Cuidado con el planeta Adelpha, que una vez bien metido atrapa y no te suelta. Cada regreso a mi partida de Outcast: A New Beginning lo he hecho con muchas más ganas que cuando la dejé, y eso que hay toneladas de clichés por aquí y por allá y la sensación de experimentar un Deja Vu a los mandos es constante. En parte, porque es un juego que -en muchos aspectos- está hecho a base de plantillas, pero también porque se trata de una manera de plantear los juegos de acción y aventuras que, no te lo voy a negar, echaba mucho, muchísimo de menos. Aunque, claro, la cosa no va de que me guste a mi.
Outcast: A New Beginning es un juego hecho como los de antes. Se apega a la vieja escuela. Y eso no es malo. Sin embargo, adaptarse al mundo abierto de Adelpha requiere de un periodo de adaptación adicional: no por sus gráficos, o sus sensaciones jugables, aunque en parte algo de eso hay. De hecho, la experiencia y la manera en la que el juego crece y como se ofrece poquito a poquito va en contra de la tendencia de dartelo todo desde el principio de los juegos actuales. Y eso acaba jugando muy a su favor.
Porque, pese al choque inicial, es una reivindicación de aquellos videojuegos de ciencia ficción que sorteaban las limitaciones de desarrollo con un empeño constante por darle alas al jugador. No gratuitamente, sino haciendo que se las gane. A veces en el sentido literal.
Eso no quiere decir que Outcast: A New Beginning carezca de elementos propios de los juegos actuales, pero aquello que le da más identidad a su experiencia es, precísamente, mucho de lo que hoy se hecha en falta: la sensación de que empiezas sin nada más que el botón de salto y acabas teniendo acceso a un sistema de combate y movilidad destinados a exprimir las posibilidades de un mundo alienígena con sutiles tintes de fantasía por aquí y por allá. Conquistando el terreno, la naturaleza, la vida y arrasando las bases enemigas a base hacer que los poderes de sus nativos y la tecnología sean una extensión de ti.
Porque, y esto es esencial, todas las comparaciones con las películas de Avatar de James Cameron están más que justificadas, pero la verdadera base que sostiene esta aventura de acción es el videojuego Outcast de 1999. Un videojuego transgresor para su época, pionero y decano en lo que respecta a los juegos de acción y mundo abierto. Algo que se reivindica en Outcast: A New Beginning desde los compases iniciales y logra cuajar una vez te han quitado los ruedines. Haciendo que cada nuevo avance no solo se note en tus progresos y la manera de interactuar o ver el mundo de Adelpha.
De modo que nos encontramos ante una curiosa disyuntiva: Outcast: A New Beginning sabe tomar el testigo del clásico allí dónde lo dejó, pero en el proceso se pierde ese espíritu vanguardista desbordante de ambición al medirse con los Triple A actuales. Porque el juego publicado por THQ Nordic es muchas cosas, y logra todavía más, pero sus límites visuales o su jugabilidad son aspectos que siempre van a salir perdiendo a la hora de compararlo con otros lanzamientos contemporáneos.
¿Al punto de ser un lastre para la experiencia? No exactamente, aunque posiblemente te pase como a mi y te topes con que la cara y las animaciones de Cutter Slade, su temerario protagonista, te recuerda irremediablemente a la de un Michael De Santa de un GTA V que salió hace más de diez años. Y eso no es necesariamente malo. Al menos, una vez te acostumbras. Eso sí, a diferencia del juego de Rockstar, Outcast: A New Beginning no solo está traducido y con las voces en español, sino que adapta los movimientos bucales a cada idioma. Minipunto para THQ Nordic.
El nuevo Outcast: a medio camino entre las pelis de Avatar y Just Cause 3
25 años después del lanzamiento de Outcast, y tras más de dos décadas desde que se anunciase su secuela, Cutter Slade ha regresado. Eso sí, la manera en la que arranca la trama Outcast: A New Beginning no da apenas margen para la nostalgia y te lanza con lo puesto al mundo de Adelpha. Ni traje especial, ni una triste pistola y mucho menos esas gafas tan chulas que llevabas en 1999. Esas vas a tener que ganártelas. Pero s lo logras no hay vuelta atrás.
