En episodios anteriores de The Witcher 3: Wild Hunt... me reuní con Yennefer en las Islas Skellige para contarnos todo lo que habíamos averiguado sobre Ciri y para investigar una gran explosión de magia que tuvo lugar un bosque de las islas. Mi compañera y Armiño, el chamán del Jarl, se llevan a matar. Una quiere investigar a toda costa y el otro se preocupa por las consecuencias.
Yennefer quiere usar la máscara que le robamos a Armiño para ver los restos mágicos en el sitio de la explosión, pero el chamán teme que al usarla se pueda producir un gran cataclismo. No soy especialmente supersticioso, pero respeto las creencias de la gente... excepto en este caso. Hacemos caso omiso y utilizamos la máscara. Averiguamos que Ciri es la responsable de la explosión y que escapó junto a su compañero por poco de la Cacería Salvaje.
Ya tengo la información que quería, así que dejo que Yennefer y Armiño se maten con la mirada mientras discuten. Necesito pensar en lo que he visto. Decido dar una vuelta por las islas. Después de media hora al trote con Sardinilla, descubro a un grupo de hombres en una playa junto a un drakkar.
La Cueva de los Sueños, porque llamarla la cueva de las setas y la psicodelia no queda tan épico
Al acercarme al grupo de hombres, me preguntan qué quiero. Respondo que nada en concreto, sencillamente preguntar si sucede algo, a menos que sea secreto. A diferencia de otras personas del continente, me responden con sinceridad: han desembarcado en esa playa por "órdenes de Lugos el Amoratado para luchar contra los monstruos en La Cueva de los Sueños".
La palabra "monstruos" resuena con eco en mi cabeza. Les pido que me dejen pasar para hablar con Lugos, quizás le interese contratar a un profesional. No me dejan pasar, pero nada que no resuelva un poco de Axia: "Lugos me espera". El movimiento Jedi... digo, la Señal de Brujo me permite acceder al barco y apuntarme a la expedición de la extraña cueva.
Entro en la Cueva de los Sueños con tres valientes guerreros con lanzas. Llegamos hasta una especie de totem de piedra bien iluminada. Nos ataca un grupo de Nekkers, nada que no pueda controlar a estas alturas. Los guerreros hacen lo que pueden con sus lanzas.
Usamos unas hiervas para "poder llegar al mundo de las pesadillas. Eso cuenta la leyenda y eso haremos", dice uno de los guerreros. Quien dice sueños, dice drogas y alucinaciones... pero vale. Tomamos las hiervas y continuamos nuestro camino por la cueva. ¡Aparece una ballena fantasmal volando a lo Kojima!
La primera pesadilla pertenece a uno de los guerreros, Uve. Se enfrenta a un jarl fantasmal que lo insulta y se burla de él. Lo llama "el parlanchín". La cosa termina con una refriega entre los soldados fantasmales del jarl y nuestro grupo. Sus espadazos se sienten muy reales para ser una alucinación.
Zanjada la pesadilla de Uve, continuamos. Vemos peces voladores como la ballena de antes. Un poco más adelante encontramos otro totem de piedra con sirenas (las de The Witcher 3, no las de Disney) fantasmales. Es la pesadilla de otro guerrero que perdió a su padre a mano de los sensuales cantos de las criaturas míticas. Sobra decir que el asunto se resuelve con acero.
Un muro de piedra se despeja y continuamos el camino por la cueva. La siguiente pesadilla enfrenta a un guerrero contra su padre, que se presenta como un nombre grande y fornido en llamas. Teme decepcionar a su difunto padre. Una vez más, el asunto se resuelve con espadazos, lanzazos y martillazos. Solo queda una pesadilla... ¿Qué horror puede temer alguien que mata horrores?
La pesadilla de Geralt de Rivia no tarda en aparecer: dos sabuesos de la Cacería Salvaje y el mismísimo Eredin Bréacc Glas, rey de la cacería y responsable de que Ciri tenga que estar huyendo. Al derrotarlo, suena una voz de ultratumba:
- Antes o después será mía - dice Eredin, obviamente refiriéndose a Ciri.
- Por encima de mi cadáver - responde Geralt de Rivia.
- Eso será fácil - sentencia Eredin mientras provoca un insoportable dolor de cabeza a Geralt.
Al abrir los ojos, los tres soldados me miran tumbado en el suelo. Me incorporo rápidamente. Están esperándome para pagarme por mis servicios y para salir de la cueva juntos. "Ha sido un honor luchar a tu lado. Adiós, Geralt", se despide uno de los guerreros. Me apresuro a salir de la cueva para retomar mi camino. La mente no engaña: mi mayor temor es perder a Ciri... y esta vez no solo hablamos de Geralt de Rivia.
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