Hace escasos minutos he finalizado, por fin, el ‘DeathSpank: Thongs of Virtue’ al 100%. ¿Cómo es posible? Comentará alguno, sabiendo que el primer ‘DeathSpank’ fue de mis favoritos el año pasado. ¿Aún me lo he pasado ahora desde que salió a finales de septiembre? Pues sí. Y todo porque no supo engancharme de la misma manera que la aventura original, en la que estuvo más embarcado Ron Gilbert, uno de los padres de cierta criatura llamada ‘Monkey Island’. ¿Os suena de algo?
Hothead Games, Double Fine Productions (de Tim Schafer y ahora también con el propio Gilbert en sus filas), cada vez son más los estudios que se animan por los videojuegos en formato descargable, y en este caso estos dos han apostado por videojuegos con un toque personal caracterizado por mucho sentido del humor. Algo que caracterizaba a la primera obra del defensor de la justicia y que en su secuela parece que había perdido frescura, la suficiente tal vez como para no motivar al jugador a seguir profundizando en ella. ¿Pero tan decepcionante ha sido? Pues no. ¿Entonces cuál ha sido su principal problema?
Para llegar a una sencilla respuesta habría que analizar distintos aspectos. Uno de los primeros detalles que habría que comentar es que tanto el original como su secuela salieron con poco margen entre ellos. El primero a mediados de julio del 2010, y el segundo casi a finales de septiembre del mismo año. Tan poco margen hace que se pierda frescura de uno al otro, que se pierda el efecto sorpresa. Aparte que hasta se podría considerar expansión esta secuela. Pero no me malinterpretéis. Una expansión de mucho peso. Muchísimo. Porque a fin de cuentas es más larga que la obra original. Pero al tener tantos aspectos en común a veces cuesta discernir si es 100% una secuela o no.
‘DeathSpank: Thongs of Virtue’ continúa justo donde terminó la primera aventura, con ese final tan… original. Parecía el típico en plan broma, pero resultó ser cierto, y ‘Thongs of Virtue’ continuó precisamente desde ahí, con ese cambio de localizaciones y del armamento básico. Todo lo demás era sospechosamente parecido. Misma música (con algunos cortes nuevos), mismos gráficos, mismos controles, personajes secundarios que repiten, enemigos más o menos similares…
Dos meses no son nada, y el comienzo de esta secuela era un poco tibio, casi que decepcionante. Porque el listón con el primer ‘DeathSpank’ para mí había quedado muy alto. Esa acertada mezcla de hack’n slash con toques de aventura gráfica para los diálogos y resolución de acertijos, y la progresión de nuestro héroe en plan RPG, consiguieron engancharme mucho hasta que di por concluída la historia. Algo que me duró 490 minutos, poco más de ocho horas. Por 15 euros me pareció una experiencia satisfactoria, que además sabemos que juegos actuales de 60 ó 70 euros nos duran incluso menos. Pero obviando el tema monetario, me lo pasé pipa con el personaje, con todas esas bromas y esos juegos de palabras difícilmente traducibles al español (tanto éste como el segundo están en inglés), que a fin de cuentas es de lo que se trata. De pasárselo bien.
Pero con ‘DeathSpank: Thongs of Virtue’ todo fue distinto. En mi cabeza estaba pensando: esto ya lo he vivido hace poco. Las bromas ya no hacían tanta gracia, las misiones iniciales eran más insulsas en comparación, en definitiva, algo fallaba. De ahí que mi motivación a continuar la aventura fuese bajando hasta que finalmente lo dejé abandonado. Tampoco ayudaba que varios amigos estuviesen en mi misma situación. Esa sensación de estar ante algo similar, pero no mejor. Pero algo cambió...
Aún no sé muy bien por qué me dio hace pocos días por retomar precisamente esta secuela, pero sin duda he acertado de pleno. Tras 576 minutos ha mejorado mi valoración final sobre ella, y todo porque he llegado a ver su verdadero tanga de la virtud. Ser una secuela nunca es fácil, y pese a que, a mi modo de ver, ésta queda por debajo de la obra en que se basa, consigue remontar a mitad de camino y concluir de manera acertada dejando un buen sabor de boca. Pero para llegar a ver esta virtud es necesaria cierta dosis de paciencia. Una dosis que no tuve en su día, pero que no me fue necesaria tan pronto pasé ese ecuador del “esto ya lo he vivido hace poco” al “ahora sí que sí”. Desde ese momento consiguió engancharme del mismo modo que en el anterior trabajo de Hothead Games.
No voy a entrar en destripes de la historia ni nada parecido, pero sí puedo decir que cuando llegamos a cierta zona empezamos a vivir realmente una secuela, empezamos a divertirnos de verdad, como antaño, con misiones más variadas que las que vimos al inicio y con algunas bromas o situaciones muy buenas. Algunas bastante surrealistas, como las de cierta damisela con un corazón muy valioso… o un final… un final en la línea del primero, pero mejor. Incluso podríamos estar hablando de una tercera entrega, a modo de precuela. O no. A pesar de ser autoconcluyente nunca se sabe.
Entonces, llegado a este punto, ¿cuál es el principal problema de ‘DeathSpank: Thongs of Virtue’? Posiblemente el ser una secuela que no muestra sus mejores cartas hasta la mitad de la aventura. Nosotros lo queremos todo ya, desde el principio, pero a veces las cosas más ricas se preparan a fuego lento. Si tenemos la virtud de ser pacientes, podremos degustar un buen plato, nuevamente gracias a Hothead Games. Yo acabo de hacerlo, ¿y vosotros?
En Vidaextra | ‘DeathSpank’. Análisis
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