Análisis de Endling: el drama de los zorros es una sorpresa mayúscula (y una ventana a un futuro tan crudo como inevitable)

Creo que ya lo comenté en su día, pero me parece justo recalcar que Endling: Extinction is Forever no entraba en absoluto en mis planes de este verano. Lo del zorro me olía demasiado a la muerte de Agro como para volver a querer pasar por eso. Tras haberlo terminado hace unas horas, me alegro de haberle dado una oportunidad.

El estudio indie de Barcelona ha sabido crear la herramienta perfecta para concienciar sobre hasta qué punto la deforestación, la contaminación y el calentamiento global se nos ha ido completamente de las manos. El futuro que te muestra es desalentador, pero lo que ofrece a los mandos es fantástico.

Endling es un survival diferente

Tras un incendio que ha arrasado con la madriguera en la que pretendías dar a luz, debes huir en busca de un nuevo sitio donde dormir y alimentarte. Son las dos necesidades que marcarán tu paso por Endling durante gran parte de la aventura, pero no las únicas.

Tu objetivo a diario será encontrar comida para ti y tus cachorros, pero para hacerlo deberás explorar, cazar y, si todo lo demás falla, rebuscar en la basura. Cada tipo de alimento rellena mejor o peor tu barra de hambre, así que ir en busca de una buena paloma en vez de centrarte en las sobras acaba siendo lo más recomendable.

Más aún teniendo en cuenta que si pierdes a uno de tus cachorros, ya sea por la citada hambruna o porque se lo lleva un búho, lo haces con una muerte permanente. Si caes tú, por suerte, simplemente deberás volver a despertar esa misma mañana.

Tras una caída repentina sabes a qué peligros y eventos te enfrentas durante este día, así que sobrellevarlos es mucho más fácil. De hecho, ese conocimiento adquirido te permitirá que, en vez de ir con el agua al cuello intentando llegar a todo, puedas compaginar el cazar una deliciosa liebre con visitar todos esos puntos de interés que van apareciendo a diario en el mapa.

No es imprescindible, pero sí muy recomendable, y es que además de profundizar un poco más en la trama, las escenas que te esperan en esos puntos pueden ser igual de duras que las cinemáticas principales. Vale la pena aprender a orientarte para no perderte ninguno.

Fantástica lección de diseño

Me habría encantado estar en la piel de quienes hayan montado la cámara de Endling. Desconozco si ha sido una tarea divertida o desesperante, pero pueden estar orgullosos. La idea es igual de increíble, además. Con un escenario de un tamaño relativamente acotado consiguen crear la sensación de estar en un bosque enorme.

Con multitud de caminos que se cruzan y retuercen en forma desvíos, desniveles, puentes, o simples sendas que generan atajos al lanzar una caja al nivel inferior, explorar Endling te hace sentir que estás explorando un bosque con unos recursos visuales tan humildes como inteligentes.

Pese a que no me convencía en exceso el cómo gestiona el avance de la historia -hay un evento clave en el juego que se repite cada ciertos días de forma automatizada- conforme vas jugando y entendiendo su estructura tiene todo el sentido del mundo.

No le resta ansiedad al asunto, ojo, que al final estás a la espera de que llegue el preciado momento para ver cómo se desarrolla la historia, pero es fácil entender las razones que hay detrás.

Reconozco, eso sí, que durante los primeros días de juego esa idea me carcomía. Me molestaba tener que esperar a base de simplemente sobrevivir, pero pronto el juego se suma a la crudeza de la deforestación de la que te están hablando. La evolución llega sin que te des cuenta, los recursos comienzan a escasear, y los caminos son cada vez más peligrosos.

Concienciar y divertir en el mismo saco

Uno podría pensar que en realidad sólo están alargando lo inevitable de forma artificial subiéndote la dificultad, pero la cosa va más allá. A lo precario de tu situación y la necesidad de forzar una exploración en busca de comida se suma el crecimiento de tus cachorros, que en ciertos eventos aleatorios y caminos podrán aprender algo nuevo que te sirva para cazar o colarse por agujeros.

Solucionar el problema implica entregarse a la evolución de tus crías, pero también a su cuidado. Menos comida y más bocas que alimentar, en un mundo que parecía enorme y cada vez resulta más asfixiante, no parece una buena combinación.

Lo que antes eran paseos para ir a cazar en familia, ahora son momentos de volver a casa corriendo antes de que anochezca mientras buscas comida para el cachorro que llevas cargando en la boca.

Pese a lo doloroso de la situación, especialmente si hay una pérdida de por medio por un mal cálculo, es más duro en la reflexión que cuando lo estás jugando. Bien ahí por concienciar, pero mejor por conseguir tenernos enganchados con un survival tan original. Es una gozada porque Endling es uno de esos juego en el que se palpa la ambición de querer ir un poco más allá.

Estoy entre los que verán el cierre algo excesivo, en contenido y forma, pero puedo entender que puestos a llevar al extremo una situación lo mejor es no andarse con nimiedades. Funciona, que es lo importante, y salgo de él mirando los incendios y el calor de este verano aún más decepcionado.

La opinión de VidaExtra

Tras unas primeras impresiones que me dejaron encantado, la única duda era saber hasta qué punto iba a poder aguantar el tipo. Rozando las cuatro horas de juego según Steam -en mi cabeza hubiese echado algo más- Endling está en las antípodas de ser una aventura larga, pero salgo de él encantado.

Es un juego muy bien pensado que, lejos de sumarse a la tónica de ser "otro survival más" crea un mundo y abraza unas mecánicas que acaban sintiéndose muy propias. Dicho de otro modo, derrocha identidad, y ante un panorama en el que a veces este género se convierte en el refrito del refrito, eso me parece un logro excelente.