El gráfico que encabeza esta entrada, perteneciente a la revista EDGE y publicado en Joystiq, da pie a una interesante reflexión sobre como la progresiva bajada de precio de las consolas a lo largo de su ciclo de vida influye en su ciclo de ventas.
Microsoft siempre ha considerado la cifra alrededor de 200 dólares como el "punto dulce", el precio ideal para una consola de videojuegos. Y recientemente el modelo Arcade ha alcanzado dicha cifra, al cumplirse la rumoreada bajada de precio de la consola Xbox 360.
Así pues el gráfico, como véis, divide las ventas de la consola en cada rango de precios. Las ventas iniciales, a un precio alto, son mucho menores, y como era de esperar, van aumentando a medida que la consola baja de precio. Este gráfico pertenece a las ventas de la primera Xbox en EE.UU., pero casi todas las consolas se comportan igual.
El único caso digno de estudio sería el de Wii. Una consola que no ha bajado de precio en dos años y, a pesar de ello, sigue vendiendo como churros. Y es cierto que, pese a quien pese, muchas de las ventas de Wii se deben a que es la consola de moda, mientras los que se hace con una PS3 se resignan a tener la máquina más cara (y más completa) del mercado, y los que compran una Xbox 360 lo hacen a la caza de una oferta irrepetible.
Y es que como puede verse en el gráfico, a partir de los 200 dólares las ventas se disparan, perteneciendo un 23% de las ventas totales a este precio, un 21% a la rebaja siguiente (180 dólares) y el 42% restante al precio de rebaja final, antes de ser retirada del mercado.
Si hacemos un cálculo sencillo, y sin tener en cuenta márgenes de beneficio, sino ganancia bruta, podemos obtener conclusiones interesantes haciendo un cálculo bastante burdo. Si la consola hubiera vendido solo 100 unidades, 13 de ellas se habrían vendido al precio inicial, reportando una ganancia de 3.930 dólares. Otras 23 se venderían tras la primera rebaja, suponiendo 4.600 dólares más. Con otra pequeña rebaja, se venden otras 21 consolas, que suponen 3.780 dólares, y por último, en la rebaja final se venden 42 consolas, unos 6.300 dólares.
Por tanto, como vemos, al bajar por primera vez de precio la consola no solo se aumentan las ventas, sino que los beneficios obtenidos son mayores que tras la segunda rebaja, ya que en este caso no se vendieron tantas consolas, y encima a menor precio.
Se trata, por tanto, de un ejercicio de ingeniería financiera al que juegan todas las compañías. Encontrar el precio justo para aumentar las ventas de su consola sin rebajar demasiado el margen de beneficios percibidos por cada unidad. Claro que, como ya he dicho antes, este cálculo no tienen en cuenta el descenso de los costes de fabricación y resulta bastante burdo.
Sin embargo, y volviendo una vez más al ejemplo de Wii, esta consola no ha necesitado rebajas. Como muestra, basta ver el siguiente gráfico extraído de VGchartz (el de Nintendo DS es bastante similar):
Tanto Wii como Nintendo DS han elegido su propio "punto dulce" (250 y 150 euros respectivamente) y permanecen ancladas en el mismo, sin que el descenso de ventas natural de la propia curva del ciclo de vida del producto haga necesaria todavía una bajada de precio, y sufriendo los correspondientes repuntes en época navideña.
Y es que la conclusión final es la de siempre. La tecnología siempre bajará de precio, y cada consumidor tiene inconscientemente marcado un precio máximo que está dispuesto a pagar por una consola. Estan los adoptadores tempranos, dispuestos a pagar lo que sea por tener la última novedad, y por otra parte los adoptadores tardíos, que esperan a que la consola tenga un precio inferior, hecho que además suele garantizarles un mejor catálogo, dado que ya habrá transcurrido cierto tiempo en su ciclo de vida.
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