No suelo fiarme demasiado de los juegos basados en licencias -demasiadas decepciones recientes y muy pocas alegrías en el pasado, imagino-, pero por alguna razón algo en Marvel's Guardians of the Galaxy me hizo clic desde el principio.
Pese a que no me había adentrado nunca en su historia antes de que llegaran al universo cinemático de Marvel, la primera película está entre las que más he disfrutado de la nutrida colección -no tanto la segunda, que me pareció bastante floja-, así que podría decirse que le he cogido cariño a esa panda de descerebrados.
Una propuesta en la que es difícil no caer
La siempre descacharrante historia de Los Guardianes de la Galaxia, la justa dosis de exploración, un considerable puñado de interacciones, y la agradecida inclusión de un combate con combos y un punto de estrategia. Da para firmar sin dudarlo ¿no?
Pues debo reconocer que durante los primeros compases tuve pensamientos contradictorios. Lo malo de iniciar una aventura con las mecánicas más que establecidas por aquello de saltar directamente a lo gordo y poder disfrutar de una demo capaz de mostrar lo mejor del juego.
Pese a ir con el tutorial bien empapado en un vídeo facilitado por Square Enix, debo reconocer que hacerme con los controles del juego me jugó un par de disgustos. En primer lugar a la hora de esquivar obstáculos durante la exploración, algo que resultó tan fácil como disparar primero y preguntar después pese a que yo me había empeñado en darle protagonismo a mis compañeros.
La idea es que, acompañado de ellos en todo momento, pulsando uno de los botones superiores del mando puedes abrir una rueda de personajes con las que interactuar con ciertos puntos del escenario. Ves una puerta cerrada y automáticamente piensas en un "Groot, rompe eso". O un conducto de ventilación y pulsas la combinación necesaria para intentar decir "Rocket, por ahí".
Libertad, sí (pero sin excesos)
La idea era buena, pero había un problema. La compuerta estaba medio atascada, así que se abría y cerraba constantemente imposibilitando que alguien pudiese pasar. Justo ahí llegó el siguiente error por mi parte. Verás, Starlord tiene dos tipos de disparo durante la demo, uno elemental que se centraba en el hielo y otro normal centrado en hacer daño.
Puerta que se mueve a gran velocidad y por la que debe pasar Rocket porque no hay otra opción posible después de haber escudriñado todo el escenario y haber conseguido algún que otro secreto. Puerta a gran velocidad y hielo. ¿Lógico, no? Pues no.
La suerte quiso que después de mucho pelear acabase disparando por error con el otro arma, viendo así cómo la puerta se destrozaba y el camino podía continuar. Sí, suena tan estúpido como me sentí yo en ese momento, pero mirándolo con perspectiva sigo pensando que aquello tenía cierta lógica.
Si esos cinco minutos de una partida de algo más de media hora fueron importantes es porque sirvieron para dejarme claro que, pese a la idea de tomar decisiones, evitar que tu grupo se cabree dando las respuestas adecuadas y elegir qué hacer en cierto momento, la libertad de Marvel's Guardians of the Galaxy es limitada.
Sabía que los tíos irían por ahí porque durante la entrevista que pude realizar a sus creadores nos dejaron cristalino que el juego tiene un único final, no una ramificación de situaciones que cambien por completo la experiencia en base a tus decisiones.
Entiendo hasta qué punto eso puede ser una bajona para algunos, pero yo lo prefiero sin dudarlo ni un segundo. En una producción así, llévame de la mano, dame acción y chistes malos, y déjame disfrutar a mi bola. Ya hay otros juegos que me permiten juguetear con la narrativa sin miedo a perderme nada.
Poniendo a prueba sus combates
Lo segundo que me fascinó de aquella primera presentación y que estaba deseando probar en primera persona era el combate. Sobre el papel, la idea de llevar a Peter mientras el resto de los Guardianes van a la suya, y que tú puedas decidir en qué momento hacen esto o aquello para crear una estrategia me parecía fenomenal.
Había que comprobar, eso sí, hasta qué punto se jugaba igual de bien y espectacular de lo que lucía. Mi principal miedo era el de cruzarme con demasiados automatismos y un combate que sirviese más como excusa entre chascarrillos y exploración que algo esperando a ser disfrutado y exprimido.
Sufriendo un poco para hacerme con los controles y el ritmo de las peleas, confieso haber caído en hasta dos ocasiones hasta que el cerebro me dijo "ok, en realidad esto se juega así". Y tan pronto eso ocurrió, lo que parecía demasiado retorcido y caótico se convirtió en un divertidísimo baile.
Dispara para contener al grupo de enemigos, pulsa triángulo apuntando a una caja que está sobre ellos para que Gamora rompa el anclaje y les caiga encima, pídele a Groot que saque sus ramas para frenar a un minijefe que tiene un escudo, deslízate por el suelo para ponerte en su espalda y empieza a dispararle con hielo para dejarlo inmovilizado, y encárgate de matar al masilla que tienes al lado a puñetazos mientras le pides a Rocket que tire una bomba que acabe con el minijefe y los pocos que empezaban a levantarse tras el episodio de la caja.
Es una locura a la que cuesta cogerle el truco, pero una vez lo haces: "Jo, qué bien me lo voy a pasar con esto". Pese a lo complejo de hacerse a los botones y tener controlado todo lo que te rodea en todo momento, lo cierto es que la profundidad y estrategia que demandan dichos encuentros dan buena cuenta del mimo que hay puesto ahí.
Puedes encontrar otros métodos de llegar al mismo sitio y acabar con todos esos enemigos, pero lo que sí puedo asegurarte es que el contacto directo y el no apoyarte en los compañeros es asomarte a una muerte segura. Es decir, que todas esas fruslerías no están ahí por el mero hecho de quedar de fábula en pantalla, sino que debes apoyarte en ellas para poder avanzar.
Queda por ver hasta qué punto puede mantener viva la llama y, especialmente, comprobar si alguna de las partes se acaban pisando demasiado entre ellas dejándote con ganas de más o de menos.
Precisamente por eso es difícil entrar en calificaciones tan pronto, pero lo que sí puedo asegurar es que si consigue mantener ese ritmo durante toda la aventura, Marvel's Guardians of the Galaxy va a ser un juego de lo más divertido.
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