Pese a que ya conocíamos los planes de Ubisoft sobre su nueva IP gracias a las filtraciones, nos faltaba por ver en directo de qué iba eso de pasear por un óvalo con una pelota en las manos. Roller Champions viene a cubrir el hueco del free-to-play en la marca gala con un título deportivo muy enfocado a la competición, la personalización de personajes y el juego en equipo.
Llevando el E3 2019 hasta nuestras casas, durante los próximos días estará disponible una demo de Roller Champions para PC que ya se puede descargar desde Uplay. Una tímida pero reveladora muestra de lo que ofrece la propuesta y que, a tenor de lo visto, tiene por delante dos factores clave para su éxito: un potencial enorme y un margen de mejora aún mayor.
Con todas las opciones de personalización deshabilitadas, la demo de Roller Champions se limita a enseñar qué hay detrás de esa espectacular cinemática inicial con la que han querido acercarse a la animación de Overwatch. Tras un breve tutorial que relata los movimientos básicos, nos lanza al juego para buscar jugadores hasta completar dos equipos de tres contra tres.
Cómo se juega a Roller Champions
Sin problemas en el matchmaking, aunque sí con cierto renqueo en algunas partidas -más por la conexión del host que por la fluidez del juego-, empieza la partida con los dos equipos persiguiendo la pelota que ha caído con bote neutral sobre el campo.
Nuestro objetivo será conseguirla, mantenerla en nuestro poder durante una o más vueltas y lanzarla al aro que se ilumina al completar estas últimas para marcar.
Dependiendo de las vueltas que hayas dado con el balón en manos de tu equipo, la puntuación de ese gol será de uno, tres o cinco puntos que corresponden a la primera, segunda y tercera vuelta. Para hacerlo tendremos un total de siete minutos y una prórroga que, al menos durante esta primera prueba, pasan volando.
Sin quejas en lo que a comprensión de mecánicas y señales visuales se refiere pese a la locura que supone en ciertos momentos el partido. A través de las líneas que rodean las paredes del campo mostrando el número de vueltas y el icono que muestra en poder de quién está la bola, saber qué está ocurriendo en cada momento es muy sencillo.
Su simpleza es su talón de Aquiles
Los problemas, si es que podríamos llamarlos así en una prueba como esta, llegan durante la partida, cuando empiezas a cogerle el truco al control.
Sobre la pista pulsaremos el gatillo derecho para darnos impulso, el izquierdo para agacharnos y coger velocidad aprovechando las paredes y descensos, el botón Y o triángulo para pedir el balón o pasarlo, la X o cuadrado para placar o esquivar, lanzar la pelota a gol con el bumper derecho y, por último, el botón A o X para hacer un salto al que aún no acabo de verle mucho sentido.
Como veis, controlar a nuestro Roller es relativamente simple, debiéndonos preocupar más qué está ocurriendo a nuestro alrededor que el hecho de tener que realizar combinaciones complejas. La idea es lógica, al fin y al cabo lo que busca Ubisoft con esa estrategia es poder arrastrar el mayor número de personas al juego, pero le hace un flaco favor a una propuesta que, pese a la diversión que esconde, peca de tener muy poca profundidad.
El tráiler, que muestra a una de las protagonistas en plena acción con una esquiva especial, apuntaba a esconder algo más que en realidad no aparece en ningún momento. Todo se reduce a correr detrás del balón y saber gestionar bien cuándo debes pasar el balón o en qué momento puedes apuntar a la gloria del gol.
Roller Champions vs. Rocket League
Habiéndose hablado mucho de Rocket League por sus similitudes a nivel de foco, otro ejemplo de juego deportivo con una esencia más arcade, es precisamente esa comparativa la que más daño hace a Roller Champions.
En el de los coches tienes dos capas, una básica con la que todo el mundo puede acercarse a él, y otra más profunda que requiere de entrenamiento y habilidad para acabar de dominar todas esas pequeñas mecánicas que esconde en forma de saltos, turbos y control del balón.
El de Ubi, en cambio, queda muy lejos de ese nivel de profundidad, siendo la gestión de la velocidad -que pide a gritos alguna forma de visualizar mejor esa misma sensación-, el cuándo correr y cuándo deslizarte para ir lo más rápido posible, el único reto a nivel de aprendizaje que tiene el jugador por delante. Una pena porque eso acaba derivando en partidas más previsibles y repetitivas.
Si empiezas la partida y ves a un equipo que se coordina jugando juntos, defendiéndose entre ellos y moviendo el balón constantemente, ya sabes que no tendrás nada que hacer, especialmente en un inicio muy marcado por las ansias del marcar a toda costa. Ese precisamente es otro de los puntos que Ubisoft tendrá que retocar de cara al lanzamiento final.
Un progreso centrado en hitos personales
Su sistema de progreso, basado en el número de fans que ganas tras cada partido, se limita a sumar grandes cantidades de seguidores en base a goles o victorias, pero no promueve la defensa del portador del balón placando a atacantes cercanos, los pases certeros o el riesgo recompensa de ir a por un gol de cinco puntos en vez de uno de tres.
Siendo esa la única fuente aparente a la hora de ir aumentando niveles y desbloqueando los objetos de customización, las animaciones del Roller o las celebraciones y skins de fans, es poco probable que se acabe promoviendo el juego en equipo en vez de jugar en base a hitos personales.
El resumen nos lleva a la misma idea con la que iniciamos el texto unas líneas más arriba. El potencial evidentemente está ahí y parece que el equipo de arte tiene intención de destacar dotando al juego de una personalidad propia, pero el de diseño y mecánicas debería replantearse ciertas decisiones si quieren que Roller Champions se mantenga como un juego a tener en cuenta durante más de una tarde.
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