Caos, destrucción y piruetas imposibles. Una de las ventajas de controlar al no tan honorable Escuadrón Suicida es que tienes cierta carta blanca a la hora de poner patas arriba lo que queda de la ciudad de Metrópolis. Pero, ¿resulta divertido? En Sucide Squad: Kill The Justice Leage la jugabilidad delata a sus creadores. En el buen sentido. Es dinámica y sabe evolucionar al mismo ritmo que el jugador. El mundo abierto, hasta donde he podido ver, le da alas al componente de acción. Y lo que es más importante: es esa clase de juego que chiflará a los fans de los personajes y del universo de DC Comics.
Vamos a ser directos: Sucide Squad: Kill The Justice Leage transcurre dentro del universo de la intachable trilogía Batman: Arkham, pero su propósito es demoler ese universo a martillazos. Aprovechar los cimientos para construir una historia diferente, pero fiel a los cuatro personajes protagonistas y mostrar todo lo que no se vio en Gotham, pero sabíamos de un modo u otro que existía en aquellos juegos. Lo que se pierde es esa clase de experiencia creada a medida del Caballero Oscuro, pero la razón se justifica rápido: los protagonistas son y deben ser caos. Y eso juega a su favor.
Te he de confesar que entré a Suicide Squad: Kill the Justice League con los prejuicios de que sería un juego como servicio, lo cual no me desagrada si se plantea bien, o un caso como el del mucho más reciente Gotham Knights, y de momento no es ni una cosa, ni la otra. Es el juego más valiente que ha hecho Rocksteady como estudio, pero también un estupendo tributo a los peores malhechores de los cómics de DC.
Sobre todo, cuando los desastrosos protagonistas de Suicide Squad: Kill the Justice League se ven en la tesitura de llevar una misión desesperada e imposible: cargarse nada menos que a Superman y el resto de la Liga de la Justicia. No con el ingenio y ese estoicismo de Batman, ni tampoco con el espíritu justiciero de un metahumano de DC; sino tal y como lo haría Harley Quinn. O el Rey Tiburón. Porque, y esto es importante, tú eres el que decide cómo jugar.
¡Muerte a Superman! Así es la otra cara de la moneda del Arkamverso de Rocksteady
Si planeas jugar a Suicide Squad: Kill the Justice League ya de adelanto dos cosas: su trama arranca de manera muy predecible, pero una vez el juego te quita los ruedines está repletita de spoilers. Eso sí, no te preocupes, que aquí no te vas a topar con ninguno. Lo segundo es que Rocksteady le da una vuelta total al universo creado para Batman: Arkham. Y lo hace de maravilla. Al punto que eso mismo es uno de sus máximos atractivos.
Los británicos no dan la espalda a sus trabajos previos, que conste. Solo un poquito antes de que cambiemos nuestros trajes de prisionero por los atuendos de cada anti-héroe, Suicide Squad: Kill the Justice League te hace un brillante resumen de lo ocurrido hasta ahora en los juegos de Batman y, ya puestos, ata dos cabos sueltos con respecto al final de Batman: Arkham Knight. Hacen bien. Sin embargo, no necesitas haber jugado a la imprescindible trilogía de Arkham City, sino ganas de patear traseros y hacer el cabra con los cuatro protagonistas del juego. Cada uno, de hecho con su propio estilo.
A partir de aquí la premisa se nos da en el propio título del juego y no tiene mucha vuelta de hoja: somos el Escuadrón Suicida y tenemos que buscarnos la vida para matar, uno por uno, a los mejores superhéroes del planeta. La alternativa, y esto no lo dice la portada del juego, es que quienes nos han liberado nos vuelen la cabeza haciendo estallar un explosivo que tenemos implantado en la cabeza. Algo conveniente de cara al diseño del juego, ya que si nos alejamos de la zona de acción en los compases iniciales nos tumbarán tras varias advertencias.
Dicho lo cual, la libertad de movimiento y la acción explosiva que ofrece Suicide Squad: Kill the Justice League como mundo abierto juegan a su favor. Son parte de la esencia del juego y uno de los grandes rasgos identitarios de cada uno de los cuatro anti-héroes que podremos controlar, alternando al instante entre unos y otros si jugamos en solitario.
