Hace unos meses, a Ubisoft volvieron a chafarle otra sorpresa de la mano de uno de esos reconocidos filtradores que suelen tener buena información. Hablando sobre las posibilidades de lo que por aquel entonces se conocía como Assassin’s Creed Red, el nombre en clave del viaje al Japón Feudal que tanto entusiasmo ha generado desde su anuncio y que finalmente se llama Assassin's Creed: Shadows, se ponía sobre la mesa la puesta en escena de dos protagonistas.
La primera, la ninja con katana que ya habíamos visto en varias imágenes promocionales, es ya una cara conocida. El segundo, en cambio, nos pilló entre la sorpresa y el "pues claro que es él". Yasuke, el legendario samurái africano que ya tuvo serie animada y en el que se inspiraba Afro Samurai, volverá una vez más al mundo del videojuego.
El inesperado protagonista de Assassin's Creed: Shadows
De Assassin's Creed: Shadows cabe destacar, entre otros detalles, la dualidad de esos dos protagonistas que, por un lado, nos dejan la agilidad y los gadgets de Naoe para una partida más enfocada a trabajar desde las sombras de la mano de su protagonista femenina, mientras que por el otro planean aprovechar la fuerza bruta de Yasuke para darnos a conocer su curiosa historia.
Y es que aunque se desconoce de dónde viene la inspiración para Naoe, la de Yasuke es una historia bastante mítica que se ha abordado desde varios puntos de vista, no sólo con series y películas de animación y videojuegos como los comentados unas líneas más arriba, sino también como un cuento infantil clásico entre los niños nipones, y el trabajo de no pocos historiadores que han intentando seguirle la pista.
No es para menos teniendo en cuenta no sólo que fue el primer samurái y luchador de sumo de raza negra, sino que por su condición de implacable guerrero, no tardó en convertirse en una leyenda y en el símbolo de un país que hasta entonces se había aislado en exceso de lo que estaba ocurriendo más allá de sus costas.
La leyenda del samurái africano
La historia cuenta que Yasuke llega a Japón allá por el siglo XVI, como esclavo sirviente de un grupo de jesuitas que pasa por allí en busca de negocios con los que ampliar la ruta que ya pasaba por China y la India. En su visita para mostrar sus respetos a Oda Nobunaga, el poderoso señor feudal se queda alucinado con el esclavo y los jesuitas se lo regalan como muestra de respeto.
Tras obligarlo a bañarse delante de él para comprobar que su piel no está pintada, la fascinación de Nobunaga por las historias de Yasuke, su corpulencia, y condición física (casi 1,90 m en comparación con los 1,60 m de media que medían los nipones de la época), hacen que la relación entre ambos se estreche poco a poco hasta convertir al africano en su propio guardaespaldas y nombrarlo samurái.
Lamentablemente, los planes de Nobunaga para la unificación de Japón y su apertura hacia la modernización occidental, le granjean no pocos enemigos, lo que finalmente provoca que uno de sus generales lo traicione dando un golpe de estado y llevando a Nobunaga hasta el suicidio para evitar caer en manos de sus enemigos.
Tanta confianza tiene en Yasuke llegados a ese punto, que le pide que le corte la cabeza para llevársela junto con su espada hasta su hijo, que también acaba capturado poco después. A partir de aquí la pista se pierde y, el relato más extendido, es que el racismo de aquellos asaltantes lleva a que dejen suelto a Yasuke por no darle la menor importancia y que este vuelve a África para disfrutar allí de sus últimos años en libertad. Veremos qué es lo que nos cuentan en Assassin’s Creed: Shadows sobre él a partir del próximo 15 de noviembre de 2024.
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