Tengo debilidad por Tom Cruise, he de reconocerlo. El actor se ha convertido en una leyenda del celuloide y películas como Top Gun, Misión Imposible, Nacido el cuatro de julio o Entrevista con el vampiro no hacen otra cosa que catapultar a un artista de leyenda. La vieja guardia de Hollywood que todavía impera.
Quedé prendado en su día por la obra de 1986, gracias a una fabulosa banda sonora con temazos inolvidables, una trama que combina acción con romance y una fuerza visual como pocas veces he visto. Por ello, el DLC de Top Gun: Maverick en Microsoft Flight Simulator es la excusa perfecta para vivir una aventura a la altura de la franquicia.
Instalé el título de Asobo Studio nada más comprar mi Xbox Series X, pero nunca llegué a jugarlo... hasta ahora. Soy un novato y me presento en la academia más exigente del ejército estadounidense. No habré pasado con nota las pruebas, pero desde luego que he disfrutado.
Necesitaremos eso para vivir
Realmente no es que no haya tenido nunca un contacto profundo con la saga Flight Simulator. En su día disfruté de unos cuantos viajes en X-Plane Flight Simulator 7, el cual contaba con un manual independiente para explicar cómo pilotar un Boeing-747 en el puente aéreo de Madrid a Barcelona.
Si bien conseguí hacer esa travesía, lo cierto es que el juego entero fue una enorme advertencia. La cantidad de botones, palancas, luces y cachivaches en cabina era demencial, dejando claro que tocar algo de forma inadecuada podía suponer la línea entre la vida y la muerte.
Por ello, antes de meterme en harina, me lancé de cabeza al tutorial de Microsoft Flight Simulator para así acostumbrarme a los controles básicos. La tentación de lanzarme directamente a la expansión era muy poderosa en mí, pero sabía que si tomaba ese camino estaba destinado al fracaso y a un expediente sancionador en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos.
Subo a bordo de un Cessna 152 o lo que es lo mismo, el avioncillo ridículo que podemos encontrar en Sandy Shores jugando a GTA Online. Sé que en la obra de Rockstar montarse en este aparato es sinónimo de turbulencias locas, pero los primeros pasos consisten en reconocer el interior del aparato junto con las nociones fundamentales.
Sí, por ahora es sencillo, aunque comienza a abrumarme un poco todo. Este es el problema que te encuentras cuando juegas a un simulador y es pensar en que, si debo estar atento a tantas agujas, indicadores y cachivaches en un avión de este tamaño, no quiero ni pensar en todo un caza.
Sin embargo, los miedos salen volando en cuanto despego de la pista. Es todo mucho más sencillo de lo que esperaba, el cielo es sinónimo de libertad, de que la única regla es disfrutar. Utilizo la conexión de streaming de datos del satélite, por lo cual la representación del escenario es fidedigna. Es un gustazo volar y comprendo el por qué del éxito de Microsoft Flight Simulator.
Bienvenido a Top Gun
Ahora sí que sí, me he apuntado a entrar en la Escuela de Armas de Combate en Miramar, California. Pete Mitchell, más conocido como Maverick, ha dejado una estela de leyenda desde su ingreso hace casi 40 años y mi objetivo es estar mínimamente a su altura.
Me tocan nueve semanas de instrucción, las más importantes de mi formación, tal y como me recuerda la instructora Diana Drayer. Los pilotos de caza son algunos de los soldados mejor cualificados de cualquier ejército del mundo y quizás no tenga una vista perfecta, pero voy a darlo todo a bordo del F/A-18E Super Hornet.
Demonios, ha sonado el Top Gun Anthem en el menú y ya tengo erizada la piel, que comience el show del entrenamiento. En primer lugar, me toca realizar un despegue de alto rendimiento aprendiendo a usar la poscombustión y un ascenso sin límites. Está claro que las barreras están para romperlas, pero alucino con la velocidad que alcanzo.
300 nudos frente a los 80 del Cessna 152 y aquello ya parecía rápido. El despegue desde KNFL Fallon NAS no es el mejor de mi carrera y la señorita Drayer se encarga de recordármelo. Me califican con una C tras cometer errores de principiante con el cabeceo. La música es un fiel reflejo de que mi primer paso es muy mejorable.
