No tenía a Felix the Reaper en el radar, pero su presentación como uno de las novedades de Xbox Game Pass consiguió que me enamorara al instante de esta locura llegada desde Dinamarca. En ella, una bailonga versión de la muerte debe de cumplir su macabra tarea a base de manipular el escenario.
El conjunto, empeñado en hablar tanto de la muerte como del amor y la vida, se resume aquí en un retorcido juego de puzles que compensa cierta falta de imaginación en los retos con un simpático universo marcado por los bailes de su personaje.
Su particular Parca, lo mejor del juego
Felix no es el emisario de la muerte habitual. Es un personaje bastante estridente que, ataviado con su walkman, se dedica a ir de un lado para otro a base de bailar. Nuestro papel sigue siendo el de cualquier Parca, segar vidas allá donde vayamos, pero siempre de una forma más indirecta.
A través de diferentes escenarios que simulan distintas épocas de la historia, cada tramo de una muerte será un paso más hacia nuestro objetivo. Así, si en un nivel debemos hacer que un cazador le arranque el pescuezo a un ciervo, en el siguiente tocará colocar esa cabeza en una pared y, en el último, hacer que la cabeza caiga sobre otro personaje para que otro cazador lo confunda con una presa y lo mate.
Así, el plan no se ejecuta del tirón en el mismo nivel, sino saltando entre varios que pueden ser iguales o similares para ir paso a paso provocando la situación deseada. La idea es interesante, pero le quita algo de chicha al objetivo final, y es que no es lo mismo trabajar para que un perro se escape que provocar una violenta muerte.
Al final de cada parte de esa trama todo queda lo suficientemente cerrado para que la cinemática posterior tenga sentido, pero la falta de libertad en escenarios relativamente grandes y confusos hacen del paso por Felix the Reaper una experiencia algo lenta y repetitiva.
Un juego de puzles algo retorcido
La única regla básica es no dejar que te toque la luz. Para ello toca ir moviéndose entre las sombras que crean los objetos y, allí donde necesitemos que algo cubra el sol para poder pasar, colocar uno o más objetos apilados para que su sombra nos proteja.
Afortunadamente podemos jugar con la posición del sol en dos partes fijas, amanecer y atardecer, para que la luz proyecte las sombras en una u otra dirección. Si el sol desde el sur no nos sirve, a golpe de botón podemos cambiarlo al este para que la cuadrícula en la que nos movemos quede oscurecida.
Lo que al principio parece algo relativamente asequible, con el paso de los escenarios se transforma en un esquema retorcido que implica mover esta caja aquí, luego un barril allí y después volver a por la caja para colocarla encima del barril y que la sombra sea aún más larga.
La cantidad de objetos interactuables y el espacio disponible para moverte, al menos aparentemente, es enorme. Así que dar con la clave para poder continuar es un continuo ensayo y error que puede acabar siendo algo frustrante. Siempre tienes la posibilidad de recibir una pequeña pista sobre dónde debería ir qué para poder continuar si te quedas atascado, pero sobra decir que recurrir a ello le quita gran parte de la gracia.
La opinión de VidaExtra
En algún momento Felix the Reaper debería haber hecho click en mi cabeza, pero tal magia no ha llegado a ocurrir y las pocas variantes incluidas entre sus mecánicas tampoco me han arrastrado hasta él con energías renovadas. Imagino que estaba todo sobre la mesa para salir airoso, pero en algún momento alguien erró al intentar convertir sus retos en un pasatiempo divertido.
Si lo tuyo es darle vueltas a un puzle hasta que salga humo, puede que sea el juego ideal para ti. En mi caso, me he cruzado con propuestas recientes mucho más adictivas y divertidas manteniendo la originalidad y dificultad de la que hace gala Felix the Reaper.
Felix the Reaper
Plataformas | PC, Xbox One y Switch (versión analizada) |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Kong Orange |
Compañía | Daedalic Entertainment |
Lanzamiento | 17 de octubre |
Precio | 24,99 euros |
Lo mejor
- Una simpática versión de la muerte
- El trabajo a nivel de arte y animaciones es brutal
- Hay horas de contneido a base de retos adicionales
Lo peor
- Su mecánica acaba resultando ser bastante simple
- Puede hacerse repetitivo