Después de un turbulento trasiego que nos hizo temer por su llegada a occidente, por fin contamos entre nosotros con 'Bravely Default'. Excelentemente traducido a nuestro idioma, con voces en inglés y japonés e incluso acompañado de una (prohibitiva) edición coleccionista, el juego viene a demostrar que en Square Enix no han perdido su toque.
Porque se ha hablado mucho de la labor redentora de 'Bravely Default'. Con la compañía japonesa intentando aún enmendar el traumático paso (para ellos y para nosotros) por una generación que ya sabe a pasado, este pequeño título prometía en paralelo a las grandes producciones para sobremesa el retorno en el campo portátil de la magia perdida. Vídeo tras vídeo, dato tras dato, hemos ido atisbando ese toque especial de Square Enix del que hablábamos antes, el que la encumbró hace unas décadas como una de las mejores y más queridas compañías en el campo de los juegos de rol. Veamos qué hay de cierto en todo lo intuido hasta ahora.
'Bravely Default' y la quintaesencia de 'Final Fantasy'
El camino sin retorno que emprendió Square Enix en PS2 fue dejando atrás poco a poco la esencia que los había encumbrado hasta entonces. El fantástico 'Final Fantasy X', a pesar de dejar atrás el mapamundi, seguía adelante con los combates por turnos, y lo que nos contaba era capaz de emocionarnos como antaño.
El estimable y cuestionable a partes iguales 'Final Fantasy XII' adoptaba una aburrida, por demasiado automática, forma de batallar. Aunque el entorno a lo MMORPG le hacía ganar enteros, la nula evolución interna de sus protagonistas terminaba por cargarse el argumento. 'Final Fantasy XIII' viró en PS3 hacia el lado opuesto cambiando la libertad de movimiento por los pasillos y haciendo difícil de entender su historia si no tirábamos de archivos de texto vía menú. Su segunda parte intentaba enmendar los errores metiendo de por medio el intercambio entre épocas. La tercera parte, todavía por estrenarse, mira hacia 'Majora´s Mask' con cuenta atrás para el fin del mundo incluida. Demasiados bandazos que ponen de manifiesto cierta inseguridad.
Podríamos pensar que ya no hay espacio en las consolas de sobremesa para las viejas fórmulas de 'Final Fantasy', las que van del título fundacional hasta el IX. Sin embargo 'Ni No Kuni' ha demostrado este mismo año que sí se puede hacer un JRPG como los de antes. Así, 'Bravely Default' sigue la tradición de las conversiones a Nintendo DS de los primeros 'Final Fantasy' así como del spin off, también portátil, 'Los cuatro héroes de la luz', pero podría haber funcionado perfectamente en una televisión HD de 40 pulgadas. De eso tiene mucho la culpa, al igual que en 'Ni No Kuni', una arrebatadora dirección artística, pero no nos adelantemos.
La historia sigue los parámetros habituales. El mundo corre peligro y la responsabilidad de salvarlo recae en un grupo de jóvenes e involuntarios aventureros. Es aquí donde encontramos un punto flaco. Quedan lejos aquellos cuentos que eran capaces de formar parte del subconsciente colectivo de miles de jugadores. No hay en el periplo que nos lleva por el mundo a restaurar los cristales la fuerza, la epicidad y la emoción que hemos vivido tantas veces en el pasado. Y la trama se esfuerza incluso en sacarnos la lagrimita, pero nada. Afortunadamente todo lo demás que conforma el producto final compensa con creces esta carencia.
Gameplay: todo igual pero a la vez distinto
Los fans de toda la vida de la franquicia 'Final Fantasy' encontrarán en 'Bravely Default' el mana ansiado largo tiempo. Las ciudades, el mapamundi, los combates por turnos, los trabajos, las invocaciones, el barco volador, los cristales, el miasma, los objetos y las magias habituales... Todo está aquí. Eso sí, y es de agradecer, con necesarios matices y una fresca puesta al día.
