Creo que la duda que todos teníamos en la cabeza con Armored Core VI pasaba por intentar descubrir hasta qué punto lo nuevo de From Software era o no otro Dark Souls. Vestido de mechas y luchando contra robots gigantes parecía que las diferencias entre ambas franquicias eran más que considerables, pero lo cierto es que verlo en movimiento me ha demostrado que en realidad no estamos tan lejos de esa fórmula.
Pero que no se me asusten los que se atraganten con muertes injustas y desafíos desmedidos, que yo también estoy en ese barco. Y es que la buena noticia, o la mala, imagino que todo depende de a quién le preguntes, es que Armored Core VI se parece a un Souls lo justo y necesario para ser un desafío, sin convertirse en un dolor de muelas.
No es un Souls, pero lo parece
Para aquellos que no conozcan por dónde van los tiros con esta franquicia, aquí la idea es controlar a un mecha que podremos ir personalizando a base de nuevas armas y piezas que servirán no sólo para marcar el estilo de juego, sino también las habilidades y posibilidades de las que gozaremos en combate.
En cuestión de segundos, y de la mano de un menú que no parece querer complicarse en exceso, algo a medio camino entre las piezas de un Gran Turismo por el reglaje de barras y numeritos, y la simplicidad de un Mario Kart por lo visual, lo que hace unos segundos era un mecha cargado de misiles y armas a distancia, tan lento y poderoso como un tanque, puede convertirse en un maldito ninja metálico especialista en dar patadas y espadazos a la velocidad del rayo.
En esa agilidad a la hora de cambiar entre un estilo de juego y otro está probablemente una de las grandes diferencias con lo que From Software nos tiene acostumbrados a ver.
De hecho, sus niveles, que rompen aquí con la idea de mundo abierto para ofrecernos distintas fases en las que la exploración y la verticalidad son claves, constantemente nos invitarán a movernos entre un estilo de juego y otro para poder hacer frente de la forma más efectiva posible a los jefes finales con los que nos vayamos cruzando en la aventura.
Armored Core VI es un desafío bajo control
Que para llegar hasta ellos podamos hacer uso de puntos de objetivo en el radar, escáneres que nos muestren qué enemigos hay en la próxima sala, y checkpoints que nos permitan volver al jefe que nos acaba de destrozar de forma ágil y rápida tras haber modificado por completo nuestro mecha en menos de un minuto, probablemente sean como música para los oídos de quienes aborrecen los Souls pero se sientan atraídos por esta propuesta.
¿Dónde están las similitudes entonces? Bueno, pues precisamente en unos combates que no tienen ninguna intención de convertirnos en una esponja de balas. Si bien es cierto que vamos a poder aguantar bastantes más golpes que en cualquier juego de From Software de los últimos años, cuando llegue la hora de enfrentarnos a un jefe gigante tan rápido como peligroso, comprobaremos que la esquiva, el aprender patrones de ataque, y el buscar huecos para contraatacar, vamos a empezar a ver muy claras las similitudes entre ambas franquicias.
A ello habrá que sumarle los enemigos masillas que atacan en grupo de forma traicionera, las trampas que caen del techo haciéndonos empezar una pelea con el peor pie posible, y la necesidad de controlar la energía tanto a la hora de luchar como en una exploración que constantemente demanda la mayor atención posible.
Debo reconocer que antes de plantarme ante la demo de Armored Core VI no sabía muy bien si este juego iba a ser o no santo de mi devoción. Ahora, consciente de que todo lo que me gusta de un Souls está ahí, y todo lo que me repele ha desaparecido por completo, puedo afirmar sin miedo que esto lo voy a gozar fuertísimo.
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