Ciertas series acaban siendo tan excelentes que logran perdurar en la memoria, sin importar la cantidad de años que pasen. Para algunos espectadores más jóvenes sus favoritas serán muchas que se han producido en los últimos años, pero aquellos que ya sean algo más mayores recordarán Cowboy Bebop, la mítica serie anime espacial neo-noir que se estrenó a finales de la década de los 90.
A lo largo de los 26 capítulos que duró pudimos ver las aventuras de un grupo de cazarrecompensas liderado por Spike Spiegel y cómo estos viajaban de un lado a otro por el espacio. Lo curioso detrás de todo esto es que, más allá de ofrecer un producto de buena calidad, la finalidad principal detrás de su producción era la de dar vida a una serie que pudiese vender juguetes.
Esto se debe a que el proyecto se originó inicialmente con la división de juguetes de Bandai como patrocinador. La compañía quería vender juguetes de naves espaciales a los más pequeños porque estaba convencida de que era lo que más quería el público infantil y se venderían como churros. De hecho, a Shinichirō Watanabe, su director, tan solo se le dio una indicación y fue la de que podía hacer lo que quisiera mientras hubiese naves espaciales.
Se ve que se lo tomó muy a la ligera lo de tener vía libre con tal de cumplir esa regla, ya que no cabe duda de que la serie se alejó demasiado de ese toque más infantil que tal vez buscaba Bandai. Por eso mismo, cuando la compañía vio las primeras imágenes, quedó muy claro que la visión de ambas partes no coincidía en absoluto, de ahí que Bandai decidió desvincularse del proyecto por creer que los juguetes no se venderían jamás.
Debido a esta situación, la serie se quedó en tierra de nadie y hubo un temor en el equipo al parecer que no iba a salir adelante. Fue entonces cuando intervino la empresa hermana Bandai Visual para patrocinarla, dejando de lado la idea inicial de vender juguetes, así que Watanabe pudo seguir adelante con la creación del anime de Cowboy Bebop, convirtiéndola en una serie de aventuras espaciales para adolescentes y también con su toque adulto para atraer a más público.
Desde luego, bien está lo que bien acaba, así que Cowboy Bebop al final cobró vida, nos permitió ver una serie que ha pasado a la historia y fue de lo mejor que le ha pasado en la vida a Shinichirō Watanabe. Sobre todo porque el director japonés llegó a reconocer que la participación de Bandai Visual fue determinante y de no haber sido por ella habría acabado trabajando en la caja de un supermercado.
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