La ciudad de Metropolis no es la Gotham que conocimos en Arkham City o Gotham Knight, y eso le da personalidad propia al juego y manga ancha a sus protagonistas. Es un mundo abierto colosal, con más matices climáticos y creado con montones de pequeños detalles ambientales, cuyo mayor atractivo es cómo se ha creado y ensamblado para ser recorrido de punta a punta con un sistema de movilidad que permite que cada miembro del escuadrón suicida se luzca. Haga lo que mejor se le da constantemente tanto al atacar, como al desplazarse y, de propina, al interactuar entre ellos.
Si venimos de los juegos de Batman de Rocksteady, no tardaremos en familiarizarnos con una Harley Quinn que le ha tomado prestado de manera indefinida el gancho al murciélago; un Deadshoot que tiene un Jetpack con una maniobrabilidad deliciosa y si preferimos movernos a lo Hulk (de Marvel) tenemos a Rey Tiburón. ¿Y qué pasa con el cuarto miembro del grupo? El Capitán Bumeran, el blanco de todas las mofas, tiene la Speedforce de Flash, y eso significa un loquísimo sistema de teletransportes muy parecido al visto en los juegos de Naruto.
Con esta dinámica, Rocksteady no solo logra darle identidad propia a cada personaje, sino también cuatro opciones al jugador a la hora de zambullirse en el juego. Y todas están muy bien planteadas. No hay modo detective, lógicamente, pero incluso si jugamos solos se crea un nuevo tipo de dinámica de combates de cuatro locos contra todo lo que se venga por delante. Sean enemigos genéricos o jefazos.
Lo bueno es que en Suicide Squad: Kill the Justice League se ha vaciado la ciudad de habitantes para que nos carguemos todo lo que se mueva. Para que no haya repercusiones a la hora de repartir caos y sembrar la destrucción. Lo no tan bueno es que, tarde o temprano, la Liga de la Justicia nos tratará de aplastar como una hormiga y nosotros vamos directos a sus botas. Lo mejor es que si alguien nuevo entra en Metrópolis, será para jugar con nosotros y en nuestro equipo.
Ni el Batman de Rocksteady, ni los Vengadores de Crystal Dynamics
Desde el principio queda claro que Suicide Squad: Kill the Justice League no es -ni busca ser- la cuarta entrega de la saga Batman: Arkham. Tampoco lo necesita. Pero a pesar de los temores -más o menos fundamentados- tampoco es el Marvel's Avengers de Crystal Dynamics con los personajes de DC. De hecho, el desarrollo de la trama y los personajes recuerda mucho más a sus propios Guardianes de la Galaxia, y eso es muy buena señal.
Quizás la cosa sea diferente una vez acabe la historia del juego, pero de momento las partidas y la acción está planteada para moverte por el mundo abierto urbano arrasando con lo que veas con técnicas explosivas y acrobáticas. Encadenando acontecimientos de manera progresiva en una trama en la que se le da mucho peso al carácter de cada personaje. Es más, la dinámica de grupo es muy parecida a la de StarLord y sus compinches con un matiz: si jugamos por nuestra cuenta podremos cambiar de personaje casi al instante de manera muy parecida a cómo se hace en GTA V. ¿Y si preferimos jugar en compañía?
Suicide Squad: Kill the Justice League está diseñado para jugarse tanto por nuestra cuenta como haciendo equipo con hasta tres jugadores más, ya bien sean amigos o desconocidos. Se puede habilitar el juego cruzado e incluso puedes silenciar el chat de voz si no conocemos a nadie que tenga el juego y no necesitamos más distracciones de las necesarias. Y las sensaciones iniciales al habilitar esto son realmente satisfactorias: los bots ayudan y siempre te dan protagonismo, pero el juego promueve constantemente que los jugadores tengan una tendencia a liarla parda, y eso hace que el conjunto sea más divertido.
