En episodios anteriores de The Witcher 3: Wild Hunt... Busqué a Jaskier en la taberna Romero y Tomillo. No estaba allí, pero encontré a un viejo amigo, Zoltan. Ambos visitamos a una serie de mujeres con las que Jaskier ligaba de forma casual. Una de ellas reveló que hablaba mucho de una tal Callonetta, que finalmente resultó ser Priscilla, una trovadora. Zoltan y yo nos dirigimos a su espectáculo.
- Antes de continuar con nuestra historia, aclarar que esta será una de las pocas publicaciones que trate los eventos del juego a saltos de gigante. En general, Novigrado me resultan extremadamente tedioso y aburrido, a excepción de la trama de Triss Merigold. Disculpad que no entre en demasiados detalles.
La actuación de Priscilla se encuentra entre mis dos momentos favoritos de Novigrado. La trovadora canta una preciosa canción llamada "The Wolven Storm", que habla sobre la historia de amor que comparto con Yennefer. Toda la sala se emociona y empiezo a sentir cierta impaciencia por volverme a reunir con ella. Solo tengo que acabar con Novigrado para volver a verla.
Priscilla se percata de nuestra presencia cuando acaba la canción y nos cita en su habitación para hablar en privado. El siguiente paso es encontrar a Bastardo Hijo, pues podría tener información sobre Jaskier... pero antes tenemos que pasar por Dijkstra, un antiguo espía que me culpa por cierta cojera que arrastra. Sobra decir que no le caigo muy bien y el cabroncete es más listo de lo que le conviene.
Mi búsqueda de Bastardo Hijo me lleva a varios lugares en los que termino masacrando a bastantes rufianes y bandidos. Se me acaban las pistas. Decido recurrir a Vernom Roach, otro conocido del pasado, y al fascista de Radovid el Cruel, rey de Redania. Si bien Vernom cumple conmigo pese a nuestras diferencias, el rey Radovid lo hace dejándome un favor a deberle... uno que nunca voy a pagarle porque yo no negocio con basura como él.
Redovid vende a Wily (Bastardo Hijo) y me entrega su ubicación. Está en Oxenfurt. Tras masacrar a sus guardias, lo encuentro en una habitación con 5-6 cadáveres de mujeres torturadas y violadas. Le interrogo a hostias y le cuento por qué no es buen momento para tocarme la moral mientras lo corro a hostias. Cede y me cuenta que Ciri estuvo ayudando a Jaskier y Dudu, el doppler, y que quería reparar una Filacteria. Cuando acaba de contarme todo, lo mato.
Organizamos un teatro para encontrar a Dudu. Triss Merigold se implica en la búsqueda. Finalmente, lo encontramos en una prisión y organizamos una emboscada durante uno de sus traslados. Libero a Jaskier y me cuenta que Ciri desapareció durante la huida en la que terminaron capturándole.
Antes de marcharme, Radovid me exige encontrar a la bruja Philippa Eilhart. Encuentro pistas sobre su paradero, pero decido mentirle: le cuento que probablemente esté muerta. No me cree, pero no es mi problema. Dije que no negocio con basura, aunque sus pistas le serán útiles a Triss o Yennefer.
Favor a Triss Merigold, la libertadora de los oprimidos
Ya he conseguido cabrear a Radovid y Dijkstra. Ahora vamos a lo importante. Mis últimos esfuerzos en Novigrado están destinados a ayudar a Triss Merigold. Lidera una resistencia que pretende escapar de la ciudad antes de que La Orden del Fuego Eterno se radicalice más y empiece a ir a por más personas. El primer paso es localizar y escoltar a un joven de familia adinerada que se aficionó a la alquimia.
Triss me ordena a ir vestido de etiqueta. Obviamente, ella se pone un vestido precioso. La fiesta, que en realidad es una mascarada, tiene lugar en una gran villa con mansión. Localizamos al joven y nos cita en el laberinto de la villa mientras lanzan los fuegos artificiales, así será más fácil escabullirse. Mientras esperamos, Triss y yo bebemos... entre otras cosas.
Todo sale según lo planeado. O casi todo, porque el encuentro con Triss fue totalmente improvisado. El siguiente paso del plan es abrir paso por las cloacas del escondite hasta un embarcadero, donde espera un barco que sacará a los oprimidos de Novigrado. Triss me ayuda a derrotar algunos monstruos. El camino se hace corto. Pronto llegamos al punto de encuentro.
La despedida de Triss es dura. No quiero que se vaya, pero no puedo retenerla. A pesar de nuestros sentimientos (cada uno en su medida), debo ser consecuente con mis pensamientos y con Yenn. La primera vez que jugué a The Witcher 3: Wild Hunt le dije que la quería y que se quedase, pero los años me han hecho cambiar de opinión. Esta es la tercera partida que la veo partir y siento la misma pena que la primera vez, la misma que sientes al ver partir a un ser amado.
Dijkstra aparece tras de mí. Le ruego que no empiece una pelea. No es el momento. Me llama idiota por haberla dejado marchar. Quizás lo soy. O quizás no. Solo somos dos hombres con el corazón dividido en el muelle de una ciudad pútrida y corrupta.
Dejo atrás a Dijkstra y pongo rumbo a la zona portuaria de Novigrado. Esta parte de The Witcher 3 me hace sentir realmente triste. Paseo lentamente hasta llegar a la taberna principal del puerto. Me dirijo al tabernero en busca de la bebida más fuerte y un capitán lo bastante loco para llevarme a las Islas Skellige, donde me espera Yennefer.
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