El mundo de Horizon Forbidden West es realmente enorme y podemos explorarlo de arriba a abajo para conocer todos sus secretos. Hay puntos de interés, miraderos, ruinas y multitud de lugares para descubrir recompensas para Aloy, excepto por una zona en la que no encontraremos nada de valor.
Se trata del último terreno con tierra antes de tener que lanzarnos al mar para llegar hasta San Francisco, cerca de una región dominada por un Espina Mortal. Si le superamos o esquivamos, podremos llegar hasta una pequeña península que a la protagonista le llamará la atención por su espectacular belleza.
En un momento dado, veremos una pequeña alfombrilla para sentarnos, junto a una nota que Aloy puede leer. Si lo hacemos, sucederá lo siguiente que podéis ver en vídeo:
La joven recitará un haiku japonés, al más puro estilo de los numerosos que podemos toparnos en Ghost of Tsushima y los cuales podemos crear a nuestro gusto. Sin embargo, en el caso de Horizon Forbidden West, Aloy lee este texto:
"Aquí recordamos a nuestro amigo, con unas vistas tan reconfortantes como su voz, y una piedra tan fuerte como su espíritu. Además de nuestra roca, él fue nuestro roble, su resistencia, y estoicismo, nos brindaban tranquilidad, y sus ramas llegaron hasta todos nosotros. Descanse en paz."
Tras ello, no sucede nada más y podemos quedarnos arrodillados contemplando el bello paisaje mientras suena una agradable melodía. No hay ninguna nueva arma, armadura o trofeo para conseguir, por lo que cabe preguntarse por qué Guerrilla Games decidió dar forma a esta localización tan especial.
En realidad, se trata de un emotivo homenaje hacia Patrick Munnik, un productor principal de la desarrolladora holandesa que lamentablemente falleció en 2019. Sus compañeros de equipo decidieron recordarle con un gesto que perdurará para siempre en Horizon Forbidden West.
Imagen| StefanS02
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