198X es un proyecto surgido en Kickstarter a mediados de 2018 que me llamó bastante la atención en su momento por recrear distintos estilos de juegos de la época de los 80, desde beat 'em up hasta matamarcianos, carreras o RPG.
El mes pasado llegó hasta Nintendo Switch, pese a que las versiones originales para Steam y PS4 salieron el año pasado. Sin embargo, quise esperar una rebaja porque me parecía desproporcionado su precio en PlayStation Store al situarse en unos 17 euros de salida, porque tenía ganas de intentar lograr su Platino.
Por fortuna y de manera casual, recientemente descubrí que había rebajado su precio (sin oferta de por medio) en PS4, para situarlo en los 9,99 euros de eShop y Steam, por lo que ya no tenía excusa para no probarlo y comprobar si era verdad eso de que fue un juego que prometía más de lo que en realidad resultó ser.
Un viaje intenso hacia la etapa de los 80
Su historia nos sitúa ante un chaval (Kid, así se llama, sí) que deambula sin rumbo por su ciudad hasta que descubre un antiguo salón recreativo. Allí descubre gente de toda índole ensimismada experimentando videojuegos de diversos géneros.
Como si fuese otro mundo, con un encanto especial, 198X se centra en ese viaje bajo una premisa narrativa visual y sonora donde se van entrelazando esas experiencias arropadas por unas cinemáticas retro de gran calidad: como si en una película se introdujesen varias partes jugables para potenciar su narración.
El primer juego, o más bien minijuego, porque en realidad este trabajo de Hi-Bit Studios es un compendio de minijuegos, se llama Beating Heart, un beat' em up que nos evoca claramente a Streets of Rage. No aporta nada al género y para colmo peca de simplista, al contar con un golpe básico, agarre, salto y especial, con una escasa variedad de enemigos (con los clichés del género) y sin jefe final. Pero sirve para que arranque verdaderamente la historia de este 198X.
Acto seguido, la siguiente parada nos lleva hasta Out of the Void, un típico matamarcianos inspirado claramente en el mítico R-Type de Irem que supera sensiblemente las acciones del primer minijuego, puesto de aquí ya podemos mejorar ligeramente las prestaciones de la nave, como su velocidad y poder ofensivo, variando incluso el tipo de disparo de cara al tramo final (con su jefe).
El siguiente minijuego (The Runaway) nos retrotrae hasta un homenaje al mítico OutRun de SEGA. Esto, a la postre, resulta el peor minijuego de la colección por culpa de unas colisiones contra los vehículos que afean el conjunto puesto que no solamente reducirán drásticamente nuestra velocidad, sino que provocarán que los vehículos que habíamos previamente adelantado nos atropellen casi con total seguridad al no poder ver por dónde vienen debido a que no tenemos ningún espejo retrovisor. Si a eso le sumamos un crono que prácticamente no nos deja margen de maniobra, el agobio está asegurado salvo que hayamos llegado hasta el último tramo de la carrera en plena ciudad nocturna, con narración incluida.
198X, una experiencia que se queda a medias
El que más que un minijuego casi se podría considerar juego como tal, se llama Shadowplay y viene a ser un homenaje a Shinobi. Bajo un estilo más propio de los endless runner, tan solo tendremos que preocuparnos de atacar a destajo con nuestra katana sorteando enemigos, saltando y cogiendo orbes para potenciar nuestro ataque, o esquivando a su vez las innumerables y mortíferas trampas.
Es el juego más difícil de completar sin que nos toquen o nos maten, y además su duración es superior y ofrece mayor variedad de escenarios, puesto que consta de distintas fases entrelazadas. Y cuenta con puntos de control en cada una de ellas.
Finalmente, el minijuego del que no esperaba nada y que ha resultado ser una experiencia mucho más satisfactoria de lo previsto, pese a sus limitaciones, es el RPG Kill Screen, un dungeon crawler en primera persona y gráficos a lo Tron.
Aquí contamos con cuatro tipos de ataques: un tajo normal, un láser, un hackeo y una curación. Cada enemigo es vulnerable a uno de los tres primeros, mientras que la curación es de un solo uso por combate y nuestro mejor salvoconducto para no morir en el intento. Suerte que podemos subir de nivel y aunque nos maten, se nos conservará todo el progreso, tanto de experiencia como del mapa, donde nuestro objetivo será derrotar a tres dragones hasta la sorpresa final.
198X es una experiencia corta pero intensa que, sin duda, se queda a medias al no aportar nada de novedoso en ninguno de los géneros que homenajea. No hay que preocuparse de continues (son infinitos), ni tan si quiera cuenta con extras (una lástima que no se cubriese el objetivo en KickStarter de contar con una galería para deleitarnos con sus maravillosas ilustraciones) para alargar su vida útil, salvo por el desafío que supone obtener el Platino en PS4 o todos sus logros en Steam. ¿Será verdad que "continuará su partida" con más historias en el futuro?
La opinión de VidaExtra
En definitiva, 198X es un juego que entra por la vista para los amantes de lo retro, pero que en seguida muestra sus carencias. La idea es buena, por esa mezcla entre narración con minijuegos entrelazados, pero parece que es imposible no tener la sensación de que parece un producto que se quedó a medio hacer.
198X
Plataformas | Nintendo Switch, PS4 (versión analizada) y Steam | En Xbox One sigue sin fecha |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Hi-Bit Studios |
Compañía | Hi-Bit Studios |
Lanzamiento | 23 de enero de 2020 (eShop) |
Precio | 9,99 euros |
Lo mejor
- Sus maravillosas ilustraciones de corte retro
- Cómo entrelaza cada género ochentero
- Shadowplay destaca sobre el resto
Lo peor
- La experiencia en The Runaway es decepcionante
- En general, se desaprovechan todos los minijuegos
- Ausencia total de extras que alarguen su vida útil