Quizá el juego que más me gustó de todos los que pudimos probar en la presentación de EA el pasado lunes 29 de julio fue este ‘Brütal Legend’, la aventura Heavy Metal protagonizada por el roadie Eddie Riggs con el sello inconfundible de Tim Schafer.
El juego es un título de acción y aventura que, a priori, se parece a tantos otros. Básicamente nos desplazamos por los mapas machacando a enemigos clónicos y, de vez en cuando, conduciendo vehículos disparatados ¿qué es entonces lo que lo hace tan grande?
La respuesta a esta pregunta es fácil: su estilo, claramente marcado y muy personal. ‘Brütal Legend’ es un juego que desborda personalidad, en el que el heavy metal fluye por sus bits como una corriente eléctrica que impregna todos los aspectos del juego, desde el apartado musical (evidentemente) hasta el apartado artístico, inspirado en las portadas de multitud de discos heavy, montaña de calaveras incluida.
Nos encontramos ante un beat’em up clásico. Riggs, tras aparecer en un mundo fantástico habitado por los dioses del metal, deberá abrirse camino machacando a todos los enemigos que se le pongan por delante, algo que inicialmente podremos hacer, bien utilizando un hacha (que extraeremos del suelo, cual Rey Arturo de esta mitología particular), bien utilizando la guitarra eléctrica de Eddie, que lanzará acordes electrificados a nuestros enemigos. Y ojo, que aunque el tono del juego sea cómico, el gore estará presente en cada combate, ya que nuestros enemigos se desharán en pedazos, entre chorros de sangre, cuando acabemos con ellos. Eso sí, no es una visión desagradable gracias al aspecto caricaturizado de los mismos.
La demo que pudimos probar se desarrolla durante la etapa inicial del juego. Tras recoger las primeras armas, comenzaremos nuestro periplo por este mundo infernal. Además de desplazarnos a pie, podremos conducir unos cuantos vehículos diferentes (hasta tres distintos, al menos en la demo) con lo que el juego alterna los niveles a pie con partes arcade de conducción en las que atropellaremos a todos los enemigos que se nos pongan de por medio.
La guitarra que portamos ha adquirido poderes mágicos en este mundo, y gracias a ella podremos invocar hechizos que nos permitirán, por ejemplo, invocar las piezas de un vehículo que Eddie podrá ensamblar y con el que nos desplazaremos en algunos de los niveles. Asimismo, también interactuaremos con otros personajes ya que, contra todo pronóstico, no somos el único ser humano en este mundo habitado por demonios.
Aunque a priori pueda parecer un título repetitivo, lo cierto es que la variedad de situaciones es más que suficientes. Para empezar, en los combates a pie contamos con un buen número de combos diferentes (que iremos desbloqueando mientras avanzamos) y aportarán variedad al juego.
En cuanto a la conducción, aparte de la masacre pura y dura también tuvimos que enfrentarnos a otros retos, como atravesar un puente a punto de colapsar que se iba derribando a nuestro paso, obligándonos a rectificar la trayectoria para que éste no se derribe bajo nuestros pies y caigamos a un pozo de lava.
Sobre el ya comentado estilo propio, lo cierto es que la labor de doblaje de Jack Black es un acierto, que esperemos no se desvirtúe con el doblaje. Los toques de humor están bien conseguidos, porque hasta para caer en el chiste fácil hay que saber hacerlo con estilo, y en general, a pesar de ser un juego de acción, los diálogos destilan cierto regusto a aventura gráfica a lo ‘Grim Fandango’, con lo que no se puede decir que no se note la mano de Schafer.
Y es que la historia, a pesar de ser totalmente inverosímil, es divertida como pocas, y os puedo asegurar que a pesar de estar en el idioma de Shakespeare, los diálogos y situaciones del juego arrancaron más de una carcajada a los que pudimos probar la demo. Todo en esta iconografía particular encaja, y da lugar a un juego redondo que no defraudará, aunque no os apasione este género musical.
En definitiva, un título más que recomendable, por lo visto a priori, que esperamos analizar a fondo cuando llegue a nuestras manos en rocktubre.
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