Claro, ahora es cuando la realidad me golpea y me doy cuenta de que las maniobras que estoy ensayando son la guía de supervivencia de un piloto de caza. Al final, los combates son una posibilidad muy real a la que enfrentarse y no quiero repetir errores que lleven a tragedias como la de Goose.
Toca superar el risco de una montaña a muy poca distancia usando las nubes como apoyo. Por supuesto, termino con una gran y enorme C como nota, reconociendo que no tengo ni pajolera idea de dónde se encuentra la inclinación del caza. Estoy muy perdido y me faltan enseñanzas para saber usar el caza de forma óptima.
Turno de la maniobra de inversión y ahora tengo que creerme el maldito Tom Cruise haciendo un rizo en mitad del aire para evitar al enemigo. Es la última lección, la última clase y debo dar lo mejor de mí. Según escribo estas líneas reconozco que todavía no sé cómo, pero consigo una gran A. La música resuena en los altavoces, soy el rey de los cielos. Estoy listo para lo que sea.
Puro espectáculo a Mach-2
Se acabó la espera, me toca demostrar que he aprendido los conceptos. Curiosamente, las pruebas no son distintas entre ellas, sino que el concepto es básicamente el mismo. Debo volar a la altura más baja que sea capaz de mantener, con la música de Top Gun sonando a todo volumen y llegar a un punto concreto en el menor tiempo posible.
A una altitud más baja y mayor rapidez, más puntos recibo. Todo ello rodeado por unos parajes de ensueño, praderas verdes enormes, bosques hasta donde alcanzan la vista y ríos de agua cristalina. La definición tras la primera prueba es evidente: es una maldita locura.
He disfrutado muchísimo surcando los cielos y es aquí donde se justifica precisamente la actualización gratuita en Microsoft Flight Simulator. Romper la barrera del sonido, que el aire choque contra el caza, peinar las copas de los árboles y sentir que nada te puede parar es increíble. Termino con una B, pero la adrenalina que me recorre el cuerpo es de matrícula de honor.
El resto de pruebas es de un corte similar y las disfruto muchísimo. En todas recibo una B, pero me veo con confianza y comienzo a arriesgar todavía más, con piruetas realmente buenas. Seguramente algún granjero de Virginia Occidental se haya quedado sin sombrero cuando he sobrevolado su rancho a Mach-2.
Está tan bien recreada toda la escena que cuando las fuerzas G comienzan a llegar a números preocupantes, la respiración del piloto se entrecorta. La visión se nubla si no recupero una posición más amable y podría llegar a quedar inconsciente. Recordatorio especial para Alaska, un paisaje nevado brutal. Estos son algunos de mis resultados.
Hasta ahora me lo he pasado pipa, pero al parecer hablábamos de un juego para niños. Me toca afrontar una de las operaciones más arriesgadas de toda la aviación como es aterrizar en mitad de un portaaviones. Para resumir mi experiencia intentándolo, diré que el Secretario de Defensa de los Estados Unidos no se tomó nada bien que uno de sus pilotos estrellase 51 millones de dólares porque no se aclarase con las referencias visuales.
Parezco un cirujano aéreo, hace falta una maestría brutal dominando la nave y me quito el sombrero ante cualquier piloto que logre hacerlo. Ojo, aún queda una sorpresa más y esta viene directamente desde Top Gun: Maverick.
En la cinta de Tom Cruise pudimos ver que se encontraba a bordo de una nave muy peculiar, preparada para un tipo de travesía muy concreta, la cual pilota al principio. Me la he topado en Microsoft Flight Simulator y se trata de un Darkstark experimental. Para que os hagáis una idea, es capaz de hacer vuelos hipersónicos transcontinentales.
Es decir, mi tarea es atravesar desde la costa oeste estadounidense hasta Cabo Cañaveral en el impresionante tiempo de apenas 35 minutos. Una locura que parece sacada de algún viaje del Concorde, aunque evitaremos una tragedia similar. Ya me advierten desde la torre de control de que cualquier movimiento debe estar muy calculado, pues un detalle menor puede desestabilizar toda la trayectoria.
La verdad es que me hace ilusión, ya que el objetivo es llegar tan alto como para poder apreciar la curvatura de la Tierra y la oscuridad del espacio. Mi decepción llega cuando no lo logro y termino incrustado en alguna montaña en mitad del país. Evidentemente, termino expulsado de la academia Top Gun, con un expediente de servicio irregular y la tremenda satisfacción de haber disfrutado de pleno de la mejor experiencia de aviación posible.
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