Siendo un fiel seguidor de PlatinumGames -uno de esos que siempre vive con la congoja de que el estudio caiga en desgracia- a nadie le extrañará que diga que le tenía unas ganas loquísimas a Astral Chain. Lo nuevo de los creadores de juegos como Bayonetta, Vanquish y The Wonderful 101 vuelven a una consola de Nintendo con otra de sus particulares rarezas.
Varias horas con el juego han servido para confirmar mis sospechas. Que estamos ante una de esas montañas rusas en las que empiezas arqueando la ceja para luego rendirte por completo a sus mecánicas. Astral Chain llega con toda la intención y fuerza para que, una vez más, coronemos a la buena gente de Platinum.
Otra sabrosa rareza de Platinum
Mezcla de hack’n slash y RPG, la buena mano de Takeshi Taura recoge lo sembrado en Nier: Automata para dar forma a una de esas aventuras que primero entra por los ojos y luego te atrapa a los mandos. Un juego en el que la acción prima ante los paseos y las conversaciones pese a que los primeros compases suponen un auténtico reto.
Reconozco haber temido por la idea. Me encanta la ambientación futurista y que recupere la idea del policía, un planteamiento sin mucho tirón que me ganó en su día con Urban Chaos y que se ha vuelto a ver en contadas ocasiones, pero lo de controlar a dos personajes a la vez en pleno combate era algo que inevitablemente me despertaba tanto miedo como curiosidad.
Los primeros minutos con el juego se encargaron de meter el dedo aún más en esa llaga. Pese a que la legión que te acompaña atada a una cadena es capaz de atacar en solitario, a menudo el festival de enemigos convierte en un absoluto caos todo lo que ocurre a tu alrededor. Más aún cuando hay otros personajes luchando a tu lado.
El meme del perro reconociendo no tener ni pajolera idea de lo que está haciendo me ha venido a la cabeza en no pocas ocasiones. Pero como siempre en el caso de Platinum, el golpe inicial empieza a suavizarse hasta convertirse en caricias y, lo que parece un sindiós de tortas y ataques especiales pronto se transforma en un baile en el que no sólo tienes todo bajo control, también es tremendamente divertido.
Combates que invitan a la coreografía
Con la lucha ya en solitario y sin elementos externos que emborronen lo que haces, empiezas a cogerle el truco a todo lo que puedes hacer con tu legión. Con tres armas distintas (espada para ataques lentos y fuertes, bastón para ataque rápido, y pistola para ataque a distancia) tus golpes y esquivas funcionan exactamente igual que en cualquier otro juego de Platinum.
Por el otro lado está tu legión, que puede aparecer y desaparecer a tu voluntad, y que atacará a todo enemigo que tenga lo suficientemente cerca. Si no hay ninguno, puedes pulsar un botón para lanzarla al enemigo al que estés apuntando o, si lo prefieres, moverla de aquí para allá con el stick derecho.
Un control limitado que, pese a ello, da para no pocas filigranas. Ataques especiales de la legión que se activan tras un movimiento concreto, esquivas que se traducen en contraataques especiales, la posibilidad de ralentizar el tiempo brevemente para ciertas acciones o, si se da la oportunidad, jugar con la cadena que os une para atar enemigos o lanzarlos despedidos como si fuese un tirachinas cuando atacan un punto que se cruza entre vuestras posiciones.
Todo ello sumado a la habitual colección de patrones enemigos que debes entender, memorizar y contrarrestar para que las peleas no sólo sirvan para limpiar la zona de enemigos, también para dar forma a una perfecta coreografía de ataques normales y especiales que plasmen en pantalla lo que podrías ver en cualquier anime de acción.
La aventura es su cara más amarga
Entre pelea y pelea, una trama que es mejor no desvelar y un común denominador, la separación de las misiones entre secundarias de investigación, secundarias de combate y misiones principales. A tu entera disposición el caso que haces a unas y otras, pudiendo evitarlas por completo si quieres ir a saco a por la historia, pero recomendables si quieres ganar objetos que te permitan seguir mejorando el árbol de habilidades de tus distintas legiones.
Yo, que soy poco aficionado a meterme en encargos sin demasiada importancia, he intentado superar todas en cada capítulo y en absoluto ha supuesto ninguna molestia. Sí reconozco que, pese a ello, hay poca originalidad en lo que te proponen, especialmente cuando no hay un combate a disfrutar entre medio.
Más interesantes pero con muy poca profundidad están las investigaciones que haces como policía. Una suerte de recopilación de conversaciones y misiones secundarias que te facilitan pistas de cara a una encuesta final en la que acertar lo que te preguntan para continuar con el caso.
La idea está varios escalones por debajo de lo visto en juegos como Batman: Arkham Knight o Detroit: Become Human, pero hasta ahora no se me han hecho pesadas y los escenarios son lo suficientemente reducidos para que ir de aquí para allá o rebuscar entre la multitud nunca sea un problema.
Si eres fan de Platinum, vas a quedar encantado
Consciente del largo camino que me queda por recorrer, ya no sólo por la historia sino también por todas las zonas a las que aún no he podido acceder por no tener la legión adecuada, reconozco estar ansioso por cerrar este texto y volver al juego.
Ahora mismo estoy en un punto en el que valoro enormemente el esfuerzo de intentar hacer algo distinto, pero también ardo en deseos de que Astral Chain se convierta en una consecución de combates como en otros juegos de la casa.
Aún es pronto para dictar sentencia, pero no para reconocer que estoy ante un juego que recomendaría a cualquier fan de la acción y, por descontado, también a cualquier seguidor del espíritu Platinum.
Me molesta, en cierto sentido, no poder decir que ya huele a juegazo de cara al resto de mortales, pero no me tiembla la mano al escribir que puede ser tu GOTY de este año si tienes tantas ganas como yo de echarle el guante a Bayonetta 3.
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