De hecho, la premisa al final se resume rápido reapareces misteriosamente en un exótico mundo en la que lo mismo tienes vistas paradisíacos que pantanos infestados de bichos y animales de todas las formas y tamaño y solo una cosa en común: su poca tolerancia a aquellos que invaden su espacio. Y lo mismo, más o menos, se aplica a los talan, los habitantes de Adelpha que, por otro lado, están siendo sometidos por los humanos. ¿Adivinas de parte de quién estaremos?
Slade pasa poquito a poco de ser un paria entre ambas civilizaciones, talan y humanos, a erigirse como el Ulukai. El mesías que librará al planeta de su mayor amenaza. Para sorpresa de sus líderes, todo sea dicho. Pero antes de que nos hagamos a la idea conviene recordar que llegaremos a este planeta con poco más que lo puesto. Lo cual no convierte a Outcast: A New Beginning en un juego de supervivencia, sino en un título de acción, aventuras y ciencia ficción a la antigua usanza.
Si el contexto y el desarrollo de la historia es muy parecido al de las millonarias películas de Avatar de James Cameron, incluso teniendo en cuenta que el clásico partida de las mismas ideas y se lanzó mucho antes que éstas, el modo de progresar a través de Outcast: A New Beginning tiende lazos a los juegos de acción y mundo abiertos más actuales: pasado el tutorial hay que conquistar cada zona a base de limpiar bases enemigas, abrir portales e interactuar o comerciar con los autóctonos.
Es decir, que lo mismo deberemos enfrentarnos a los clásicos grandes jefazos con su correspondiente y muy a la vista barra de salud, que pastorear unas enormes criaturas y llevarlas a una cerca para fortalecer nuestros lazos con la comunidad o resolver las misiones secundarias. Por no hablar de templos que se desbloquean a base de seguir estelas al estilo plataformero.
¿La recompensa? Mejores armas y un árbol de habilidad simple como el solo, pero cada vez más resultón, que amplificará nuestra manera de interactuar con el mundo abierto. No tardaremos demasiado en pasar de correr y defendernos con un escudo a lanzar bombas y planear a ras de suelo; y antes de que nos demos cuenta estaremos volando con un sistema de alas que aprovecha nuestros impulsos y la gravedad o domando criaturas voladoras. Pero también, no lo vamos a negar, la genuina satisfacción de ver cómo el entorno y los poblados se transforman conforme avanzamos. Logro a logro.
Sensaciones de clásico... para lo bueno y para lo no tan bueno
Outcast: A New Beginning es un juego de acción, aventuras y ciencia ficción creado a la vieja escuela. La refundada Appeal Studios (en la que hay tanto veteranos del Outcast original como fans que trabajaron en sus reediciones) apuesta por el Unreal Engine para replantear el planeta Adelpha y hacerlo más interesante, más variado en cuestión de biomas, y mucho más vertical para darle cancha y protagonismo a la renovada movilidad de Slade. Eso lo borda.
La otra cara de la moneda está en el diseño de juego. Y eso alegrará más a los jugadores curtidos y supondrá un muro para todos los demás: el sistema de ataques de Slade es variado y evoluciona constantemente, pero está lejos de ser fluido y su gunplay está lejos de alinearse con lo que puede esperar una generación que se ha acostumbrado a los tiroteos de Fortnite. Por poner un ejemplo. Y lo mismo se aplica a los comportamientos de los enemigos, sin apenas sorpresas.
Estos mismos principios se alinean con cómo se plantean las misiones que no son de acción, con cinemáticas que están animadas y planteadas como los juegos de hace dos generaciones y recurrentes tiempos de carga entre escena y escena que quizás hace unos años se hubiesen tolerado más, pero que hoy se miran con otros ojos. Y lo mismo se aplica a su interfaz, su sistema de diálogos o los modelos de los personajes. Lo cual hace que se valore más y mejor la construcción y los acabados de su mundo abierto.
