He pasado cuatro horas como cazarrecompensas en Star Wars Outlaws: de machacar TIE Fighters a meter la pata con los Hutt

He pasado cuatro horas como cazarrecompensas en Star Wars Outlaws: de machacar TIE Fighters a meter la pata con los Hutt

La aventura de Kay Vess está repleta de la esencia galáctica de George Lucas y convive con sus defectos

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Star Wars Outlaws

Evidentemente todos queremos una buena aventura de Jedi y Sith por la galaxia de Star Wars, pero si hay una figura que atraiga la atención más allá de los usuarios de la Fuerza, esa es la de cazarrecompensas. Han Solo tiene gran parte de la culpa del magnetismo que posee ese rol, pues la interpretación de Harrison Ford en la trilogía original es impecable. Socarrón, astuto y con una pizca de suerte épica que nunca puede faltar.

Que Ubisoft haya apostado con Star Wars Outlaws por darle forma a un título en el que conocer los bajos fondos de la galaxia no es casual. Es una forma de alejarse del foco principal del conflicto galáctico y dar rienda suelta a un terreno que, si bien ha sido explorado, siempre puede dar muchas sorpresas. Sobre todo en un periodo tan concreto como el acaecido entre los acontecimientos de El Imperio contraataca y El retorno del Jedi. Ahora, con tan solo un mes de espera hasta su lanzamiento, por fin he podido ponerme a los mandos del viaje de Kay Vess.

Han sido cuatro horas de partida en las que he podido explorar planetas como Toshara y Kijimi, junto al hecho de darme un garbeo por el espacio y una estación imperial en órbita. Como cualquier novato que quiere iniciarse en el negocio, he comenzado prácticamente desde el principio del juego, poco después de que la protagonista llegue al planeta con una sabana extensa. He de arreglar mi nave, la Cazaestelas, para poder largarme, así que toca hacerse con el speeder e ir hasta el primer puerto para conseguir contactos.

¿Para qué? Pues evidentemente para arreglar contactos, amasar unos cuantos créditos imperiales y ganarme una buena reputación entre las diferentes facciones. Existen hasta cuatro y las acciones con unas repercuten sobre las otras, así que nunca podrás tener contento a todo el mundo, pero asumo el riesgo. En el camino hacia la cantina se transmite perfectamente la ambientación propia de Star Wars en esta época. Gasolineras desvencijadas, herramientas y talleres donde la última vez que se pasó un paño fue cuando Yoda era un padawan, soldados de asalto dándole una paliza a alguien en una esquina y empedernidos jugadores de Sabacc arremolinados sobre una mesa.

Star Wars Outlaws

Sí, crees que estás en mitad de un rincón perdido de Star Wars y se respira ese clima por todas partes, aunque apenas puedes interactuar con nadie. Los escenarios son como una maqueta en la que todos cumplen una función y no deben salirse del papel. No puedes chocar con los NPC, hablar con casi nadie y al final muchas zonas se convierten en pasillos del punto A al B. Muy lejos de otras obras como Cyberpunk 2077, pero también se aleja Star Wars Outlaws de proyectos como Watchdogs.

Y es que al final, no hablamos de un GTA, sino de una aventura de mundo abierto con acción. Existe libertad para viajar, misiones secundarias para llevar a cabo y un buen puñado de minijuegos para entretener a una cazarrecompensas, como máquinas arcade de estilo retro, pero no puedes provocar el caos. Y si no lo provocas tú, ya será el juego el encargado de ponerte en la situación de esquivar imperiales en una base enemiga. La mejor táctica es la del sigilo y para ello Nix es fantástico en la tarea.

El pequeño ser alienígena sirve para un roto y un descosido, pues abre puertas, desactiva alarmas, hace explotar barriles y hasta se encarama en la espalda de los enemigos para distraerlos. Es el fiel compañero de Kay, un peluche de manual, y la herramienta más útil de todo el juego tras la que sujeta el pelo de la protagonista. Sirve para hackear toda clase de mecanismos de cierre y he de admitir que tardé mucho más de lo previsto en desentrañar su funcionamiento. Me avergüenzo de mi nula capacidad, aunque tendríais que haber visto a esos TIE-Figher reventar en mitad de los escombros espaciales.