Sorprende de primeras que el barco esté disponible a las pocas horas de juego. Supone cierta decepción, ya que lo que solemos experimentar en este tipo de juegos es la tremenda satisfacción que da el viajar libres por fin cruzando los cielos después de mil y una batalla tras mil y un camino recorrido a pie. Afortunadamente es un espejismo. Pronto nos vemos limitados y todo vuelve a su cauce.
Poco a poco surgen misiones secundarias. Tenedlas en cuenta, no voy a decir la razón, pero los premios que encontramos en ellas redondean la trama y nos dan alas a la hora de personalizar a nuestro combate. Y aquí está uno de los elementos esenciales de 'Bravely Default', su vuelta de tuerca a una fórmula eternamente revisitada.
El comando 'Brave' supone que podemos sacrificar hasta cuatro turnos para arremeter con todas nuestras fuerzas contra el enemigo. Por otro lado, 'Default' nos hace ganar un turno mientras nos protegemos. El nivel estratégico de los combates sube así muchos enteros. Las combinaciones de estas posibilidades ejecutadas por cada personaje pueden dejarnos vendidos ante la réplica del contrario o abrirnos la vía hacia la victoria. Si a esa riqueza unimos el trabajo principal de cada personaje junto a otro de apoyo, cada uno con sus particularidades, ya os imagináis todo lo que se abre ente nosotros. Tremendo.
Aún así, sabemos que los encuentros aleatorios pueden sacarnos de quicio conforme acumulamos horas. Son necesarios para subir de nivel, claro, pero puede llegar un momento en el que podemos detestarlos. Porque por lo avanzado de nuestro poder molestan e interumpen la acción, porque simplemente queremos explorar tranquilamente, porque no hay quien los aguante cuando no son un reto en según qué zonas, diantres. Pues bien, 'Bravely Default' ha pensado también en esto. Podemos aumentar al máximo o reducir a cero los encuentros, acelerar las batallas para que ocurran en un suspiro simplemente con un par de pulsaciones en tiempo real, incluso hay un automatismo que podemos activar para que nuestros héroes repitan la última secuencia de decisiones, esa que es mortal de necesidad y que no hace tocar por repetirse los enemigos en un territorio.
Una cosa más, si nos hemos despistado más de la cuenta y se nos ponen las cosas muy cuesta arriba, nada como parar el tiempo para sacarnos de la manga un ataque que dé la vuelta a la tortilla. O mejor todavía, si mordemos finalmente el polvo y resulta que llevamos encima cierto elemento, pues nada, empezamos de nuevo el combate con la lección aprendida. Además, si aún así vemos la pantalla de game over, el autosave nos devolverá a un punto más que cómodo. Olvidaos de aquellas frustrantes vueltas a los lejanos puntos de guardado (opción que pueden desactivar los más valientes, por cierto).
'Bravely Default' y su dirección artística. Jugando dentro de un concept art.
Estamos acostumbrados a deleitarnos con los diseños conceptuales de los juegos. Una vez trasladados a la pantalla bajo la forma de pixeles o polígonos suelen perder la calidez del trazo, su cercanía, su belleza originaria. Pues bien, al jugar a 'Bravely Default' da la sensación de que se han plasmado tal cual.
No deja de maravillarme la presentación y la belleza de los escenarios. De un plano general que podría habitar las páginas del libro de arte pasamos, con un leve toque del joystick, al plano que encuadra a nuestro personaje. Igualmente, si no tocamos nada durante unos segundos, la cámara retrocederá de nuevo mostrando el cuadro original. Es algo que no me canso de observar, de admirar, y me he sorprendido en varias ocasiones deseando llegar a la próxima localización solo para ver qué delicia visual me espera. Más que la historia, ha sido la cuidadísima dirección artística la que me ha empujado a avanzar más y más.
