Análisis de Loot River: cuando los combates de los Souls se mezclan con las piezas del Tetris

No debe ser nada fácil ponerse el reto de sacar un Souls indie pixelado y conseguir asomar la cabeza entre la marabunta de juegos similares que año tras año llegan al mercado independiente. Loot River lo ha conseguido con creces.

A la obra de straka se le pueden echar muchas cosas en cara, pero haber apuntado a ser algo distinto (aunque no único) no es una de ellas. Sólo así se entiende que alguien haya sido capaz de mezclar lo Souls con el Tetris sin descalabrarse en el intento.

Una comparación evidente

Con el roguelike y la repetición constante como base, Loot River nos arroja a uno de esos mundos de fantasía oscura con todos los tics de verificación marcados por defecto. Tenemos un avatar hueco, una tierra sumida en el caos, reyes caídos y exploradores corrompidos que fueron héroes antes que monstruos.

De rebote, por supuesto, las mazmorras plagadas de bichos a los que hacer frente con un combate marcado por los ataques ligeros y fuertes, la esquiva, las magias y el parry. Todo lo necesario para que la comparación sea evidente.

Su gran baza, sin embargo, está en que Loot River se juega radicalmente distinto a casi cualquier otro título de este estilo al que te hayas acercado. Mientras que en el resto sus mundos suelen ser estáticos, aquí nosotros controlamos el movimiento del suelo.

Cuando el suelo es parte del juego

En forma de pequeños poliominós (figuras geométricas creadas a base de unir cuadrados), sus plataformas se mueven a placer cuando estamos sobre ellas. Así, mientras el avatar se controla con el joystick izquierdo, estas pequeñas balsas -o lo que toque en cada escenario- se mueven con el derecho en tiempo real.

Esto no sólo da hueco a una nueva forma de moverte por el escenario, también a las posibilidades estratégicas de aislar enemigos en una pieza mientras tú te mueves en otra, ya sea para esquivarlos por completo o para atacar y huir a otra posición de la forma más rata posible.

Adicionalmente están los puzles que, por lo estrecho de sus caminos y el gran número de plataformas disponibles, deberemos ir sorteando para poder llegar del punto A al B mientras jugamos a una suerte de Tetris en la que buscar qué pieza encaja con otra y cuál de ellas es la que nos permite seguir adelante.

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Una idea fantástica sobre el papel

Cualquiera que lo haya visto en movimiento o se haya sorprendido con los últimos párrafos probablemente sea ya consciente de hasta qué punto la idea es fantástica. Una mezcla extrañísima para dar forma a uno de los juegos más originales del año, pero lamentablemente Loot River funciona mejor sobre el papel que a los mandos.

Su sistema de combate, impreciso y de lectura complicada, hace que luchar contra el mismo bicho dos veces seguidas pueda ser una experiencia completamente distinta.

A veces ellos se quedan atontados, permitiéndote jugar con su IA mientras atacas sin compasión y sin poner mucho empeño. Otras, la sensación es la de que el juego está roto en el sentido opuesto, impidiéndote frenar ataques que creías ya más que controlados por una cuestión de suerte.

Pero lo que sabe realmente mal es que la idea de las plataformas en movimiento tenga las patas tan cortas. Los diseños de los puzles espaciales que frenan tu avance no están especialmente inspirados y, a base de repetir escenarios para poder avanzar, el trámite de superar esos tramos acaba siendo más pesado que ilusionante.

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La opinión de VidaExtra

Generando la sensación de que está intentando abarcar con más de lo que puede lidiar, Loot River no tarda en hacerse cuesta arriba por culpa de un combate que no termina de arrancar y unas plataformas movibles que resultan ser menos estimulantes de lo que parecían.

Loot River es el típico juego al que un Acceso Anticipado en el que pudiese haber un toma y daca con la comunidad le habría venido de perlas para acabar de limar asperezas. Ojalá esos buenos mimbres de los que goza puedan verse recompensados con los pequeños cambios y mejoras tras su lanzamiento. Hay un gran juego deseando salir.