Jugar a un título de From Software te obliga a sacar tu parte más despiadada. No hay ninguna otra opción posible, si tú no golpeas, el enemigo no se va a frenar de ninguna forma hasta aniquilarte. Esto se ha extendido siempre en los Soulsborne de Hidetaka Miyazaki, con historias crípticas, mapas enrevesados y zonas que rozan la injusticia. Sin embargo, Elden Ring alivia la presión constante.
Ya lleváis unas cuantas horas jugadas desde el lanzamiento y os ha quedado más que claro que jefes como Margit siguen pareciendo una montaña que no se puede escalar. Es precisamente con el primer gran jefazo donde se nos da una pista de que Miyazaki ha aprendido abrir la mano y es mucho más amable con el jugador.
Sangre, sudor y lágrimas, pero te echo un cable
El lugar de Gracia más cercano a la niebla para acceder al combate está a apenas unos metros de distancia. No hay monstruos por medio y apenas una pantalla de carga te separa de volver a intentar partirle los morros al guardián de las puertas del castillo. Los que hayáis avanzado más os daréis cuenta de que esta idea se repite a lo largo de las Tierras Intermedias, incluso en las mazmorras secundarias.
Y es que Miyazaki parece haber escuchado lo que para muchos eran críticas feroces y otros entendían que era parte de la idiosincrasia de sus obras. Elden Ring es ciertamente más amable con el novato y con el experimentado en el género, sin excepción. Un destello más de esta idea se puede ver en el sigilo, que no solo sirve para asaltar un campamento y atacar por la espalda a todo bicho viviente.
Es fundamental entender que agacharte y no hacer ruido sirve para esquivar zonas o enemigos a los que no deseas enfrentarte, por el motivo que sea. Están muy por encima de tu nivel o estás harto de tener que matarlos uno a uno para limpiar la zona. También lo podemos ver en el mapa, con los trozos que podemos encontrar para desbloquear las regiones.
Lejos de ser un objeto imposible de averiguar dónde está, aparece marcado rápidamente en el mapamundi para que no tengamos que perder el tiempo dando vueltas sin sentido. El propio Hidetaka Miyazaki explicaba su visión de la dificultad y la idea de que más personas acabarán completando Elden Ring:
"Entendemos que los juegos como los Souls por lo general están asociados con niveles imposibles con altas barreras de entrada, pero tratamos de diseñar los juegos para que el ciclo de intentar superar estos desafíos varias veces sea placentero. Así que esperamos que con Elden Ring y con las nuevas opciones que proporciona, esto sea un éxito. En Elden Ring no tratamos de reducir la dificultad del juego intencionalmente, pero creo que esta vez lo terminarán más jugadores."
Los ejemplos en esta línea son muy extensos. La brújula en la parte superior de la pantalla en todo momento, la posibilidad de colocar balizas y marcadores o los catalejos para poder otear el horizonte. Uno de los casos más extremos es el Rennala, la Reina de la Luna Llena, que permite configurar de nuevo nuestros atributos si no estamos satisfechos o nos hemos equivocado escalando nuestro nivel. Muchos casos como estos son inconcebibles en anteriores Soulsborne.
No te pierdes ni una coma de la historia
Sí, todos nos hemos pasado Bloodborne, Dark Souls y demás, pero no siempre nos hemos enterado de la historia. Con sus más y sus menos, las tramas planteadas por Miyazaki son riquísimas en lore, construcción de personajes y ofrecen un contexto realmente atractivo. Aún así, el responsable se ha empeñado en ocasiones en hacer más difícil seguir el hilo de lo que sucede.
En Elden Ring es prácticamente imposible que no te enteres del núcleo de la historia. El Círculo de Elden, los Sinluz, los semidioses y una infinidad de personajes te aportan la información necesaria. Aquí se acabó el entrar al inventario para leer la descripción de los objetos. Sí, hay algunos que dan unas pinceladas más de trama, pero el peso real como narradores se lo llevan seres como Hegw, Roderika o una fuente de conocimiento tan grande como la que es Sir Gideon Ofnir.
Por si fuera poco, los escenarios muestran realmente el pasado y las consecuencias de lo que ha sucedido en las Tierras Intermedias. Los lugares de Gracia te señalan con sus estelas de luz cuál es el camino a seguir y tú decides si hacerles caso o no. Puede que te encuentres con un NPC inesperado, que no tiene por qué ser clave para entender el argumento, pero le echa esa pizca de sal a un mundo que cuenta con tres finales y que hace lo posible para que lo conozcas.
Esto no deja de ser un Souls
Ojo, a pesar de todo lo mencionado, aquí te vas a comer una sarta de guantazos descomunal. Elden Ring exige mucho por parte del jugador, no descubro nada, pero recurre a cierta dificultad orgánica para que te acomodes. ¿Quieres entrar en esa fortaleza? Ve de frente y contra las tropas apostadas o rodea los muros hasta encontrar una entrada.
¿Ese jefe es muy difícil? Invoca a un aliado o ve a pecho descubierto tú solo contra él. Cada camino que escoges en Elden Ring es bajo tu propia elección y todos terminaremos en el mismo punto. Ninguno es sencillo, pero en From Software han entendido que no todo tiene que ser un cuello de botella para la comunidad. La profundidad de su mundo se entiende también a la hora de abrir el abanico de posibilidades.
Los espíritus que puedes invocar siguen este discurso, ya que son tan vitales en combate que agradecerás muchísimo tener una manada de lobos apoyándote o jefes secundarios, directamente. Elden Ring sigue siendo ese maestro duro, firme e impasible en la mirada, pero esta vez se agacha para levantarte cada vez que te tropieces con la misma piedra.
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