Eso no quiere decir que Outcast: A New Beginning sea intencionadamente retro: aunque el espíritu y el apego al Outcast original es lo que marca las pautas, el ritmo de la partida o cómo evoluciona el progreso del juego; nos topamos con que esta secuela busca ser una nota discordante entre los juegos de acción y aventuras reivindicando cómo se hacían los juegos hace un par de décadas y por qué atesoramos tanto avanzar en ellos, mientras que los títulos de acción actual tienden a parecerse más los unos a los otros.
El problema es que, quizás, esos valores del título de THQ Nordic no calen por igual entre todos los jugadores. Y con razón.
Dicho de otro modo: ponernos a seguir una estela por recorridos prefijados para desbloquear un templo, a veces rebotando en flores y otras aprovechando impulsos extra como en los juegos de plataformas 3D, es algo que rompería la narrativa de títulos Triple A actuales, pero a Outcast: A New Beginning se le consiente. Porque es así. Porque su gran propósito es ser la evolución del original. Y pese a que el protagonista, insisto, podría ser el hermano perdido de Michael De Santa. Una vez entras en su dinámico y la ambición del juego despega, porque lo hace, no hay marcha atrás.
Cómo es jugar a Outcast: A New Beginning en PC y en Steam Deck
Nuestro análisis se basa en la versión de PC de Outcast: A New Beginning, y lo cierto es que la última revisión antes de lanzar el texto ha supuesto un empujón y varias correcciones a la partida que ya llevábamos empezada. Entre otras cosas, porque al comenzar se nos da la opción de jugar con un DirectX 11 más estable o con un DirectX 12 experimental que, las cosas como son, beneficia uno de sus puntos flacos: el rendimiento cuando la pantalla se sobrecarga de elementos.
No es una cuestión de hardware, que conste: jugamos a Outcast: A New Beginning usando una RTX 3060 TX, pero los mismos problemas nos los hemos topado al jugar en Steam Deck. Una maquinita que da mucha y muy buena cancha a aquellos juegos de mundo abierto. Y pese a que en la página de la tienda no pone que está verificado, te adelanto que se juega igual de bien que con un mando enchufado a tu PC. Es más, su interfaz súper sencilla y su sistema de menús propio de los juegos de hace una década o más casan muy bien con la pantalla portátil.
A modo de referencia, y en lo que respecta a los recursos consumidos si decidimos jugar en portátil desde Steam Deck, las sesiones de juego de Outcast: A New Beginning son de algo más de hora y media si decidimos jugar alejados de cualquier enchufe o toma de corriente. Y eso, en los juegos de acción y mundo abierto, es poco más que un suspiro. Las cosas como son.
Sin embargo, al lo que de verdad condiciona la experiencia de juego es la manera de plantear los tiroteos y la movilidad. Si jugamos con mando tradicional o los sticks de Steam Deck hay un sistema de ayuda al apuntado que no conviene menospreciar en absoluto, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de bichos, criaturas seprenteantes y pajarracos que nos saltarán nada más empezar a jugar; pero a la hora de desplazarnos por el aire una vez abrimos las alas se gana muchísima movilidad. Con todo, y pese a que puedes usar los trackpads como sustitutos del ratón, no te los recomiendo. O, al menos, no he sido capaz de acostumbrarme.
Ahora bien, lo interesante de Outcast: A New Beginning, y esto es esencial, es su sistema de armas y movilidad modular. De modo que al principio empiezas dando tiros y poco a poco, a base de desbloqueos y limpiar bases, vas ganando más y mejores opciones de personalización de tus armas, tu escudo (con el que puedes atacar) o más impulsos a la hora de saltar o planear. Algo que es relativamente frecuente en los juegos actuales, desde luego, solo que en esta nueva aventura de Cutter Slade no tendremos que sacar la calculadora para ver cuanto mejora nuestro daño o qué propiedades especiales se desbloquean. Un aspecto que asienta más y mejor ese estilo de la vieja escuela que se reivindica en este videojuego.
