El mundo de Santuario está oficialmente condenado: a diez días de su lanzamiento, Diablo II: Resurrected reaparece con un infernal aperitivo cinematográfico que busca -y consigue- robar una sonrisa a quienes le dedicamos sus buenas horas al clásico ARPG de Blizzard y, en el proceso, hace que nos frotemos las manos.
Una vez más, la intensa purga que llevaremos a cabo mientras investigamos el destino de los demonios mayores Mefisto, Baal y el propio Diablo vuelve a dar pie a una cruzada que, como las propias cinemáticas del tráiler, ha sido restaurada de arriba a abajo a través de un apartado visual completamente remasterizado y todos los contenidos adicionales de Diablo II: Lord of Destruction.
Dicho lo cual, Blizzard adelanta que la jugabilidad original ha sido preservada para la ocasión, con alguna que otra licencia que no le vendrá nada mal a los héroes más temerarios: el alijo personal se ha ampliado e incluso se ha añadido una pestaña de alijo compartido y, ya puestos, se ha rediseñado y actualizado la interfaz.
El Diablo II original es uno de los ARPGs más influyentes de la historia de los videojuegos. Sus clases, su ambientación y su terriblemente adictiva jugabilidad fueron el molde para infinidad de títulos que siguieron su estela con más o menos éxito. Una fórmula atemporal que mucho tendría que torcerse para descarrilar esta edición completa y Resurrected de lo que debe ser: una apuesta segura.
¿No veremos en las mismas que con Warcraft III: Reforged? Muy pronto lo averiguaremos. El mal de Diablo II: Resurrected será desatado en PC, PS4, PS5, Switch y Xbox X|S el próximo 23 de septiembre, y ojo: entre los planes de futuro estará la progresión cruzada, de modo que podremos continuar nuestra partida desde cualquier sistema. Definitivamente, una tentación adicional para este reencuentro.