Vamos a dejar por un momento de lado el escándalo, el miedo, la inseguridad y la indignación. El hackeo de Playstation Network nos tiene preocupados a todos, usuarios de PS3 o no, ya que se ha creado un precedente que puede afectar el devenir de toda la industria ¿Qué nos podría hacer esbozar una sonrisa en tan aciagos días?
Desde Italia nos llega un delirante cortometraje sobre estos desafortunados hechos y cómo se los toma demasiado a pecho uno de sus protagonistas. El resultado no tiene desperdicio. Toca esconderse con acopio de provisiones en un lugar seguro y desempolvar nuestras viejas consolas. El fin del mundo ha llegado, y yo con estos pelos.
Recuerdo cuando era un niño y no necesitaba ninguna conexión. Nuestra fantasía era suficiente
Tremendo, por no hablar de la conspiración orquestada por Nintendo y de la entregada interpretación de los actores. No me canso de verlo una y otra vez, la verdad.
Mientras tanto, en el mundo real, la espera sigue su curso. Se desconoce el alcance de lo que está sucediendo, desde las pérdidas totales por parte de Sony a si la desconfianza del usuario de videojuegos retrasará el que hasta ahora parecía un inexorable camino hacia un mundo de distribución digital. Yo por lo pronto ya tengo apiladas unas cuantas latas de atún, me queda encontrar el recóndito lugar donde guardé mi vieja NES. Qué sencilla era la vida entonces.
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