Y hablando de diseños conceptuales. El de los personajes no desentona con lo visto en muchas entregas de 'Final Fantasy' o en sus múltiples spin off. Tiene un toque infantil muy agradable pero, viendo los dibujos promocionales que muestran un tono más estilizado, no dejo de pensar si ese hubiera sido un mejor retrato que el superdeformed elegido finalmente.
Particularidades tipo 'Siglo XXI': AR, gestión, comunidad y micropagos
Nada más encender el juego este se mete en nuestro mundo. Un carta de realidad aumentada sirve de portal por el que recibir una petición de ayuda. Es la primera muestra de que no estamos solo ante un revival sino ante algo familiar pero distinto que poco a poco adquirirá tintes de clásico moderno.
El habitual buhonero que siempre está en el lugar adecado para que salvemos la partida abastecerá nuestro zurrón con una lista creciente de materiales que saldrán de una zona en construcción, nuestro pueblo. Allí, según vayan llegando nuevos habitantes (algunos de ellos vía street pass, por ejemplo), podremos decidir si dedicamos recursos a una tienda de magia mejor que a una de armas, o si es mejor dividir los esfuerzos para que todo vaya a la par. Mientras más lugareños pongamos a trabajar en una estructura antes estará lista. Esto puede tardar horas o minutos, realizandose la acción no solo cuando estamos jugando sino igualmente con la consola en stand by. ¿No os recuerda a algunos juegos de smartphone?
Siguiendo con los títulos para móviles, estos suelen ser gratuitos y se alimentan monetariamente a base de micropagos. Si el badulaque va a tardar dos días en construirse puedo acelerar el asunto si me rasco un poquito el bolsillo. En 'Bravely Default' la reconstrucción de nuestro antiguo pueblo no va por ahí, pero sí que hay algo en él que se sustenta en la misma premisa. Son muy extraños los altos picos de dificultas que a veces aparecen de repente en el juego. Es entonces cuando el dinero hace acto de presencia en forma de micropagos. Por menos de un euro te puedes hacer con una bebida especial que con un par de tomas puede mandar al infierno a esa maldita criatura que nos impide avanzar. Como en los juegos para móviles mencionados, no hay nada que no se arregle simplemente esperando (en este caso el tiempo lo dedicaremos a alcanzar un nivel a base de peleas y peleas en los alrededores de donde habita nuestro verdugo). Nada nos obliga a pagar, pero claro, mosquean como digo unos inesperados picos de dificultad que nos hacen pensar en esa irritante solución.
Dejando de lado este nubarrón encontramos por último spotpass y streetpass. Estas características de Nintendo 3DS nos dará habitantes para nuestro pueblo, aliados en el combate e incluso bichejos terriblemente feos y poderosos con los que luchar. Como veis, aunque 'Bravely Default' se sustenta en lo ya visto, cuando en Square Enix se ponen las pilas son capaces de crear una increíble experiencia mezclando clasicismo e innovación. Bravo.
Conclusiones
'Bravely Default' es la respuesta a nuestras plegarias. Tras toda una generación a la deriva, la pequeña 3DS acoge la redención de Square Enix ante los jugadores. Y no nos referimos simplemente a un refrito de lo que nos hizo vibrar antaño. La fórmula de siempre adquiere nuevos elementos que la hacen incluso mejor que antes. Si a eso le sumamos una dirección artística que hace que nos olvidemos de un argumento que no pasa de cumplidor, tenemos ante nosotros el hijo no declarado de 'Final Fantasy'. Y es que 'Bravely Default' lleva en su comprimido ADN más de la mítica franquicia que sus legítimos pero titubeantes hermanos mayores. Volverás a ser feliz, quién te lo iba a decir, gracias a Square Enix.
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A favor
- Un 'Final Fantasy' como los de antes...
- ... con una más que interesante puesta al día
- Sublime dirección artística
En contra
- Historia mejorable
- Tal vez, solo tal vez, su diseño de personajes
- ¿De verdad queremos jugar para siempre con combates aleatorios?
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