Impresiones de DIG - Deep In Galaxies, el roguelike espacial con el que perdí la noción del tiempo

Lanzarme a la piscina de DIG - Deep In Galaxies ha sido un pequeño salto de fe. El título de Molton Studio editado por Raiser Games me tentaba con su propuesta roguelike y sus pantallazos pixel art, pero la desconfianza estaba presente. ¿Va a poder robarle horas al resto de gigantes del género? Mientras jugaba, le daba vueltas a la idea en la cabeza. Sin tener una respuesta clara, miré a la hora: era de madrugada y tenía que irme a dormir.

Explora el universo

Ese es el primer síntoma de que un videojuego lo está haciendo bien. Cuando estás tan absorto en la partida que ni prestas atención a lo que hay alrededor, es que en la pantalla está el centro de tu universo en ese momento. La obra nos propone derrocar al Overlord, una suerte de dictador galáctico que dirige con puño de hierro diferentes sistemas solares. Como miembros de un grupo rebelde, es nuestro deber poner fin a su tiranía.

La trama no es que evolucione mucho más allá de ese planteamiento, pero no le hace ninguna falta. Vas a estar mucho más pendiente de picar bloques, disparar a todo lo que se mueve y conseguir una build que te convierta en un tanque de destrucción masiva. En DIG - Deep In Galaxies avanzamos por diferentes planetas, a nuestra elección, y allí nos plantamos para completar objetivos de todo tipo.

Cada uno de los cuerpos celestes cuenta con características propias, ya sea su nivel de seguridad, la fuerza de la gravedad o la superficie con la que vamos a entrar en contacto. Así pues, es más que posible que nos veamos envueltos en una escaramuza de tiroteos, cazando peces en lo más profundo del agua o destruyendo aparatos electrónicos entre la ardiente lava. Son muchos los factores a tener en cuenta con el propio terreno y el tipo de misión que queremos desempeñar, pero la verdadera chicha llega con nuestro personaje.

Lucha a tu manera

Más de 200 objetos y 180 habilidades conforman el abanico de opciones para construir al avatar que controlemos. Es decir, un roguelike bien nutrido de posibilidades como llevar en la mano un palo de golf y en la otra una AK-47. Disponemos de un arma corta y otra larga, las cuales poseen estadísticas propias como la cadencia de disparo, el propio daño que provocan o la munición que son capaces de acumular.

Ciertamente pasaremos por todas ellas, ya que no hay ninguna que sea claramente peor que las otras, sino que surgen momentos de necesidad en las que hay que recurrir a sus ventajas. Eso sí, aquí no se trata todo de disparar a murciélagos, gólems y ratas en un cuidadísimo estilo pixel art, sino que hay que sacarle partido a los bloques como si estuviésemos en Minecraft, ya que los mundo se generan de forma procedural. Todo el suelo, techo y paredes que veamos en DIG - Deep In Galaxies es completamente destruible, salvo pequeñas excepciones, y esto posee mucha más chicha de lo que parece en un principio.

En primer lugar, con el arma corta podemos comenzar a excavar para avanzar al punto que necesitemos y, con suerte, toparnos con un cofre que potencia nuestras habilidades. Por otro lado, si excavamos adecuadamente seremos capaces de dar forma a coberturas naturales con las que tener un respiro entre el caos. Además, si no queremos picar por nuestra cuenta siempre podemos recurrir a las cajas explosivas.

Finalmente, entre tanta tierra que levantaremos, se encuentran numerosísimas vetas de diamante, oro y diferentes minerales que se convierten en el ansiado dinero que necesitamos. La movilidad está a la orden del día y se complementa con una cuerda que podemos anclar al techo para balancearnos cual Tarzán en la jungla. En todo momento sentiréis que estáis bajo control de lo que sucede, doble salto mediante.

Porque sí, en mitad del vacío galáctico nos toparemos con tiendas en las que comprar una manzana para recuperar la vida que nos falta, conseguir ese rayo positrónico que arrasa con todo o unas botas que eviten que nos quememos con la lava. Inicialmente hay que tener bien claro qué personaje queremos usar, ya que cada uno posee características únicas y ataques especiales distintos que debemos aprovechar.

Uno de los puntos fuertes de DIG - Deep In Galaxies es poder disfrutar tanto en solitario como en compañía a varios modos de juego. Podemos jugar a Liberar la galaxia, lo que vendría a ser el hilo argumental principal visitando planetas, el Reto, un formato puro roguelike en el que vamos pivotando entre escenarios a nuestra elección, y las Batallas, las cuales han de vivirse junto a otros amigos.

Gracias a Steam Remote Play, tan solo hace falta invitar a un amigo para montar el show de forma inmediata. Por si fuera poco, siempre hay un motivo para picarse y echar una partida más gracias a las tablas de clasificación mundiales. Lo cierto es que las sensaciones tras haber jugado mis primeras horas al título de Molton Studio han sido tremendamente positivas. Seguir el manual de un buen roguelike junto a un apartado visual atractivo y una banda sonora pegadiza convierten a DIG - Deep In Galaxies en una apuesta segura para el género.