Sky Force Anniversary fue uno de los alicientes de PlayStation Plus en octubre de 2017 y actualmente su secuela, Sky Force Reloaded, forma parte del catálogo actual de Xbox Game Pass. Fue, de hecho, a raíz de haber estado el primero en este servicio de suscripción, cuando le acabé dando una oportunidad.
Siempre lo había visto como un 1943 de Capcom descafeinado, pero para llevar tantos años en activo (en 2014 celebró su décimo aniversario), algo tendría. Lo que no esperaba es que me fuese a enganchar tanto su mecánica arcade.
Cabe decir, además, que el Sky Force original proviene de los dispositivos móviles Symbian y Pocket PC, y ya por aquel entonces cosechó críticas muy positivas con ese shoot'em up en 2D inspirado en los clásicos 19XX de Capcom. Desde aquel 2004 ha ido evolucionando, tanto a nivel gráfico como a nivel de mecánicas, y se ha conversionado a múltiples sistemas más modernos.
Desde que me adentré en el primero el año pasado no he dejado de jugar hasta dar el salto a su secuela, la cuál me absorbió más si cabe. Pero, ¿qué hace especial a esta saga de matamarcianos de los polacos Infinite Dreams?
Sky Force Anniversary, el más clásico
El nexo en común entre ambos Sky Force y donde reside buena parte de su atractivo es que son rejugables a la fuerza. Están estructurados para que a medida que pasemos a la siguiente fase, nos cueste más y más derrotar a los enemigos, teniendo que mejorar obligatoriamente nuestra nave para que cuente con un disparo más potente o que su vida sea mayor, entre otros aspectos.
Esto, en vez de ser un impedimento, es más bien un incentivo para seguir jugando, como cuando nos hacemos más fuertes en un RPG para tener más garantías de superar una zona más dura. Aunque nada de esto serviría si no se viese arropado por otro de los grandes aciertos de esta saga: las medallas por cada fase.
Hay cuatro medallas por fase que se nos concederán si:
- Destruimos al 70% de las fuerzas enemigas
- Hacemos lo propio con el 100% de los enemigos
- Rescatamos a todos los humanos
- Y completamos la fase sin que nos den ningún golpe
Lo llamativo del asunto es que si superamos todo el juego, desbloquearemos el nivel difícil, donde se nos ofrecerá la posibilidad de ganar otras cuatro medallas por fase si hemos obtenido la totalidad de sus medallas de menor nivel previamente. Y a mayor nivel de dificultad, más interesante se torna el juego.
Casi sin darnos cuenta, estamos en un círculo vicioso: rejugar cada fase hasta conocer a la perfección por dónde sale cada enemigo y que podamos obtener las cuatro medallas. Así hasta completarlas todas mientras conseguimos más dinero para mejorar la nave y poder afrontar con más garantías el siguiente nivel de dificultad: a lo loco. Pero cuidado, que aún queda una última sorpresa: pesadilla.
Visto en perspectiva, Sky Force Anniversary es más simple y menos variado que su secuela, en parte por parecerse más (en el diseño de fases y enemigos) a los clásicos de Capcom. Tan solo se atisba un ligero cambio en las últimas fases, pero la experiencia dura mucho menos y se echa en falta que haya más naves a escoger, algo de lo que tomó buena cuenta Sky Force Reloaded a lo bestia.
Pese a todo, esta edición por el décimo aniversario de la saga de Infinite Dreams aguanta muy bien el tirón respecto a su secuela al haber estandarizado conceptos como las tarjetas, que añaden un plus de rejugabilidad por intentar conseguirlas todas (es bastante aleatoria su aparición en las cajas de cada fase) y son esenciales para gozar de más ventajas en cada partida (desde contar con drones de apoyo a eliminar el escollo de la quinta fase), y su fuerte componente social, tanto en la parte de los marcadores online como de los desafíos semanales, que se van regenerando constantemente en forma de una fase especial.
Porque el juego nos va picando constantemente, ya sea a base de obtener la mayor puntuación como a la hora de crear la cadena de combo más larga, dos de los pilares básicos en los que se sustenta cualquier shoot'em up.
Sky Force Reloaded, un salto de gigante
Sky Force Reloaded supera en todo a su precursor al ofrecer una mayor variedad de entornos en sus fases, unos jefes finales sumamente diferentes entre sí, a la par que exigentes, y distintos tipos de naves que iremos desbloqueando a base de conseguir piezas de manera aleatoria por cada fase, entre otras novedades.
Aparte de las tarjetas que nos confieren ventajas globales para la nave (que tocará volver a mejorar, siendo aquí un proceso mucho más largo), aquí tendremos a mayores a los técnicos, que iremos desbloqueando a medida que superemos desafíos, como destruir tantos enemigos, conseguir tantas tarjetas y demás. Por jugar, básicamente. Pero a base de acumular horas y horas de juego.
Al ir superando desafíos obtendremos puntos de prestigio y estos nos permitirán ir desbloqueando distintos niveles para los técnicos, los cuáles nos reportarán ventajas muy especiales, como que no se cuente el primer golpe que suframos en la nave (ideal para la medalla de superar una fase sin sufrir daños) o ralentizar los proyectiles enemigos (especialmente útil contra esos cañones que nos matan de un tiro). Por lo tanto, aquí las cotas rejugables se elevan exponencialmente.
Ya no es solamente el reto de conseguir todas las medalles en todas las fases en todos los niveles de dificultad, sino obtener todas las tarjetas, cumplir todos los desafíos, desbloquear a todos los técnicos y todas las naves, cada una con sus ventajas (mayor velocidad, menos defensa, mayor daño, etc), con el incentivo extra de intentar superar todo el juego con todas y cada una de esas naves. Vamos, que Sky Force Reloaded es un shoot'em up mucho más completo.
La puntilla la ponen, además, sus tres fases ocultras tras superar la historia y obtener cierto número de medallas, al ser de dificultad extrema, destacando además por su corte futurista, un aspecto que aprovechó ciertamente poco Sky Force Anniversary, con ese último tramo alienígena lleno de fantasía.
Es por ello que Sky Force (Anniversary & Reloaded) son los shoot'em ups que llevaba años buscando, al estar muy lejos de la tendencia actual, llena de danmakus (subgénero que me gusta, pero que exige demasiado). Porque esta saga de Infinite Dreams opta por una esencia ochentera más llevadera y de dificultad graduable, hasta el punto de hacerla rejugable hasta límites que no recordaba. Y pensar que lo había visto como un 1943 descafeinado...
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