Me la voy a jugar con constancia de que quedará para la galería: Nintendo 3DS será un éxito. Insisto, sé que me la estoy jugando mucho porque este artículo permanecerá registrado para la posteridad en este insondable archivo que es Internet, y cualquier podría venir dentro de unos años y echarme mis palabras en cara si fueran erróneas. Pero algo me dice que la compañía de Kyoto va a dar en el clavo con su futura portátil, y de ahí mi riesgo.
Aún no conocemos su precio, ni su fecha de lanzamiento, ni tenemos muy claro cuál sera su competencia mientras Sony no se pronuncia sobre la sucesora de PSP, pero hacía tiempo que una consola aún en la rampa de lanzamiento no despertaba tanta ilusión y alabanzas desde prácticamente todos los frentes. ¿Qué tiene la nueva portátil de Nintendo para haberse convertido en el ojito derecho de la industria?
Para mí, la clave no está en su innovadora apuesta tecnológica, que promete llevar las tres dimensiones a nuestro bolsillo sin necesidad de gafas, ni en el resto de avances técnicos que 3DS traerá consigo, sino en un catálogo que apuesta descaradamente por convencer al jugador más clásico, ese mismo que en cierta medida se ha mostrado descontento con algunas de las decisiones comerciales que Nintendo ha tomado durante esta generación. Una reconciliación en toda regla con la vieja escuela que quedó plasmada excepcionalmente durante el pasado E3, cuando nosotros ya la probamos.
Durante su conferencia de Los Ángeles, la compañía sólo mostró unos cuantos títulos seleccionados, pero el bombazo llegó minutos después, cuando empezaron a anunciarse juegos a mansalva. Sagas legendarias como ‘Street Fighter’, ‘Final Fantasy’, ‘Resident Evil’, ‘Metal Gear Solid’ o ‘Kingdom Hearts’, que sumadas a las licencias propias de Nintendo conforman un catálogo absolutamente envidiable si tenemos en cuenta que a la máquina aún le quedan meses para llegar a las tiendas. Más de setenta títulos a cargo de una veintena de compañías hablan por sí solos.
La Gran N podía haber apostado sin temor por potenciar esos títulos ligeros que tanto éxito le han dado durante esta generación, esos que le han abierto las puertas del gran público y de millones de unidades vendidas sin compasión para sus rivales. Sin embargo, ni una mención a toda esa clase de juegos habitualmente denominados casuales para su nueva criatura, como si después de estos últimos años se hubieran olvidado misteriosamente de ellos.
Es obvio que olvidarse no se han olvidado, y que cuando Nintendo 3DS se ponga a la venta los juegos para toda la familia estarán ahí de nuevo, pero por ahora la compañía prefiere centrarse en promocionar las sagas célebres para convencer al público tradicional. Sumadle a la mezcla el siempre efectivo poder de atracción que ejerce la nostalgia con propuestas como el remake de ‘Ocarina of Time’ o el deseado regreso de ‘Kid Icarus’ y ya tenemos la fórmula redonda. ¿Quién podría resistirse a semejante constelación de estrellas?
La conclusión es que Nintendo sabe darnos lo que queremos, y no se está cortando lo más mínimo a la hora de ponernos los dientes largos. No se trata de un cambio de política comercial de la empresa porque, como ya he dicho, es obvio que los títulos casuales seguirán siendo un pilar importante del catálogo de 3DS; pero sí se trata de un importante viraje en sus estrategias de márketing, que vuelven a tener en su centro de mira al jugón de toda la vida.
Sus gráficos serán imponentes para tratarse de una consola de bolsillo, las pantallas con capacidad tridimensional nos dejarán con la boca abierta, sus dos cámaras serán una delicia y sus posibilidades online serán de órdago, pero lo verdaderamente importante, la clave por la que esta consola es un éxito incluso antes de estar a la venta, está ante todo en esa selección de grandes franquicias que pondrá a nuestra disposición. Porque al final lo importante son los juegos, y una compañía que lleva tantos años en este negocio lo sabe bien. Eso es lo que queremos.
En VidaExtra | Nintendo 3DS, primer contacto
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