Entonces, ¿Suicide Squad: Kill the Justice League es un juego como servicio? Al avanzar nos dan recompensas de diferentes rarezas y subimos niveles. Pero hasta dónde he llegado lo único en lo que se me proponía invertir la moneda de juego eran trajes temáticos. Ninguno realmente tentador para su precio. Y no te lo voy a negar, todavía es temprano para saber el potencial y la dirección que le dará su anunciado Pase de batalla. Sobre todo, teniendo en cuenta que al ser un juego más abierto que la saga Batman: Arkham las misiones que se desvían de la trama se basan fundamentalmente en limpiar de malos zonas del mundo abierto. Al menos, hasta ahora.
Lo cual nos lleva a otra de las cuestiones clave: la interfaz del juego durante las partidas no es un desastre. Hay indicadores repartidos a discreción, pero no más de los que podríamos esperar en un juego de mundo abierto, y la pantalla solo se sobrecarga de información cuando nos quedamos con poca salud o escudos y aparecen franjas en las esquinas. Nada que no se solucione reventando malos para reponer ambas cosas. Muy en la tónica, de hecho, como el juego de Los Guardianes de la Galaxia.
Luces y sombras de Suicide Squad: Kill the Justice League
Cinco horas de juego dan para sacar conclusiones claras sobre Suicide Squad: Kill the Justice League, pero no definitivas. De cara a nuestro análisis final hay que tener muy claros elementos esenciales como esas misiones e historias que nos quedan por jugar, un sistema de progresión que debe abordarse desde los cuatro personajes disponibles, el peso y calado de la historia y lo que vaya más allá de la misma y, por supuesto, la experiencia multijugador experimentada desde más perspectivas.
Elementos fundamentales para construir una valoración justa. Y, sin embargo, lo esencial ya lo cumple: ofrecer un juego de acción gamberro y caótico a la altura de los peores malhechores de DC, dándole peso y carácter por separado y en conjunto.
Suicide Squad: Kill the Justice League se empapa de la esencia del Escuadrón Suicida de los cómics, e incluso moldea todo el universo de DC en base a ellos. Del mismo modo en que Rocksteady ya lo hizo con Batman, que conste. Pero también es justo decir que en muchos aspectos sabe ser un juego que aprovecha las posibilidades de los sistemas en los que nace: desde las cargas rápidas a la hora de alternar cinemáticas o personajes, hasta lo que puede ofrecer un Dualsense y unos gatillos adaptativos que, no lo vamos a negar, le sientan mejor a las pistolas que a los ataques cuerpo a cuerpo de aquellos que los tienen.
Pese al enorme listón que puso Batman: Arkham City, la nueva incursión de Rocksteady en ese rincón del multiverso DC que ellos crearon no compite por ser el juego de superhéroes definitivo. No por que carezca de ambición o esa pretensión, sino porque sus protagonistas no son héroes ni justicieros, sino agentes del caos. Personajes con métodos poco ortodoxos que suelen improvisar sobre la marcha y eso, quieras que no, hace que el tono y el desarrollo de la historia, adquiera matices propios. Lo cual, poco a poco, va jugando a su favor.
En cualquier caso, te confieso que regreso a la Metrópolis de Suicide Squad: Kill the Justice League con mucha más ilusión que cuando lo empecé a descargar. En parte porque me intriga saber en qué nuevos líos se meterán esta panda de granujas. Pero sobre todo porque me lo estoy pasando genuinamente bien poniéndolo todo patas arriba. Ya bien sea balanceándome con una Harley Quinn chalada, haciendo el bruto con el Rey Tiburón o simplemente escuchando las barrabasadas que suelta ese australiano loco que pretende cargarse al hombre de acero con un bumerán.
Warner Bros Interactive Spain Suicide Squad: Kill the Justice League Edición Estandar
Ficha de Suicide Squad: Kill the Justice League
- Plataformas: PS5, Xbox Series X/S y PC
- Multijugador: Sí. Hasta 4 jugadores en cooperativo online con juego cruzado
- Desarrollador: Rocksteady
- Compañía: Warner Games
- Lanzamiento: 30 de enero de 2024
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