La opinión de VidaExtra
Outcast: A New Beginning triunfa como secuela del clásico de culto pagando un enorme peaje: estar en desventaja con respecto a los Triple A modernos en todos sus apartados. Su trama está colmada de clichés, pero es que en el fondo no deja de ser la legítima heredera de la que se planteó en 1999. Y pese al enorme empujón que se le da a su jugabilidad o su ambición frente al juego de hace 25 años, hoy juega en otra liga frente a las superproducciones de acción y aventura en mundo abierto.
¿Cómo salir al paso frente a este reto? Reivindicando todo lo que hacía especiales los juegos hace diez o veinte años. Logrando implicar al jugador en misiones simplonas. Haciendo que los tiroteos iniciales sean un trámite, desde luego, mientras la escala de los acontecimientos y el mundo a nuestra disposición se expande. Gana matices. Suma clichés y, en última instancia, nos atrapa. Logrando que pasear por el planeta Adelpha no sea impresionante, pero sí que sintamos de manera genuina que hemos acabado marcado la diferencia.
Outcast: A New Beginning no es un juego para todo el mundo, pero tampoco es un título que solo podrán apreciar genuinamente aquellos que ya pegaban tiros durante el cambio de milenio: como obra, reivindica el encanto de la acción y la ciencia ficción del original. Sus aciertos se sostienen sobre los mismos cimientos que el Outcast de 1999 y elevan esa visión. Pero el modo en el que se plantean las misiones, todos los diálogos o le tiene más respecto a las pantallas de carga que a liberar bases de enemigos está ahí. Y podía haberse planteado de otro modo.
Sin embargo, es cuando el juego ya ha despegado, cuando a las dos horas te salta el logro "un nuevo comienzo" que, por cierto, es parte del título y una declaración de intenciones, cuando Outcast: A New Beginning muestra su razón de ser. Y, a su vez, todo aquello que se quedó por el camino en los juegos de acción y ciencia ficción. Incluyendo la genuina necesidad de volver a ver qué se cuece en el planeta Adelpha. No atravesando portales, sino deslizándote por sus cielos.
Precio de Outcast A New Beginning
La edición estándar de Outcast: A New Beginning está valorada en 59,99 euros en PC, aunque en Steam hay una oferta de reserva por 49,79 euros que los fans del Outcast original quizás deberían considerar. En consolas es algo más caro, como suele ser tradición, de modo que el precio en las tiendas digitales de PS5 y Xbox Series es de 69,99 euros. Aunque puedes encontrarlo por menos si apuestas por la versión en disco.
Outcast 2 PS5 INT
Solo a modo de referencia, además de la versión digital se lanzó para PC y consolas una tirada física y limitada de 5.000 unidades Outcast: A New Beginning llamada Edición Adelpha, el equivalente a la Coleccionista, que duró un suspiro en la tienda de THQ Nordic. Entre los reclamos, un libro de arte, el Steelbook, la banda sonora de 3 discos y una estatua de 24 cm. de una de las criaturas del planeta.
Por último, pero no menos importante, Outcast A New Beginning ofrece una demo en Steam, con la cual puedes ver si su estilo de juego a la vieja escuela es para ti. Si conectas con su jugabilidad, seguramente tengas claro dónde vas a pasar las próximas semanas.
Outcast - A New Beginning
Plataformas | PC (versión analizada), PS5 y Xbox Series X / S |
---|---|
Multijugador | No |
Desarrollador | Appeal Studios |
Compañía | THQ Nordic |
Lanzamiento | 15 de marzo de 2024 |
Lo mejor
- Una secuela que sabe tomar el relevo de un clásico de culto
- Pese a sus clichés, una vez conectas con su progresión es complicado sacarte del planeta Adelpha
- La (previsible) escalada de acontecimientos y la manera en la que reacciona el mundo a tus logros hace que te empames de su mundo abierto
Lo peor
- Problemas de rendimiento en PC, pese a que su apartado artístico y jugable peca de modesto
- La mayoría de diseño de sus misiones y su jugabilidad siguen la línea de juegos lanzados hace al menos una década
En VidaExtra | 13 obras de ciencia ficción para disfrutar si te gusta No Man’s Sky