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Ahí sí que tuve habilidad de sobra y pude comprobar de primera mano uno de los aspectos que más me preocupaba de todo el proyecto de Ubisoft Massive. La Cazaestelas es... lenta, pero lo suficientemente potente como para derribar a cualquier nave rival. La experiencia no es tan fluida como en otros títulos como Star Wars Battlefront, pero es lo suficientemente funcional como para sentirte en mitad de un fuego cruzado entre las estrellas. Además, lo que no puede faltar es el impepinable salto a la velocidad de la luz.

Así fue como llegué a Kijimi, ya sabéis, donde le cortocircuitan el cerebro a C3-PO en El Ascenso de Skywalker. El planeta helado es impresionante, aunque lo es mucho más la travesía previa repleta de casquetes polares flotando en mitad de la nada. Una estampa genial con el cuerpo celeste al fondo aguardando y con unas cuantas tareas por medio para descubrir, como restos de naves que han pasado a mejor vida. Eso sí, hay que tragarse prácticamente dos minutos de viaje en línea recta cada vez que llegas a un nuevo destino, independientemente de que no quieras realizar ninguna actividad circundante.

Allí tuve que robar una reliquia sin que nadie se diese cuenta y creo que en gran medida lo conseguí. Vale, tuve que liarme a tiros con algún que otro ladrón, pero conseguí mi objetivo sin grandes sobresaltos para calmar las aguas con el Clan Ashiga. Le devolví a su reina el obsequio robado, al mismo tiempo que tuve que mentir sobre mis lazos con Crimson Dawn. No es que vaya a ser demasiado fiel durante mis peripecias en Star Wars Outlaws, pero la traición hay que tener muy claro cuándo utilizarla.

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Finalmente, regresé a Toshara para encargarme de un pequeño asunto relacionado con Jabba el Hutt. Verrick, un agente del sindicato de gusanos enormes, me ha contratado que robe la lista de clientes de una organización rival y sabotee su base, la cual a la vez funciona como granja. Llegar hasta allí no es sencillo, pues hay controles fronterizos antes de penetrar en la zona, por lo que encuentro un camino alternativo con el speeder, aunque me toca abandonarlo para continuar a pie. En un terreno alto se encuentra Monda, otra cazarrecompensas que se sorprende de ver a una novata como yo. ¿Me va a servir como apoyo? Lo cierto es que para nada, así que toca apañármelas solo.

Y es aquí cuando la frustración comenzó a brotar demasiado, porque una cosa era derribar a soldados de asalto en la base espacial en cierto orden, y otra muy distinta es llegar a un lugar con muchos enemigos diseminados. Es complicado llamar su atención, se encuentran en puntos complejos de gestionar y es bastante sencillo que capten la presencia de Kay. A pesar de mis intentos, incluso marcando con unos prismáticos la posición de los contrincantes, terminé envuelto en un tiroteo casi imposible de superar. Quizás tenga que ver con una cuestión de mejorar el bláster, pero realmente es muy abrumador verte sometido a un infierno de lásers rozando tu cabeza.

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Kay sufre mucho daño por cada impacto y es difícil esconderse, a lo que hay que sumar la extraña gestión de las armas secundarias que ha elegido Massive. Puedes recoger la que quieras, pero basta que realices casi cualquier otra acción que no sea disparar con ella para que la suelte. Es incomprensible que no se la guarde en la espalda o la sujete con la mano izquierda, pues debería poder elegir yo en qué momento no la necesito más. Lo que sí quiero son los créditos, aunque no he podido sumarlos a mi cartera en esta ocasión.

Fecha de lanzamiento de Star Wars Outlaws

Star Wars Outlaws estará disponible a partir del 30 de agosto de 2024 y podremos adquirirlo para PS5, Xbox Series X/S y PC, aunque a través de Ubisoft Connect de forma exclusiva.

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