por ejemplo, los cosecharemos o compraremos cerca de la casa de los Nohara.
Shin chan Nevado en Carbónpolis no aspira a ser el enésimo juego de granjas que reemplace a los que ya nos habían obsesionado, sino una pequeña gran aventura de aquel mocoso que nos ha robado tantas risas. Sus mecánicas y tareas son muy, muy simples, que conste. Y pese a que no le veremos perpetrar sus mayores gamberradas, lo que no está tan a la vista en el anime aquí brilla de manera especial, premiando la curiosidad, la toma de iniciativas y el empeño por ayudar sin pedir absolutamente nada a cambio. Porque Shin chan es así.
Como resultado, y pese a haber salido en octubre, Shin chan Nevado en Carbónpolis consigue un hito adicional: transmitir sensaciones de un verano sin fin y lograr que cada partida sean unas pequeñas vacaciones y que cada pequeño descubrimiento, como atrapar un bicho muy extraño con la misma red que usaba el padre de Sin chan de niño, sea verdaderamente especial.
Precio de Shin chan Nevado en Carbónpolis
El precio de Shin chan Nevado en Carbónpolis es diferente según dónde juguemos.
- En Nintendo Switch se lanzará el 24 de octubre de 2024 al precio de 39,99 euros en la eShop. En lo que respecta a las ediciones en físico, el la versión de Nintendo tendrá una tirada de edición limitada desde la tienda de Limited Run Games para Estados Unidos y Europa a un precio por confirmar.
- Shin chan Nevado en Carbónpolis también será lanzado en Steam al precio de 26,99 euros hasta el 7 de noviembre de 2024 y, a partir de esa fecha, pasará a costar 29,99 euros. En este caso no se ha anunciado ninguna edición en formato físico o de coleccionista.
Lo cierto es que existe una edición de coleccionista de Shin chan Nevado en Carbónpolis, pero solo ha sido lanzada en japonés. En Xtralife la venden de importación por 99,99 euros y se incluye una Insignia especial, un cuaderno de fotos, un libro de arte especial de 68 páginas, la banda sonora, un tren de la mina de carbón, un doble mapa turístico de Akita y la ciudad del carbón y una hoja de pegatinas.
Por último, pero no menos importante, se lanzará un lote digital de Shin chan Nevado en Carbónpolis junto con el anterior juego (Shin chan: Mi verano con el Profesor) al precio de 39,99 euros en Steam y 49,99 euros en Nintendo Switch.
Duración de Shin chan Nevado en Carbónpolis
La trama de Shin chan Nevado en Carbónpolis se puede superar en unas ocho o diez horas en función de las prisas que tengamos y lo bien que nos administremos a lo largo de cada día. Una vez que cae la noche nos llevan a la cama sí o sí. Sin embargo, es casi inevitable acabar deambulando o paseando libremente en busca de luciérnagas y escarabajos.
Shin chan: Nevado en Carbónpolis
| Plataformas | PC (versión analizada), y Nintendo Switch |
|---|---|
| Multijugador | No |
| Desarrollador | h.a.n.d., Inc. |
| Compañía | Neos Corporation |
| Lanzamiento | 24 de octubre de 2024 |
Lo mejor
- Un juego tan divertido y sencillo como la serie de anime y lleno de personajes coloridos
- Cada fotograma es un festín para la vista con fondos hechos de manera artesanal
- Un juego ideal para desconectar del mundo
Lo peor
- Quizás sea una apreciación personal, pero se echan de menos las voces en español de los Nohara
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